La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) destaca un descenso del volumen de intercambios comerciales y de la volatilidad en los productos básicos agrícolas, que están pasando por un período de precios más bajos y menos volátiles, según el documento Perspectivas Alimentarias.
Precios de los alimentos más bajos durante un periodo más largo, según la FAO
Tras diversas subidas bruscas de precios entre 2007 y principios de 2011, la mayoría de los precios de cereales y de aceites vegetales siguen una tendencia de constante descenso, indica el documento en una edición especial.
Entre las razones se encuentran los altos niveles de inventarios, los precios del petróleo mucho más bajos y la renovada fortaleza del dólar EEUU, factores ninguno de los cuales parece probable que reviertan a corto plazo, aunque no pueden excluirse vaivenes inesperados, como el impacto de la meteorología adversa sobre las cosechas.
El Índice de Precios de los Alimentos de la FAO, un índice ponderado en base a los intercambios comerciales que hace el seguimiento de los cinco principales grupos de productos de alimentos básicos en los mercados internacionales, cayó a su mínimo de seis años en agosto.
Las nuevas cifras, también publicadas hoy, muestran que subió cerca de dos tercios de punto porcentual desde ese mínimo de agosto, hasta los 165,3 puntos, lo que sigue siendo un 18,9 por ciento menos que el año anterior.
‘La lectura que se deriva es que, estadísticamente, los cambios de comportamiento más recientes prevén un impulso a la baja de los precios con menor volatilidad’, señalan Adam Prakash y Friederike Greb, especialistas en productos básicos de la FAO, en las conclusiones del informe.
La trayectoria de los precios de los últimos años, y la que puede preverse en el futuro, no son iguales para todos los grupos de alimentos. Los precios del arroz tienden a moverse de forma independiente de otros cereales, mientras que los del azúcar siempre han sido volátiles, habiendo perdido y ganado más de la mitad de su valor en más de 12 ocasiones desde 1990.
Los productos cárnicos y lácteos se ajustan a la tendencia general, pero, al tratarse de bienes más perecederos, a menudo lo hacen con un desfase de tiempo.
Los cereales básicos son la base de la tendencia a la baja de los precios, como resultado de varios años de abundantes cosechas en todo el mundo, así como el almacenamiento, que ha hecho llegar las reservas a niveles récord.
Estas reservas preventivas están siendo liberadas lentamente, y es probable que las existencias mundiales de cereales cierren la temporada 2016 en 638 millones de toneladas, cuatro millones de toneladas menos respecto a sus niveles de apertura, según las previsiones en la última Nota informativa de la FAO sobre la oferta y la demanda de cereales.
Mientras tanto, la proyección de la producción mundial de cereales para este año bajó a 2 534 millones de toneladas, seis millones de toneladas menos que el pronóstico del mes pasado y un 0,9 por ciento por debajo del nivel récord de 2014, debido sobre todo a la menor producción de maíz en Estados Unidos, donde los precios han caído a la mitad desde julio de 2012.
Los precios más bajos de los alimentos ‘parecen ser una bendición para la seguridad alimentaria’ y lo son en efecto para las familias que destinan gran parte de sus ingresos a la compra de alimentos, señalan los autores.
De hecho, se espera que la factura mundial de importaciones de alimentos caiga en 2015, situándose a 1,09 billones de dólares EEUU, su nivel mínimo de cinco años, con un descenso de casi un 20 por ciento desde el máximo histórico de 1,35 billones de dólares en 2014. Esa caída, a la que contribuyeron sustancialmente los cereales, productos lácteos, carne y azúcar, fue también alentada por un descenso en los costes de los fletes.
Sin embargo, los autores del informe advierten que a la hora de calcular las ventajas hay también que tener en cuenta que los precios más bajos reducen los ingresos de los agricultores.
Unos márgenes más reducidos para los campesinos rurales tienden a reducir las inversiones en las explotaciones, cuyas deficiencias fueron culpadas en el pasado en gran medida de los bruscos aumentos de precios de la última década.
Los bajos rendimientos pueden además requerir más incentivos para aumentar las inversiones en agricultura y servicios económicos rurales, que van desde el crédito a las carreteras y las instalaciones de almacenamiento.
Flujos comerciales en declive
Mientras que la producción mundial es sólida y los inventarios siguen siendo altos, el volumen de cereales comercializados a nivel internacional está disminuyendo, y las previsiones lo sitúan en torno a los 364 millones de toneladas para la temporada 2015/16 (julio/junio), un 2,9% menos respecto al periodo anterior.
La tendencia a la baja se ve impulsada por el trigo, debido principalmente a las menores importaciones de Asia -especialmente la República Islámica de Irán- y el Norte de África, y por los cereales secundarios, con una menor demanda en Asia, a pesar de que se espera que tanto África como Europa aumenten sus importaciones.
El comercio de yuca, por su parte, se prevé crezca en un 19 por ciento y alcance un máximo histórico, debido principalmente a la demanda de China de una materia prima más barata para los sectores de la alimentación, la energía y la industria.
Los volúmenes comerciales de pescado y marisco también están aumentando. Las oscilaciones de las divisas crean gran incertidumbre en este sector, ya que un dólar fuerte ha convertido a los EEUU en un importante destino para las exportaciones de camarón, mientras que monedas más débiles en otros lugares afectan una serie de sectores que van desde el salmón noruego a los procesadores de pescado chinos que dependen de las importaciones.
Sin embargo, se prevé que la producción total de pescado crezca un 2,6 por ciento este año, impulsada por un crecimiento de la acuicultura que será casi el doble de esa tasa.