Orlando Leite, embajador de Brasil: «Es una falacia que productos que no cumplan con las regulaciones europeas accedan al mercado»
Antes de ser Embajador de Brasil en España y Andorra, Orlando Leite Ribeiro ejerció, de 2019 a 2022, de secretario de Comercio y Relaciones Internacionales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil. Diplomático de carrera durante más de 30 años, ha trabajado principalmente en cuestiones comerciales y económicas en Brasilia, Nueva York, Asunción y Washington, D.C. Conversamos con él sobre las implicaciones del acuerdo Mercosur.
Patricia Magaña
El acuerdo es equilibrado y trae beneficios tanto para la Unión Europea como para el Mercosur. Este equilibrio no es solo global, sino también sectorial. En el capítulo agrícola, por ejemplo, se ha concedido mayor acceso a los productos europeos que a los del Mercosur. El 93% de las líneas arancelarias de las exportaciones agrícolas europeas serán completamente desgravadas, cubriendo el 95% de las ventas actuales del bloque al Mercosur. Por otro lado, el 82% de las exportaciones del Mercosur a la UE serán liberalizadas.
Además, el acuerdo reconocerá y protegerá más de 350 indicaciones geográficas europeas, incluidas 58 españolas como Cava, Queso Manchego, Jerez-Xérès-Sherry, Pacharán Navarro, Rioja, Ribera del Duero, Rías Baixas, Jamón de Teruel, Azafrán de La Mancha, Cecina de León y Turrón de Alicante. Asimismo, para productos sensibles europeos, como carne bovina, pollo, azúcar, etanol, miel y arroz, se han establecido cuotas específicas. El acuerdo no flexibiliza los requisitos sanitarios, fitosanitarios ni ambientales. Es una falacia que productos que no cumplan con las regulaciones europeas accedan al mercado, ya que esto no cambia con el acuerdo.
No habrá una explosión ni una invasión de productos del Mercosur en la UE. Los productos más sensibles estarán sujetos a cuotas, y las estrictas normativas europeas seguirán vigentes. Incluso si los países del Mercosur tienen prácticas agrícolas adaptadas a sus características climáticas, como el uso de fitosanitarios específicos, los productos exportados a la UE cumplirán las mismas normas que los producidos dentro de la Unión. No hay diferencias en términos ambientales ni de salud pública.
En las últimas décadas, la UE ha perdido importancia relativa como destino de las exportaciones agrícolas del Mercosur, y este acuerdo podría ayudar a recuperar parte de ese espacio perdido, sin comprometer la producción agrícola europea. Por ejemplo, la cuota de carne de 99 mil toneladas, a alcanzarse en cinco años, representa aproximadamente el 1% del consumo europeo, equivalente a un solo hamburguesa por europeo al año.
– Además de soja y cereales, ¿cuáles son en su opinión las partidas que más crecerán?
Un punto importante es que productos como la soja, los cereales o el café verde, fundamentales para la agroindustria española, también benefician indirectamente a los sectores ganadero y agroalimentario. Brasil es un socio clave para España en el suministro de materias primas esenciales para la alimentación animal. Sin este comercio, los costos de producción ganadera aumentarían significativamente. Es importante aplicar criterios uniformes: si las prácticas productivas brasileñas son válidas para los insumos, también deberían considerarse legítimas para otros productos a menudo objeto de proteccionismo.
– ¿Y con respecto a sus importaciones? ¿Cuáles son las que creen que se verán más incrementadas?
La Comisión Europea ha identificado productos que actualmente enfrentan aranceles significativos y que serán liberalizados, como el aceite de oliva, la malta, el vino, las bebidas espirituosas, el chocolate y los quesos. Además, productos como el cerdo, los cítricos y el cava pasarán a comercio libre. Esto demuestra que, para la agroindustria española, el acuerdo representa una oportunidad comercial significativa.