La Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA) estima que la producción de alfalfa y de otros forrajes deshidratados experimentará una caída de más de un 25% en la campaña 2023/24, con un total de unas 950.000 toneladas frente al 1,2 millones de toneladas de la campaña anterior, debido a las mermas de producción que ha provocado la sequía, especialmente en los primeros cortes de campaña, más las restricciones de uso de agua de una de las principales zonas productivas.
Se trata de la segunda campaña que el cultivo de alfalfa desciende significativamente, tras una caída el año anterior del 13%.
Se trata de la segunda campaña que el cultivo de alfalfa desciende significativamente, tras una caída el año anterior del 13%.
“Llevamos dos años seguidos con muy malas cosechas debido especialmente al problema de la sequía, que es lo que más está afectando a la producción”, indica Luis Machín, director de AEFA, quien no obstante recuerda que “es pronto para dar una cifra definitiva, quedan un par de cortes de alfalfa y las estimaciones pueden variar según el rendimiento de estos dos últimos”.
También será menor la superficie destinada a los forrajes de cara a esta campaña 2023-24, que estiman inferior a 100.000 hectáreas, lo que supone un descenso próximo al 9% respecto al pasado año.
Esta bajada puede deberse a dos factores: a la incertidumbre sobre la disponibilidad de agua, ya que cuando se tenía que tomar la decisión de siembra surgieron muchas dudas sobre dotaciones y restricciones para el riego, y a las dudas sobre la nueva PAC.
“La nueva PAC beneficia a los cultivos mejorantes como la alfalfa, esperando que de cara a la campaña que viene, recuperemos superficie con relación a esta, ya que este año llegó algo tarde y muchos agricultores ya tenían decidas sus siembras”, explica Machín.
En este sentido, destaca que el ecorrégimen de rotación de cultivos con especie mejorantes es importante para el cultivo de la alfalfa, resaltando que “el cultivo de la alfalfa es muy beneficioso en muchos aspectos: mejora la estructura del suelo, fija el nitrógeno atmosférico o contribuye a la mejora de la biodiversidad, entre otros”.