Agricultores llegados de diversas partes de la Unión Euopea se reunieron con el comisario de Salud Pública y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukatis (en el centro de la foto) para avisarle del gran coste que tendrían que pagar los agricultores y consumidores de la UE si no se renovara la autorización del herbicida que contiene la materia activa glifosato.
Los agricultores advierten del gran coste a pagar si no se renovara la autorización del glifosato en la UE
Guy Smith, agricultor del Reino Unido y miembro de la organización NFU declaró que «el glifosato es el herbicida que más se utiliza en la Unión Europea. Llevo 40 años utilizándolo en mis tierras para producir cereales de calidad para uso panificable. En particular, el uso anterior a la cosecha es el que asegura la calidad panificable más elevada y abarata los costes, al tiempo que reduce las emisiones de CO2 en comparación con el secado del cultivo después de la cosecha.
La pérdida del glifosato supondría, añadió Smith, sólo para la economía del Reino Unido, unos 630 millones de euros al año y nos restaría competitividad frente a los agricultores de los países no comunitarios que tienen un buen acceso a estos productos.»
Apoyando esta declaración, el agricultor francés Christian Durlin de la organización FNSEA, declaró que «el glifosato me permite cosechar en el momento apropiado y conseguir una producción óptima para atender la demanda de alta calidad que se requiere para las exportaciones y para seguir siendo competitivo.
Y esto, añadió Durlin, es particularmente importante, en vista de la creciente volatilidad del mercado y la extrema variación de las incidencias climáticas que estamos experimentando últimamente».
Examinando la cuestión del coste para el medio ambiente, el productor finlandés de cultivos herbáceos Max Schulman, de la organización MTK, insistió: «Vengo utilizando la técnica de siembra directa (sin labranza), que es una práctica agrícola sostenible, desde 1992 para producir cebada para malta; lo cual puedo hacer de manera rentable mediante el uso del glifosato, para mantener mis suelos en buenas condiciones.
Junto con los cultivos intermedios, añadio Schulman, esta práctica es una herramienta importante para impedir la erosión del suelo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El agricultor alemán Bernhard Conzen, de la organización DBV continuó haciendo hincapié en la importancia del glifosato para la rotación de cultivos y para mantener las tierras en buenas condiciones.
«Me permite plantar las remolachas en primavera directamente después de un cultivo intermedio e impide la erosión del suelo», dijo Conzen, quien añadió que «sin él, tendría que utilizar unos 20 o 30 litros más de gasóleo por hectárea para la labranza mecánica de las tierras y dedicar unas 15 a 18 horas más por hectárea para realizar el mismo trabajo».
Resumiendo, el secretario general del Copa y de la Cogeca, Pekka Pesonen, insistió en que «a raíz del mandato que nos han dado por unanimidad todos los miembros del COPA y de la Cogeca, pedimos la prolongación de la aprobación del glifosato durante los próximos 15 años.
Los agricultores necesitan productos rentables y sostenibles que les permitan producir una alimentación sana, fiable y a precio abordable. Apoyamos el trabajo de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA/EFSA), que ha realizado una evaluación positiva del glifosato, que debería tenerse en cuenta.
Por consiguiente, instamos, añadió Pesonen, a los Estados miembros a que voten a favor de la autorización, porque “sin glifosato se estaría amenazando la vida de los agricultores y se pondría en peligro la producción alimentaria, porque no existen alternativas».
Bruselas se enreda
La Comisión Europea (CE) planteó renovar entre 12 y 18 meses el permiso para comercializar productos fitosanitarios que contengan glifosato, sustancia activa de herbicidas, en los países de la Unión Europea, a los que ha solicitado pronunciarse sobre la propuesta este lunes 6 de junio.
El comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, propuso una prolongación de 12 hasta 18 meses, según indicó en una rueda de prensa, tras informar al Colegio de Comisarios de la UE sobre el estado de las conversaciones con los Estados miembros sobre el dossier del glifosato.
Andriukaitis pidió que el Comité de Expertos de este lunes 6 de junio, que se reúne para discutir el asunto una vez más, vote sobre la base de una extensión limitada de la aprobación actual», hasta que la Agencia Europea de Químicos (ECHA) que es sgún Andriukaitis quien tiene la última palabra, emita su informe sobre el asunto y «despeje las dudas que quedan».
El comisario indicó que en caso de que no haya acuerdo, «habrá que llegar hasta el Comité de Apelación y, si no, la CE tendrá que decidir cómo avanzar».
El comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria recalcó que “los Estados miembros ya no tendrán elección, pues la autorización expira el 1 de julio. Y si no hay una extensión, tendrán que retirar las autorizaciones de productos contra plagas que contengan glifosato de sus mercados», añadió. Aunque, dijo Andriukaitis,»la espectativa es tener mayoría y que todos los Estados miembros lo asuman su responsabilidad.
El pasado 19 de mayo, fueron las reservas de Italia, Alemania y Francia las que obligaron a aplazar el voto sobre este asunto, que iba a tener lugar en el Comité sobre Plantas, Animales, Alimentos y Piensos de la UE (y eso que la votación había sido ya pospuesta una primera vez en marzo).
El comisario admitió que, «por el momento, aunque son mayoría los Estados miembros que están a favor de la renovación, no se ha alcanzado una cualificada, a pesar de los esfuerzos de la CE para acomodar las peticiones y preocupaciones de varios gobiernos nacionales, así como del Parlamento Europeo», que pedía rebajar a siete años la renovación, frente a los quince que pedía la Comisión.
Autorización nacional
«Algunos países, añadió, han sido reacios a adoptar una posición. Y Creo que es importante aclarar que una vez que se aprueba o renueva una sustancia activa a nivel de la UE, corresponde a los Estados miembros autorizar los productos finales, los propios pesticidas y herbicidas que llegan a sus mercados”.
El comisario dejó claro que los países «no están obligados» y que «los que no quieran utilizar productos basados en glifosato pueden restringir su uso, por lo que no necesitan escudarse en la decisión de la CE».
Andriukaitis señaló que “el procedimiento de autorización de la UE de pesticidas es el más estricto del mundo, se tarda años en realizar evaluaciones científicas antes de que se apruebe una sustancia activa se apruebe o renueve a nivel de la UE».
Más allá de «estas medidas inmediatas», añadió, la Comisión Europea está preparando «una segunda decisión» para revisar las condiciones del uso del glifosato. Y en ella recomendará la prohibición del coformulante (principio no activo en pesticidas) PAO-taloamina en los productos que usan glifosato; minimizar el uso de esta sustancia activa en parques públicos, terrenos de recreo para niños y jardines, así como minimizar el uso de glifosato antes de las cosechas (pre-cosecha)..
A pesar de la opinión negativa de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer y de la Organización Mundial de la Salud, que lo incluyó en su lista de posibles cancerígenos, el pasado noviembre la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA-EFSA) concluyó que no hay evidencias científicas del vínculo entre el glifosato y esa enfermedad.
Por su parte, la organización conservacionista, Greenpeace, pidió a la CE «la aplicación de estrictas restricciones para limitar la exposición humana» a esta sustancia, y lamentó que sea cual sea el tiempo de prolongación del permiso «la misma cantidad será rociada» en parques o cultivos y «los niveles de glifosato en nuestro cuerpo no cambiarán».
Foto: COPA-Cogeca. En el centro el comisario europe de Salud Pública y Seguridad Alimentaria, Vynetis Andriukaitis.