El desperdicio de alimentos es un problema con impacto económico, social y medioambiental que crece en todas las economías desarrolladas. La nuestra no es una excepción, tal y como lo demuestran los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente que sitúan a España como el séptimo país europeo que más desperdicia, con 1.325 millones de kg anuales.
Más del 40% de los hogares españoles admiten tirar comida a la basura
En un contexto como éste crece la concienciación social, política y empresarial sobre la necesidad de impulsar medidas correctoras que permitan reducir estas cantidades, así como las iniciativas para conseguirlo. La estrategia empresarial, coordinada por AECOC, “La Alimentación no tiene desperdicio”, que secundan más de 350 compañías de la industria y la distribución alimentaria, es un ejemplo de ello.
En su marco las empresas adheridas han conseguido incrementar en un 5%, en el último año, la cantidad de productos aptos para el consumo humano derivados a bancos de alimentos y otras entidades benéficas en lugar de ser destruidos y también realizar recomendaciones que ayuden a todos los actores de la cadena de valor (industria, distribución, operadores logísticos, etc.) a evitar ineficiencias que puedan generar desperdicio.
De entre las acciones lideradas por el proyecto “La Alimentación no tiene desperdicio” destaca el Punto de Encuentro AECOC contra el Desperdicio Alimentario, una cita anual que ha alcanzado en Madrid su quinta edición. Durante la inauguración, el director general de la Industria Alimentaria, Fernando Burgaz, ha destacado que el objetivo del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente es conseguir una reducción del 50% del desperdicio de alimentos en el año 2030.
El encuentro se ha abierto con la presentación de un estudio realizado por AECOC entre los consumidores españoles. Un trabajo que confirma que el 41% de ellos desperdicia cantidades considerables de comida, sobre todo frutas y verduras. Cuestionados sobre los motivos principales que les llevan a tirar comida, el 70% de ellos lo atribuye al descuido o la pereza.
El informe esboza diferentes tipos de consumidores en función de su capacidad de aprovechar los alimentos y concluye que –considerando los dos extremos– el 32% pueden ser considerados reaprovechadores (hacen siempre algo útil con los excedentes) mientras que un 21% son auténticos generadores de desperdicio.
El 5º Punto de Encuentro AECOC contra el Desperdicio Alimentario puso el foco también en su programa en cómo las instituciones comunitarias, nacionales y autonómicas, han comenzado a avanzar en propuestas legislativas destinadas a valorizar los alimentos y evitar su derroche. Es el caso de Italia, segundo país europeo en impulsar una ley contra el desperdicio de alimentos, o Cataluña, que ya ha aprobado una propuesta de ley. El encuentro reunió a ambos impulsores, Raúl Moreno –diputado del PSC en el Parlament de Catalunya- y Maria Chiara Gadda, diputada por el Partido Democrático en el Parlamento Italiano.