La intención del Ministerio de Agricultura francés de aprobar un decreto que haga obligatorio el etiquetado de origen de la carne y la leche en algunos productos transformados ha suscitado el rechazo, por ahora, de las organizaciones sectoriales de productores de carne de porcino y de vacuno y de las asociaciones de la industria cárnica.
Polémico proyecto de decreto francés de etiquetado obligatorio de origen de la carne y de la leche
Las organizaciones sectoriales de producción de ganado porcino (Anprogapor) y de ganado vacuno de carne (Asoprovac), junto con las asociaciones de la industria cárnica, Anafric y ANICE y de la Confederación de Detallistas de la carne (Cedecarne) enviaron una carta al secretario general de Agricultura y Alimentación del Magrama, Carlos Cabanas, en el que le expresaban su oposición al citado decreto francés, que establece la obligación de indicar el origen de la carne o de la leche en las etiquetas de los productos transformados que contengan más del 50% de producto.
La negativa a este proyecto de decreto es porque supone un intento claro de renacionalización del comercio, una ruptura del mercado único de la Unión Europea, así como un ataque a la adquisición de carne de otros Estados miembros, al favorecer el producto propio.
Estas organizaciones solicitan a Cabanas que se oponga de entrada a la citada normativa, que también ha sido contestada a nivel interno por la propia industria cárnica francesa, e inste a la Comisión Europea, que ya recibió el proyecto en febrero pasado, a que la someta a consulta del resto de los Estados miembros de la UE.
La intención del Gobierno galo con esta normativa es paliar el descontento de los sectores ganaderos afectados por la crisis de precios de mercado, primando con el etiquetado obligatorio el origen francés de los productos cárnicos o lácteos, frente a los que llegan de otros países.
En el caso de la carne, el proyecto de decreto establece que deberá indicarse en la etiqueta el país de nacimiento, engorde y sacrificio del animal siempre que el producto contenga más del 50% de un solo país. En el caso de la leche, deberá indicarse el país de recogida, el acondicionamiento y transformación llevados a cabo.
En principio, Bruselas no se opuso a que el Gobierno autorizara esta medida, como una más dentro del paquete legislativo para paliar la situación de los sectores productores ganaderos afectados por la crisis en el país vecino, pero siempre después de analizarla en detalle para ver si se ajusta o no a la reglamentación comunitaria, que establece que un Estado miembro podrá adoptar el etiquetado obligatorio de origen si se justifica por razones de salud pública o por interés de los consumidores.
Para las asociaciones españolas de productores y transformadores, el proyecto es incluso más lesivo en cuanto que puede afectar al actual comercio intracomunitario de carne entre ambos países y, además, el Gobierno galo da su apoyo al establecimiento de acuerdos entre los ganaderos y distribución para que se utilice carne solo de origen francés en sus productos transformados.
Por ahora, no ha habido reacción española alguna en cuanto al posible etiquetado de origen de la leche en productos lácteos transformados, puesto que Francia es uno de los más importantes abastecedores de leche líquida y en polvo, así como de quesos y yogures al mercado español. En todo caso, sería un contrasentido comercial y una clara ruptura del mercado único de la UE que ese país obligara a etiquetar el origen en su país y eso mismo, al menos, no se permitiera en España y en el resto de Estados miembros.
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