La Comisión Europea confirmó este lunes la aprobación política del plan nacional en el que España detalla cómo va a aplicar la nueva Política Agrícola Común (PAC), que entrará en vigor en enero de 2023.
«Estoy muy feliz de anunciar que terminamos las discusiones con cinco Estados miembros (Portugal, Polonia, España, Dinamarca y Francia). Para esos países, procederemos con el lanzamiento del proceso de aprobación», declaró el comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, durante la reunión de ministros del ramo de los Veintisiete que se celebra hoy en Bruselas.
Añadió que otros países les acompañarán «pronto», ya que Bruselas considera que «hasta diez Estados miembros pueden enviar una nueva versión (del plan nacional) antes de la pausa veraniega».
El ministro español, Luis Planas, ha querido agradecer a la Comisión «la extraordinaria colaboración que ha prestado a España, lo que permitió presentar, el pasado mes de diciembre, un Plan Estratégico muy equilibrado, que se ha podido perfeccionar en los últimos meses.»
Para el pasado 1 de enero, los Estados debían haber enviado a la CE los planes estratégicos sobre la PAC. A continuación, Bruselas propuso mejoras a los países, que pusieron en marcha las revisiones y correcciones de sus documentos nacionales.
Una vez que el Ejecutivo comunitario considera que las modificaciones realizadas por los países responden de manera satisfactoria a las observaciones planteadas, los países pueden enviar la versión revisada del plan, con lo que se pone en marcha la aprobación oficial.
Así, España ya puede remitir al Ejecutivo comunitario el plan revisado, que tardará alrededor de seis semanas en ser adoptado de manera definitiva, el plazo para que la Comisión concluya los trámites administrativos necesarios.
«El procedimiento de aprobación lleva en torno a seis semanas, así que deberíamos tener las primeras decisiones sobre adopciones a principios de septiembre», expuso el comisario de Agricultura.
Wojciechowski, durante el encuentro ministerial, recalcó que el Ejecutivo comunitario está haciendo «todo lo que está en sus manos» para finalizar las discusiones sobre los planes «lo antes posible».
«Tenemos la intención de adoptar todos los planes para finales de año, a más tardar. En este momento, estamos seguros de que podemos adoptar todos los planes estratégicos este año. Esto es esencial para dar certidumbre a nuestros agricultores», ilustró el político polaco.
Reconoció la importancia de una «aprobación rápida» de los planes «a la luz de la crisis ucraniana», pero afirmó que también se debe garantizar que los planes cumplen con los objetivos y «ambiciones» de la reforma de la PAC.
Las organizaciones agrarias COAG y UPA han valorado este lunes que la CE haya confirmado la aprobación política del plan nacional .
En declaraciones a Efeagro, el secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Miguel Padilla, ha asegurado que esto supone un «hito» que implica que el plan estratégico español adquiere «carácter definitivo».
A partir de ahora, según Padilla, el objetivo es la divulgación del plan entre los agricultores, «para que puedan adoptar decisiones informadas de cara a las próximas siembras».
No obstante, ha reconocido que «hay mucha preocupación e incertidumbre en medidas clave» como son los eco-regímenes y las ayudas acopladas a los sectores.
Por su parte, el secretario de Relaciones Internacionales de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), José Manuel Roche, ha calificado la aprobación de la CE como «una buena noticia» porque ello quiere decir que «se está siguiendo la hoja de ruta marcada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), gracias a todo el trabajo de interlocución y consenso con el sector».
El representante de UPA ha valorado especialmente que el plan español, a petición de esta organización agraria, incluyera una ayuda directa para el olivar tradicional y que Europa la haya aprobado.
Por contra, ha dicho no entender que la Unión Europea haya sacado del plan los 45 millones de euros que iban a las oleaginosas, en especial al girasol y a la colza, por no considerarlos cultivos proteicos.