Un estudio del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona (CED-UAB) alerta del grave problema demográfico que afecta a unos 4.200 municipios por falta de población y de la necesidad de tomar medidas urgentes para garantizar su supervivencia. De ellos, 1.840 han sido identificados como espacios rurales en riesgo de despoblación irreversible.
La supervivencia demográfica de más de 4.000 pueblos españoles pende de un hilo
El estudio “La sostenibilidad demográfica de la España vacía” publicado por el Centro de Estudios Demográficos de la UAB en la revista “Perspectives Demogràfiques” alerta del grave problema de despoblación que afecta a unos 4.200 municipios de España y de la necesidad de tomar medidas urgentes para garantizar su supervivencia.
“En los últimos años las causas demográficas de la despoblación rural han cambiado significativamente. La emigración ha perdido fuelle y han cobrado más importancia las pérdidas de población por una natalidad muy baja y una mayor mortalidad por envejecimiento, pero el escenario se ha agravado y presenta ya un serio problema de sostenibilidad demográfica”, explica Joaquín Recaño, profesor del Departamento de Geografía de la UAB e investigador del CED.
“Una vez que los efectos de la crisis económica han diluido la ilusión de la inmigración como panacea para resolverlo, la cruda realidad nos ofrece un espacio que se debate entre la necesidad de una transformación radical y el riesgo de extinción” añadió el autor.
El 60% de los municipios españoles tiene menos de 1.000 habitantes, ocupa el 40% de la superficie del país pero apenas concentra el 3% de población. El autor del estudio los ha analizado para estudiar los factores que dibujan el panorama demográfico actual. En total ha identificado 4.925 municipios, caracterizados por una gran heterogeneidad.
El envejecimiento, la emigración y la proximidad a espacios más poblados han marcado, por este orden, las diferencias demográficas entre ellos. Los del Sur de España y los colindantes a la costa mediterránea y a la atlántica gozan de estabilidad demográfica. Suponen un 15% del total de la muestra -725- y aumentaron su población entre 1981 y 2016. Por el contrario, los casi 4.200 restantes, situados en el centro y norte del país, han visto reducida su población desde principios de la década de los ochenta del siglo pasado.
Un análisis más detallado de los casi 5.000 municipios muestra el desigual impacto del envejecimiento, la desnatalidad -falta de nacimientos- y la escasez de mujeres en los tramos centrales de su pirámide demográfica, lo que permite establecer tres tipologías bien diferenciadas:
– Espacios rurales de resiliencia demográfica: 1.463 municipios. Localizados en la periferia de la Meseta, de mayor tamaño, mayores densidades y menor impacto de la emigración. Con una cierta estabilidad demográfica.
– Espacios rurales de emigración: 1.622 municipios. Ubicados en una altitud elevada, con 175 habitantes de media, pérdida de población, número importante de residentes masculinos, relativo envejecimiento y alto impacto de la emigración.
– Espacios rurales en riesgo de despoblación irreversible: 1.840 municipios que pueden llegar incluso a la extinción demográfica. Media de 110 habitantes, máxima altitud, muy baja densidad, severo envejecimiento y muy elevada emigración femenina.
La España vacía
“El análisis de las estructuras demográficas de estos espacios nos muestran datos muy contundentes del problema que afecta a los municipios de la España vacía y condicionan su futuro. En los dos últimos grupos estudiados, su supervivencia está en juego”, señala Joaquín Recaño. “Los que están en riesgo de despoblación irreversible son los que tienen las tasas de natalidad más bajas, las más altas de mortalidad, una mayor emigración neta y la menor atracción de la inmigración exterior”, añade.
Los municipios con peores perspectivas de futuro –segundo y tercer tipo de espacios rurales- se localizan en las áreas circundantes de Madrid. Especialmente Castilla-León, con todas sus provincias implicadas en mayor o menor grado y Castilla-La Mancha, con una situación de insostenibilidad demográfica en los municipios más pequeños de Guadalajara y Cuenca. También destacan Aragón, con especial protagonismo de Teruel y, finalmente, La Rioja.
Por el contrario, los que presentan una mayor resiliencia demográfica se hallan en las provincias del Valle del Ebro, el espacio al sur que une Cáceres yToledo, la montaña pirenaica y las regiones mediterráneas.
“Asturias y Galicia no han podido ser estudiados porque los datos agregados municipales no permiten constatar la verdadera dimensión de los problemas demográficos de sus zonas rurales caracterizadas por un poblamiento disperso”, aclara el investigador.
El espejismo demográfico de la inmigración
El fenómeno de la inmigración extranjera surgido en los años de bonanza económica ha pasado de puntillas por la mayoría de las áreas rurales españolas. El conjunto de los municipios analizados ha captado sólo el 1,85% de los inmigrantes, un valor incluso menor del peso que representa su población en España (3,1%).
“Su comportamiento ha generado un espejismo demográfico y los datos analizados nos indican que muchos de los que llegaron a los municipios con más problemas demográficos han vuelto a irse, probablemente al experimentar los mismos factores que expulsan a la población autóctona”, señala Joaquín Recaño.
La llave de la supervivencia
Las perspectivas de futuro de los municipios estudiados varían según las áreas geográficas. En algunas zonas, su capacidad para adaptarse y superar las dificultades va ligada a actividades económicas relacionadas con el turismo rural, las segundas residencias o los recursos ligados al territorio y, en menor medida, al mantenimiento de unos mínimos de población.
Pero la mayor parte no pueden retener a los habitantes más jóvenes, especialmente a las mujeres, y no son especialmente atractivos para los potenciales inmigrantes.
“Este grupo de población es el único que puede enderezar la maltrecha situación demográfica actual de la población rural, la llave de su supervivencia”, indica el investigador, “pero no se atisban cambios en esa dirección si no se potencia la inversión pública que fomente su establecimiento y arraigo en el territorio”.
“Buscar soluciones al problema pasa por tener en cuenta la heterogeneidad de los municipios, evaluar rápidamente los factores que explican esta variedad e identificar aspectos que favorezcan su supervivencia demográfica y económica”, concluyó Recaño.
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