La eurodiputada del PP, Esther Herranz, promueve una mayor implicación de los jóvenes agricultores en este sector mediante un Congreso organizado en Bruselas, en el que se ha discutido su situación actual y se han premiado varios proyectos caracterizados por sus propuestas innovadoras.
Una agricultora joven española galardonada en Europa con el premio a la explotación más sostenible
Herranz destacó que “el campo sufre actualmente un problema generacional, ya que la edad media del agricultor europeo es de 58 años, pero tenemos que recordar que este es un sector decisivo para la economía europea y que ofrece muchas oportunidades y posibilidades de empleo, como demuestra el extraordinario trabajo que ya están haciendo muchos jóvenes”.
La eurodiputada riojana subrayó que los jóvenes agricultores están cada vez más formados, como demuestran los 12 proyectos de 16 países diferentes presentados a este tercer Congreso de Jóvenes Agricultores, impulsado por el Grupo PPE en el Parlamento Europeo y organizado por la propia Herranz y por el eurodiputado portugués Nuno Melo, y que ha contado con la colaboración de ASAJA y del sindicato portugués CEJA.
Esther Herranz también aseguró que el Grupo PPE intentará que la UE incluya en su Política Agrícola Común (PAC) más ayudas a los jóvenes agricultores.
La española Alicia Pardo fue la ganadora del premio al proyecto más sostenible por su proyecto de cría de caballos y obtención de leche orgánica de yegua, que es además pionero en España. La explotación agrícola, ubicada en la localidad madrileña de Soto del Real, obtiene una amplia gama de productos elaborados a base de leche de yegua para su uso en la alimentación y la cosmética.
El premio más innovador fue concedido a Portugal, mientras que el premio al mejor proyecto presentado recayó en las delegaciones de Bulgaria y Grecia. El jurado otorgó también una Mención Especial a los proyectos de Rumanía y Croacia.
Por su parte, Paola del Castillo, presidenta de la sectorial Joven de ASAJA, aseguró que “estos premios son importantes porque suponen un reconocimiento social” y pueden contribuir a que se incremente el número de jóvenes que trabajen en el sector agrícola, ya que ahora solo un 7% de los jóvenes europeos menores de 35 años se dedica al campo.