Cooperativas Agro-alimentarias ha revisado la cosecha de cereales de la actual campaña de comercialización 2017/18, confirmando una caída del 37,74% respecto a la del pasado año (23,78 Mt), con apenas 15,52 millones de toneladas, e inferior en un 24,46% a la media de los tres últimos.
La importación de maíz grano para atender la demanda interna subirá hasta 7,8 Mt en 2017/18
En maíz grano, que está aún en plena cosecha en la mitad Peninsular, la previsión es de apenas 3,45 Mt, una cantidad inferior en casi un 7% a la del pasado año y un 16,25% inferior a la media de los tres últimos años.
Con este volumen, Cooperativas prevé que será necesario importar 7,8 millones de toneladas de este cereal para cubrir las necesidades de demanda interna de más de 11,2 millones de toneladas. De este volumen, unos 5 millones procederían de países extra-comunitarios, sobre todo Ucrania, y otros 2,8 Mt vendrían desde otros países de la UE, como Francia o Rumania.
No obstante, la actual campaña no será la que más maíz se ha importado, ya que todo ha dependido de la disponibilidad de oferta de otros cereales-pienso. En 2012, por ejemplo, se importaron casi 8 Mt; en 2013, e estuvo cerca de los 8,7 millones, y en 2015, las compras llegaron a casi 7,8 Mt.
Desde que en el año 2014, la producción de maíz grano alcanzase un récord de 4,86 millones de toneladas, las cosechas no han hecho nada más que reducirse, debido a que los precios de venta en origen no compensaban los elevados costes de producción (sobre todo agua para regadío y electricidad). En 2015, la cosecha cayo a 3,98 Mt; un año después fue de casi 3,7 millones y en la actual campaña, donde, además, se han unido a los costes de producción una larga sequía y problemas de disponibilidad de agua para riego, será inferior a 3,5 millones.
La cosecha nacional de maíz grano, según prevé Cooperativas, bajará un 6,6% durante la presente campaña. Los descensos más importantes se darán en Castilla y León, casi un 18% y 193.300 t menos, hasta 885.186 toneladas; en Andalucía, con un 25,2% y 55.838 t menos, hasta 165.500 t; en Castilla-La Mancha, un 13,5% y casi 45.000 t menos, hasta 287.587 t; en Navarra, con un 4,4% y 8.570 t menos, hasta 187.726 t, y en La Rioja, con un 41,3% y 2.728 t menos, hasta 3.872 toneladas.
En cambio, aumentará en Extremadura, un 15,7% y en 77.785 t, hasta 574.125 t, y en Aragón, un 6,75% y en 48.514 t, hasta 767.215 toneladas, manteniéndose en Cataluña, con un leve recorte del 0,22% y de 847 t, hasta 383.669 toneladas. En el resto de CC.AA. productoras habrá un descenso del 25,23% y de 55.838 t, hasta sumar 165.500 toneladas.
La superficie de siembra bajó ligeramente un 2,34% y en 8.320 hectáreas, hasta situarse por debajo de las 350.000 ha, con caídas en todas las CC.AA. en mayor o menor medida, salvo en Aragón, donde se han incrementado un 18,6%, hasta 85.246 hectáreas.
En superficie, la Comunidad donde más se ha reducido ha sido en la primera productora, Castilla y León, que habría sembrada un 8,81% y 9.500 ha menos, bajando de las cien mil hectáreas (98.354 ha)., seguido de Extremadura, con un 7,5% y 3.704 ha menos; hasta 45.930 ha; Andalucía, con cerca de un 14% y 2.878 ha menos, hasta 17.816 ha; Castilla-La Mancha, un 5,6% y 1.433 ha menos, hasta 24.167 hectáreas, etcétera.
Los rendimientos medios (kg/ha) de este cultivo debido a la sequía y a la falta de suficiente agua para riego se prevé que bajen, según Cooperativas, en un 4,33% y en 450 kg/ha, pasando de los 10.400 kilos/ha de 2016 a los 9.950 kg/ha este año. Este descenso se centrará en Andalucía (-12% y 1.500 kg/ha menos, hasta 11.000 kg/ha); Castilla y León (un 10% y 1.000 kg/ha menos, hasta 9.000 kg/ha); Castilla-La Mancha (-8,4% y 1.090 kg/ha menos, hasta 11.900 kg/ha de media); Aragón (-10% y 1.000 kg por hectárea menos, hasta 9.000 kg/ha, etcétera.
Solo en Extremadura se espera un incremento de los rendimientos, con un alza importante del 25% y de 2.500 kg/ha respecto al pasado año, que estuvo muy afectado por las tormentas y las inundaciones en los campos en los meses de verano, previéndose unos 12.500 kg/ha de media, el rendimiento medio más alto de toda España.
