El índice de precios de los alimentos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) registró en abril pasado su onceavo aumento mensual consecutivo, con el azúcar a la cabeza y los cereales manteniendo su tendencia al alza.
Los precios mundiales de los alimentos básicos del Índice FAO siguieron escalando en abril por onceavo mes consecutivo
El Índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en un promedio de 120,9 puntos en abril, un 1,7 % más que en marzo y un 30,8 % por encima del nivel registrado en el mismo mes del año pasado.
El índice, que hace un seguimiento mensual de los precios internacionales de los productos alimenticios más comercializados, alcanzó su nivel más elevado desde 2013, aunque en términos nominales, se sitúa todavía un 12 % por debajo de su máximo histórico de febrero de 2011.
El índice de precios del azúcar se incrementó un 3,9 % durante dicho mes y alcanzó unos niveles casi un 60 % superiores a los registrados en abril de 2020, debido a la inquietud por el lento avance de la cosecha en el Brasil y a los daños causados por las heladas en Francia, que agravaron las preocupaciones sobre una escasez de suministros mundiales.
El índice de precios de los aceites vegetales subió un 1,8 % en abril, debido al aumento de las cotizaciones internacionales del aceite de palma por el temor a que el crecimiento de la producción en los principales países exportadores fuera más lento de lo previsto. Asimismo, los valores del aceite de soja y de colza se incrementaron todavía más, mientras que los precios del aceite de girasol se contrajeron moderadamente.
El índice de precios de la carne aumentó un 1,7 % respecto de su valor en marzo, debido a la fuerte demanda de Asia oriental, que sostuvo las cotizaciones de las carnes de bovino, ovino y porcino. Los precios de la carne de aves de corral se mantuvieron estables, lo que refleja en general el equilibrio en los mercados mundiales.
El índice de precios de los cereales subió un 1,2 % en abril, invirtiéndose así el descenso transitorio de marzo, y se situó un 26 % por encima del valor de abril de 2020. Los precios del maíz aumentaron un 5,7 % -hasta alcanzar un nivel un 66,7 % superior al del año precedente-, impulsados por intenciones de siembras menores de lo previsto en los Estados Unidos de América, así como por la preocupación por las condiciones de los cultivos en ese país y en la Argentina y el Brasil. Los precios internacionales del trigo permanecieron por lo general estables, mientras que las cotizaciones del arroz, la cebada y el sorgo se redujeron.
El índice de precios de los productos lácteos registró un incremento del 1,2 % respecto a marzo, en razón del aumento de las cotizaciones de la mantequilla, el queso y la leche desnatada en polvo debido a la sólida demanda de importaciones en Asia.
Oferta y demanda de cereales
Asimismo, la FAO publicó sus previsiones actualizadas en su nueva Nota informativa sobre la oferta y la demanda de cereales.
La producción mundial de cereales en 2020/21 se prevé que termine alcanzando 2.767 millones de toneladas, un 2,1 % más que en el año anterior.
Por su parte, la utilización mundial de cereales se cifra en 2. 783 Mt, lo que supone un aumento del 2,7 %, impulsado por los cereales secundarios, debido principalmente a su uso mayor de lo previsto como pienso en China y los Estados Unidos.
Esto hizo que la FAO revisase a la baja su pronóstico sobre las reservas mundiales de cereales al cierre de las campañas de 2021 (30 de junio de 2021), hasta 805 Mt, lo que representa una disminución del 2,3 % respecto de sus niveles de apertura (stocks iniciales), debido a la probable reducción de las existencias de maíz en China y en Estados Unidos. Se prevé que la relación entre las reservas y la utilización mundiales de cereales se sitúe en el 28,3 %, el nivel más bajo de los últimos siete años.
De acuerdo con los pronósticos, el comercio mundial de cereales en 2020/21 alcanzará los 467 Mt, una expansión interanual del 5,9 %, con el crecimiento más rápido previsto en relación con los cereales secundarios, seguidos del arroz y, por último, el trigo.
Algo mejor en 2021/22
La FAO dio, asimismo, sus primeras previsiones sobre la oferta y la demanda de trigo en la próxima campaña de 2021/22, que se inicia el próximo 1 de julio, y en la que pronosticaban una producción de 778,8 Mt, es decir, un 0,5 % más de lo estimado para 2020, debido fundamentalmente al aumento anual del 6 % previsto en la producción de la Unión Europea.
Se vaticina que la utilización de trigo aumente un 0,9 % en la nueva campaña, hasta los 770 Mt, mientras que las previsiones preliminares apuntan a un crecimiento de las reservas mundiales de trigo del 3 %, hasta alcanzar un nivel récord de 293 Mt al cierre de las campañas de 2022, impulsado por la expansión de las existencias en China, aun cuando en el resto de Asia y África estas podrían registrar sus niveles más bajos desde 2012/13.
Se prevé que el comercio mundial de trigo en 2020/21 (julio/junio) se contraiga un 1,8 % interanual hasta los 185 Mt, con expectativas de una reducción de los envíos procedentes de Australia, Canadá, Estados Unidos y Rusia, que contrarrestará con creces el crecimiento de las exportaciones de Argentina y la UE.
Las perspectivas iniciales para la producción mundial de cereales secundarios en 2021 indican un probable aumento por tercer año consecutivo, impulsado por el incremento de la superficie sembrada previsto en el Brasil, China, los Estados Unidos de América y Ucrania, así como la recuperación de los rendimientos en la UE.
También se prevé un incremento considerable de la producción en Sudáfrica y los países vecinos.
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Foto: Caña de azúcar en Nigeria (www.fao.org).