Los precios mundiales de los productos alimenticios alcanzan en noviembre su nivel más elevado en casi seis años, según el Índice de Precios de los alimentos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Los precios mundiales de los alimentos básicos escalaron en noviembre a su nivel más alto en seis años
Por otro lado, la FAO volvió a recortar sus estimaciones sobre las cosechas de cereales en la actual campaña 2020/21 e informó también de que existen en estos momentos un total de 45 países que necesitan asistencia alimentaria exterior.
Los precios mundiales de los productos alimenticios aumentaron bruscamente en noviembre ubicándose en su nivel más elevado en casi seis años, de acuerdo con un informe de referencia de las Naciones Unidas publicado este jueves 3 de diciembre.
El Índice de Precios de los Alimentos de la FAO registró un promedio de 105 puntos durante el mes de noviembre, es decir, un 3,9 % más que en el mes anterior y un 6,5 % por encima de su valor de ese mes de 2019.
Además, el aumento mensual fue el más pronunciado desde julio de 2012 y situó a este índice de referencia en su nivel más elevado desde diciembre de 2014, según la FAO, que hace un seguimiento mes a mes de los precios internacionales de los productos alimenticios más comercializados a escala mundial. Todos sus subíndices de alimentos básicos aumentaron en noviembre pasado.
Así, el índice de precios de los aceites vegetales de la FAO subió un “impresionante” 14,5 % durante dicho mes, impulsado por continuas subidas de los precios del aceite de palma, ligadas a una acusada contracción de las existencias mundiales.
Por su parte, el índice de los precios de los cereales de la FAO aumentó un 2,5 % desde octubre y se situó, en promedio, un 19,9 % por encima de su valor de noviembre de 2019. En el caso del trigo, los precios para la exportación aumentaron, como resultado del empeoramiento de las perspectivas para la cosecha en la Argentina, al igual que los precios del maíz, debido a las expectativas de una disminución de la producción en Estados Unidos y en Ucrania, así como a cuantiosas compras de China. Los precios internacionales del arroz, por su parte, se mantuvieron estables durante el mes.
El índice de precios del azúcar de la FAO aumentó en un 3,3 % respecto del mes pasado, ante las crecientes expectativas de un déficit de producción mundial en la próxima campaña de comercialización, dado que las perspectivas para las cosechas en la Federación de Rusia, Tailandia y la Unión Europea empeoraron debido a las condiciones meteorológicas desfavorables.
El índice de precios de los productos lácteos de la FAO se incrementó, por su parte, en un 0,9 %, aproximándose al nivel más elevado de los últimos 18 meses, en gran medida a causa de la subida de los precios de la mantequilla y del queso, así como debido al aumento repentino de las ventas al por menor en Europa, en un período de baja estacional de la producción lechera en esta región.
Por último, el índice de precios de la carne de la FAO aumentó un 0,9 % desde octubre, aunque sigue estando un 13,7 % por debajo de su valor de hace un año. Aumentaron los precios de las carnes de bovino, ovino y cerdo, mientras que los de la carne de aves de corral disminuyeron.
Menor producción mundial de cereales en 2020
La FAO rebajó aún más su estimación inicial sobre la producción mundial de cereales en la campaña 2020/21, que en la actualidad es de 2.742 millones de toneladas, cifra que sigue siendo un récord y que se encuentra aún un 1,3 % por encima de la producción del año pasado.
Los nuevos pronósticos publicados en la Nota informativa de la FAO sobre la oferta y la demanda de cereales apuntan a una producción mundial de cereales secundarios de 1.470 Mt, mientras que la producción de trigo estaría en unos 761,7 Mt y la de arroz de 508,4 millones.
De cara al futuro, en el Hemisferio Norte se está llevando a cabo las siembras de trigo de invierno y se prevé que la firmeza de precios hará que aumente la superficie de cultivo en varios de los principales países productores.
Sin embargo, las condiciones de cultivo en los Estados Unidos son, por el momento, moderadamente peores, debido a las condiciones climáticas secas, que obedecen al fenómeno meteorológico imperante de La Niña.
Según estima la FAO, la utilización mundial de cereales en 2020/21 alcanzará los 2 .744 millones de toneladas, un 1,9 % más que en 2019/20, impulsada por las expectativas de un uso creciente de maíz y sorgo como pienso en China, así como por el aumento de la producción de etanol a base de maíz en Brasil y Estados Unidos.
En cuanto a las reservas mundiales de cereales al cierre de la actual campaña de comercialización, el próximo 30 de junio de 2021, estas disminuirán, situándose en 866,4 Mt, lo que se traduce en un coeficiente de stock-consumo a escala mundial del 30,7 %, que, según la FAO, es el nivel más bajo en cinco años, pero que aún así sigue siendo relativamente cómodo.
De acuerdo a las previsiones, el comercio mundial de cereales en 2020/21 aumentará en un 3,4 % respecto del año pasado y se situará en 454,6 Mt, principalmente debido a un ritmo mayor de lo previsto de las ventas de maíz de Estados Unidos y continuadas compras cuantiosas por parte de China.
COVID-19, La Niña y la inseguridad alimentaria
Por otro lado, las repercusiones de la pandemia de la COVID-19, en particular en lo que respecta a la pérdida de ingresos, son un factor importante en relación a los niveles de inseguridad alimentaria mundial. Según la FAO, la pandemia está agravando e intensificando las condiciones ya de por sí frágiles ocasionadas por conflictos, plagas y adversidades meteorológicas, como los recientes huracanes en América Central y las inundaciones en África.
Cuarenta y cinco países, 34 de ellos en África, siguen necesitando asistencia alimentaria exterior, de acuerdo con el informe trimestral Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, publicado también este jueves 3 de diciembre por la División de Mercados y Comercio de la FAO.
Según el informe, se estima que la producción total de cereales de los 51 países de bajos ingresos y con déficit de alimentos aumentará este año, hasta situarse en 496,3 Mt -alrededor de un 7 % por encima del último promedio quinquenal-, gracias a la abundante producción en África austral y en los países asiáticos del Lejano Oriente.
Sin embargo, aún así las necesidades de importación de cereales en la campaña comercial 2020/21 aumentarán hasta 73,9 Mt, principalmente a raíz de un aumento de las necesidades en los países del África subsahariana.
En el informe se señala que la presencia del fenómeno climático de La Niña acentúa el riesgo de que se produzcan precipitaciones superiores a la media en África austral y en Asia oriental, mientras que, por el contrario, en algunas zonas del Cercano Oriente asiático y de África oriental se prevé una disminución de las precipitaciones. En ambos casos, inundaciones y sequía, podrían tener efectos adversos sobre las producciones agrarias.
Los 45 países que necesitan asistencia alimentaria exterior son, según la FAO: Afganistán, Bangladesh, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Congo, Djibouti, Eritrea, Eswatini, Etiopía, Guinea, Haití, Iraq, Kenya, Lesotho, Líbano, Liberia, Libia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Namibia, Níger, Nigeria, Pakistán, República Árabe Siria, República Centroafricana, República Democrática del Congo, República Popular Democrática de Corea, República Unida de Tanzanía, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Uganda, Venezuela, Yemen, Zambia y Zimbabwe.
Foto: Aceite de girasol en Ucrania (www.fao.org)