El viñedo castellano-manchego ya está empezando a sufrir las consecuencias de las altas temperaturas y de la falta de agua, por lo que se ha adelantado una semana la recolección de las variedades más tempranas como Chardonnay, Sauvignon blanc o Moscatel. Desde Asaja Castilla-La Mancha avanzan también una reducción de la cosecha por encima del 15-20% inicialmente estimado por la organización.
La ola de calor condiciona la vendimia y mermará la producción en Castilla-La Mancha y Extremadura
“El calor de la última semana afecta negativamente a la uva, la daña y, en estos días, ya hemos visto aumentar el contenido en azúcar, hasta tres y cuatro grados Baumé en estas variedades”, obligando a los viticultores a adelantar la vendimia para recolectar las uvas en su momento óptimo, explica José María Fresneda, secretario general de Asaja Castilla-La Mancha.
Tantos días de calor, ha asegurado el secretario general, “no solo afecta a las variedades tempranas, sino también a todo el viñedo en general, tanto al secano como al regadío. De hecho, ya se está dejando notar una bajada en los rendimientos de producción en blancos y también en tintos y, consecuentemente, mermará la producción final”.
Aunque aún es pronto para evaluarlo, la organización agraria estima que habrá aún más merma en la cosecha que, según las primeras previsiones que ofreció su Sectorial Vitivinícola, ya se situaba en torno a un 15 y un 20% menos que la campaña anterior.
En Extremadura, UPA-UCE también calcula bajadas de producción debidas a la sequía del 50% en el caso de la uva tinta y del entre el 30 y el 40% en la blanca. “A pesar de esta reducción, tenemos una calidad excepcional y unos grados inusuales para la fecha. Las temperaturas nocturnas han sido más frías con respecto al día y eso ha favorecido la maduración de las viñas”, explica la responsable del vino de UPA-UCE Extremadura, Catalina García.
Sin embargo, la organización denuncia la “pésima” tendencia de precios que arrastra la uva desde las últimas tres campañas, unas cifras bajísimas que están llevando a los productores a una ruina segura. «Estamos esperando a que de una vez se calculen los costes de producción y no se permita vender la uva por debajo de ese precio. Por su parte, la AICA también tiene que hacer su labor correspondiente y no permitir que ninguna bodega pague unos precios por debajo de costes”, concluye García.