Según un breve análisis del Banco de España (BdE), el aumento de los precios de las materias primas alimentarias, que se está produciendo a escala global desde 2021, está repercutiendo intensamente en los precios de consumo de estos productos que afrontan los hogares de nuestro país y en los del área del Euro, y explica una parte importante del aumento de la inflación general en los últimos trimestres.
En el episodio actual, además, destaca un incremento más generalizado de las partidas alimentarias que el observado en otras experiencias históricas de tensión en estos mercados.
Los resultados de un modelo econométrico, llevado a cabo por esta institución, revelan que un aumento transitorio de un 10 % en la tasa de variación de los precios de las materias primas alimentarias repercute en una subida de la inflación total del área del euro (IAPC) de unas tres décimas al cabo de doce meses.
El peso que suponen los alimentos en la cesta de la compra, señala el BdE, determina en gran medida el impacto heterogéneo del aumento del precio de las materias primas alimentarias en los distintos países.
Así, mientras que en el conjunto de área euro este peso se sitúa en el 17% y los alimentos han contribuido 0,9 puntos porcentuales (pp) al avance del índice armonizado de precios de consumo (IAPC) en promedio en los tres últimos trimestres, en España el peso asciende al 22% y la contribución promedio ha sido de 1,4 pp. De acuerdo a la información más reciente (junio de 2022), la contribución de los alimentos a la tasa de inflación general en España fue de 2,9 pp, frente a 1,7 pp en el área Euro.
Según el Banco de España, la aplicación de la Política Agraria Común (PAC) tiene un efecto amortiguador en la trasmisión de las perturbaciones en los mercados globales de las materias primas alimenticias a los precios internos de éstas.
Los precios de referencia de las materias primas alimenticias de la UE se han situado en rangos de variación históricos más moderados que los de los precios internacionales, lo que se observa con particular claridad en los lácteos y huevos, o en el azúcar. Y, además, tienden a ser menores que en los mercados internacionales.
En cuanto a la evolución futura de los precios de los alimentos, el BdE considera que es muy incierta y está sujeta a una elevada incertidumbre.
La continuación del conflicto derivado de la invasión rusa de Ucrania seguirá ejerciendo, apunta esta institución, presiones alcistas sobre estos precios, tanto directas como indirectas.
Por una parte, señala el BdE, estos países son importantes productores de materias primas alimenticias, como los cereales, y sus capacidades de producción y exportación se encuentran significativamente limitadas.
Por otra, el conflicto está afectando a los precios de la energía y de los fertilizantes, que son dos suministros cruciales en los procesos de producción de las actividades agrícolas.
Asimismo, la escalada de precios y las disrupciones en la oferta proveniente de Rusia y de Ucrania, junto con algunos desarrollos climáticos adversos, están llevando a algunos países a prohibir o a imponer restricciones a las exportaciones de algunas materias primas alimenticias, “lo que supone un tensionamiento adicional de las cadenas globales de suministro de alimentos, con el potencial de generar aumentos adicionales muy persistentes en los precios internacionales.
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