Aprobada la Ley de Prevención de las Pérdidas y del Desperdicio Alimentario
El Congreso de los Diputados ha concluido este jueves el trámite en las Cortes de la nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y del Desperdicio Alimentario, que ya puede publicarse y entrar en vigor.
El Pleno del Congreso ha terminado la tramitación parlamentaria de la ley, con una votación que también saca adelante la modificación de la normativa de la representatividad agraria y otra enmienda para reclamar la desprotección del lobo en el caso de las poblaciones de la zona norte del Duero.
Con este voto, termina la tramitación en las Cortes Generales y, una vez publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), puede entrar en vigor la Ley que el Gobierno presentó por primera vez durante la pasada legislatura y cuyo avance se vio truncado por las elecciones generales de 2023.
La ley tiene como objetivo prevenir y reducir las pérdidas y el desperdicio por parte de todos los agentes de la cadena alimentaria, con una jerarquía de prioridades de solución.
También pretende promover la economía circular, sensibilizar a los agentes de producción, transformación, distribución, hostelería, restauración y ciudadanía.
Dirige el foco a la producción, a la venta minorista, en restaurantes y servicios de comidas, así como en los hogares.
El fin es rebajar un 50% los residuos de alimentos «per cápita» en la venta minorista y del consumo, y del 20% «de las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro para 2030″.
Para ello, el proyecto de ley establece una «jerarquía de prioridades de actuación»: en primer lugar la prevención mediante la donación de alimentos o su transformación; y en segundo lugar se procederá al reciclado para la producción de compost.
Por otro lado, el texto fija como «buenas prácticas» de estos agentes «disponer de infraestructuras adecuadas» para favorecer que se minimicen las pérdidas y el desperdicio, incentivar la venta de productos con fecha de consumo preferente o de caducidad próxima y promover el consumo de los productos de temporada y proximidad.
También se señalan como buenas prácticas la divulgación relativa a una mejor planificación de los menús, la compra sostenible, la cocina de reaprovechamiento, la correcta interpretación de las fechas de caducidad y de consumo preferente y el reciclaje.