La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miterd) hizo público este viernes 17 de marzo su balance climático del invierno 2022-2023, que en conjunto fue cálido y húmedo.
Se trató del décimo invierno más cálido desde el inicio de la serie en 1961 y el quinto más cálido del siglo XXI.
Se trató del décimo invierno más cálido desde el inicio de la serie en 1961 y el quinto más cálido del siglo XXI.
A lo largo de la serie, ha habido 30 inviernos más secos y 31 más lluviosos que el de 2022-2023.
El invierno tuvo carácter en general cálido, muy influenciado por diciembre, que fue el más cálido de la serie histórica.
Enero, en cambio, fue normal en cuanto a temperaturas y febrero tuvo unas temperaturas ligeramente por debajo de la media, más acusado en los valores nocturnos, pero también con carácter normal.
Fue un invierno muy cálido en el tercio Sur de la Península, cálido en el Centro y Noroeste, y normal en el Cantábrico, el Valle del Ebro y la Comunidad Valenciana.
En Baleares fue cálido, mientras que en Canarias tuvo un carácter cálido o normal en las zonas bajas y frío en las zonas de mayor altitud.
En cuanto a la tendencia observada en los últimos años, cabe señalar que es la primera vez que cinco inviernos consecutivos son catalogados como cálidos o muy cálidos.
En cuanto a las precipitaciones, el invierno fue en su conjunto húmedo, con un valor de precipitación media sobre España peninsular de 194,5 mm, valor que representa el 103 % del valor normal del trimestre en el periodo de referencia 1991-2020.
El mes de diciembre fue muy húmedo, enero tuvo un carácter normal, mientras que febrero fue muy seco en el conjunto del país.
El invierno tuvo carácter entre normal y húmedo en prácticamente toda la Península, aunque en amplias zonas del Levante resultó seco.
En el Archipiélago Balear el invierno fue húmedo, sobre todo gracias al temporal de finales de febrero asociado a la borrasca Juliette.
Respecto al archipiélago canario, fue entre normal y seco en las islas orientales y predominantemente húmedo en las occidentales.
Más allá del carácter ligeramente húmedo del invierno 2022-23, al analizar las precipitaciones registradas durante los doce meses previos a marzo de 2023 se concluye que la España Peninsular en su conjunto continúa en una situación de sequía meteorológica, en la que entró hace más de un año, en enero de 2022.
Aunque con las precipitaciones del invierno se alivió en parte la situación, todas las cuencas de acumulación, excepto las del Tajo, Júcar y Segura, se encontraban a finales de febrero de 2023 en situación de sequía meteorológica a doce meses.
Si se amplía el análisis de las precipitaciones a los 36 meses previos, el resultado es que España entró en una sequía de larga duración a finales de 2022, y continuaba en esta situación a comienzos de marzo de 2023.
Las cuencas más afectadas por la sequía de larga duración son las del Guadalquivir, Sur y Pirineo oriental.
La predicción para el trimestre abril-mayo-junio de 2023 en España indica que, en la mayor parte de la Península, las temperaturas se encontrarán en torno al promedio normal o serán más cálidas de lo normal.
El carácter cálido será más probable en el Este peninsular y en ambos Archipiélagos.
En cuanto a las precipitaciones, el escenario más probable es el de una primavera con precipitaciones en torno al promedio normal, aunque podría tener un carácter más lluvioso de lo normal en la vertiente atlántica (es decir, buena parte del Oeste y zona Central de la Península) y más seco de lo normal en la Vertiente Mediterránea y Baleares.
Las primeras predicciones disponibles para el verano de 2023 apuntan como escenario más probable el de unas temperaturas, de nuevo, superiores al promedio normal.
Un verano, por tanto, en el que los índices de riesgo de incendios podrían alcanzar valores muy altos como consecuencia de las altas temperaturas.