Muy mala cosecha
En términos generales, nos encontramos, según Cooperativas Agro-alimentarias, ante una de las cosechas de cereal más bajas de los últimos años. Ligeramente superior a la del año 2012 (15,45 Mt), y solo por encima de las del año 2005 (11,4 Mt); 1995 (11,2 Mt), 1994 (14,8 Mt) y 1992 (14 Mt) en los últimos 27 años (periodo 1990-2017).
Por especies, en trigo blando, la previsión de cosecha nacional es de apenas 3,51 Mt, con un descenso del 49,28%; de trigo duro, 1,1 Mt (+0,69%); de cebada, 5,61 Mt (-41%); de avena, 1,07 Mt (-26,75%); de centeno, 0,15 Mt (-63,46%) y otros cereales (triticale, sorgo…), 0,6 Mt (-5,79%).
La combinación de sequía y calor afectó a la casi totalidad de las CC.AA., pero sobre todo a Castilla y León, la primera productora de cereal de España, que también se vio muy afectada (incluso más que por sequía en sus secanos) por las heladas tardías de finales de abril, que tuvieron unos efectos devastadores. En esta Comunidad, la producción cerealista se prevé un 61% inferior a la de 2016, con apenas 3,44 Mt, lo que supone también un 52% menos que la media de las tres campañas anteriores.
La comercialización del grano está siendo bastante compleja, debido a la existencia de problemas logísticos importantes.
Dudas sobre la calidad de la cosecha europea
Por otra parte, los nuevos datos del COPA-Cogeca sobre la producción de cereales y oleaginosas confirman que ésta repunta en 2017, a pesar de los fenómenos meteorológicos extremos, pero preocupa la calidad delgrano.
Estos datos fueron obtenidos, tras las reuniones de los Grupos de Trabajo «Cereales» y «Oleaginosas» del COPA-Cogeca.
El presidente del Grupo de Trabajo Cereales, Max Schulman, afirjó que «este año se espera que la cosecha de cereales de la Unión Europea aumente un 0,4 % respecto a los niveles alcanzados el año pasado, para situarse en 297 millones de toneladas.
Sin embargo, muchos países han tenido condiciones climáticas extremas este año, desde heladas a sequías. En España y Portugal no llueve desde hace meses, mientras que Irlanda y los países bálticos han sufrido fuertes precipitaciones e inundaciones.
Estas condiciones tan variables afectarán a la calidad de la producción de la UE. Nos preocupa en especial la calidad de los cultivos en los países nórdicos – Suecia y Finlandia – donde la cosecha aún no ha terminado debido a las fuertes lluvias. Los productores siguen estando atrapados entre los bajos precios y los elevados costes de producción, señaló Schulman».
«Además del desafío del cambio climático, a los productores les preocupa, y mucho, afirmó el presidente del GT, la supresión gradual de muchos productos fitosanitarios, como el glifosato o la prohibición del utilizar productos fitosanitarios y fertilizantes en las superficies de interés ecológico (SIE), lo que resultará en un incremento de las zonas en barbecho durante la próxima campaña» añadó Schulman.
Oleaginosas
Por su parte, Arnaud Rousseau, pesidente del Grupo de Trabajo «Oleaginosas» del COPA-Cogeca destacó que «según las estimaciones, la producción de oleaginosas de la UE será un 2 % superior a la del año pasado. Se alcanzarán los 32,4 Mt, a pesar de las condiciones meteorológicas adversas.
La producción de colza de la UE registra un incremento del 3,6 % y alcanza los 21,3 Mt, garantizando a los ganaderos europeos la posibilidad de incorporar suficientes proteínas en la dieta de sus animales. El aumento de la superficie de colza se explica por el poco interés económico de la producción de cereales y sus bajos precios, según Rousseau.
Las condiciones climáticas extremas también han afectado a la producción de soja, que no aumenta a pesar de una expansión de las superficies del 5 %. Los productores han tenido también problemas con la siembra del próximo cultivo, la sequía y el exceso de precipitaciones están limitando la superficie cultivable de cara a la próxima campaña».
Asimimismo, el presidente de este GT añadió que «estamos satisfechos con la línea de diálogo abierta con los eurodiputados y la DG AGRI con el fin de establecer una estrategia a largo plazo para las proteaginosas. Se trata de asegurar el abastecimiento alimentario, mantener la masa crítica y contribuir a una producción sostenible de proteínas. Instamos a todas las partes interesadas de la cadena alimentaria y de los piensos a sumarse a este esfuerzo», afirmó Rousseau.
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