Tras la crisis de la COVID-19 y tal como se anunció en la Estrategia “De la Granja a la Mesa” , la UE tiene la intención de intensificar la coordinación a nivel europeo para garantizar que los ciudadanos no hagan frente a la escasez de alimentos durante las crisis.
La CE adopta un plan de contingencia que garantice el suministro y la seguridad de los alimentos en tiempos de crisis
El plan de contingencia adoptado el viernes 12 de noviembre reconoce la resiliencia general de la cadena de suministro de alimentos de la UE, señala las deficiencias existentes y propone medidas para mejorar la preparación a escala de la UE.
Para ello, la Comisión Europea creará un Mecanismo Europeo de Preparación y Respuesta ante las Crisis de Seguridad Alimentaria (MEPRCSA), un grupo de expertos en la cadena alimentaria, coordinado por la Comisión, para intercambiar datos y prácticas y reforzar la coordinación.
Según la CE, la crisis de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la resiliencia de los sectores agrícolas, pesquero, acuícola y alimentario, que evitó que la crisis sanitaria se tradujese también en una crisis de seguridad alimentaria. Para apoyar a estos sectores, la UE tomó una serie de medidas excepcionales .
La Política Agrícola Común (PAC) y la Política Pesquera Común (PPC), por ejemplo, proporcionaron herramientas para contrarrestar los desequilibrios del mercado o los problemas de tesorería de los productores, señala la CE.
Además, para garantizar la circulación de mercancías y de trabajadores esenciales en el mercado único, la Comisión estableció “corredores verdes” y publicó directrices que permitieron una estrecha coordinación entre los Estados miembros para el cruce fluido de las fronteras.
Nuevas mejoras
La Comunicación publicada reconoce, no obstante, que son necesarias nuevas mejoras en algunos ámbitos para seguir garantizando el suministro de alimentos y la seguridad alimentaria en tiempos de crisis.
Con las crecientes repercusiones del cambio climático y la degradación del medio ambiente en la producción de alimentos, así como los riesgos relacionados con la salud pública, las amenazas cibernéticas o los cambios geopolíticos que amenazan el funcionamiento de la cadena alimentaria, resulta cada vez más pertinente un plan de contingencia de la UE para el suministro de alimentos y la seguridad alimentaria.
Este plan de contingencia, clave para mejorar la preparación de la UE, adopta un enfoque de colaboración entre todas las partes públicas y privadas que integran la cadena de suministro de alimentos.
En el sector privado se incluyen, por ejemplo, los agricultores, pescadores, acuicultores, transformadores de alimentos, comerciantes y minoristas, así como los transportistas y responsables de logística. Las autoridades de la UE, nacionales y regionales también serán fundamentales para este plan.
El propio plan será desarrollado por el Mecanismo Europeo de Preparación y Respuesta ante las Crisis de Seguridad Alimentaria, que pondrá en marcha la Comisión.
El MEPRCSA contará con un grupo de expertos, que reunirá a representantes de los Estados miembros y de algunos países no pertenecientes a la UE, así como a agentes de todas las fases de la cadena alimentaria y un conjunto de normas internas que regulen su funcionamiento.
El grupo se reunirá periódicamente y, en caso de crisis, en un plazo muy breve y con tanta frecuencia como sea necesario.
Se centrará en actividades específicas y en una serie de acciones que deberán completarse entre mediados de 2022 y 2024:
Entre éstas, la CE destaca la prospectiva, evaluación de riesgos y seguimiento, a través de la mejora de la preparación haciendo uso de los datos disponibles (incluidos los relativos a las condiciones meteorológicas, el clima y los mercados); un análisis más detallado de las vulnerabilidades y las críticas de la cadena de suministro de alimentos;
La coordinación, cooperación y comunicación, mediante la puesta en común de la información, buenas prácticas y planes nacionales de contingencia; elaboración de recomendaciones para hacer frente a las crisis; coordinación y cooperación con la comunidad internacional.
Contexto
En mayo de 2020, la Comisión adoptó la Estrategia “De la Granja a la Mesa” y la Estrategia sobre Biodiversidad . Estas dos estrategias, que se refuerzan mutuamente, se presentan como partes centrales del Pacto Verde Europeo para facilitar la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles y tratar los factores fundamentales de la pérdida de biodiversidad.
La Estrategia “De la Granja a la Mesa” anunció varias iniciativas destacadas, en particular, el plan de contingencia destinado a garantizar el suministro de alimentos y la seguridad alimentaria en tiempos de crisis, y la adopción, antes de finales de 2023, de una legislación marco sobre sistemas alimentarios sostenibles, a fin de acelerar aún más la transición hacia un sistema alimentario sostenible.
Según Janusz Wojciechowski , comisario de Agricultura, “nuestra cadena alimentaria mostró una fuerte resiliencia durante la pandemia de COVID-19. Nuestros ciudadanos no hicieron frente a la escasez de alimentos, lo que evitó que a la crisis sanitaria se sumase una crisis alimentaria. A ello contribuyó también nuestra política agrícola común. En tiempos de factores de riesgo cambiantes, debemos estar preparados para futuras crisis que puedan afectar al suministro de alimentos ya la seguridad alimentaria. La seguridad alimentaria seguirá ocupando un lugar central en nuestras políticas. Lograr que nuestros sistemas alimentarios sean más resilientes y sostenibles es sumamente importante. El plan de contingencia presentado garantiza la preparación de la UE y una coordinación exhaustiva entre la UE.”
A su vez, Stella Kyriakides , comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, manifestó que “la Estrategia «De la Granja a la Mesa» es nuestra brújula hacia un sistema alimentario resiliente y sostenible, que pueda funcionar adecuadamente en todas las circunstancias. La respuesta extraordinaria de la UE a la pandemia de COVID-19 nos muestra que la coordinación entre todos los Estados miembros, las instituciones de la UE y las principales partes interesadas es crucial para hacer frente a situaciones de emergencia. El plan de contingencia adoptado nos ayudará a estar mejor preparados ya garantizar el suministro de alimentos y la seguridad alimentaria en tiempos de crisis. Nuestra salud está vinculada a la disponibilidad y calidad de los alimentos que consumen, y nuestros sistemas alimentarios no pueden resistir a crisis como la de la COVID-19 si no son sostenibles.”
Por su parte, Virginijus Sinkevičius , comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, declaró que “la pandemia puso a prueba la resiliencia de nuestra cadena de suministro de alimentos, y vimos que nuestras políticas y nuestro marco legislativo son sólidos. Sin embargo, también vimos dónde se encuentran las vulnerabilidades y que hay margen de mejora en la preparación de nuestro sistema alimentario para que soporte mejor las presiones de los factores y riesgos externos. Nuestro sector de la pesca y la acuicultura tiene que hacer frente a un cierto nivel de dependencia y vulnerabilidad relacionadas, por ejemplo, con las perturbaciones del suministro y de la venta al por menor. El plan de contingencia adoptado garantiza que estamos preparados para hacer frente a posibles perturbaciones y seguir suministrando a los consumidores pescados y mariscos sostenibles.”