La Mesa Nacional de la Sequía abordó técnicamente la crítica situación que sufre ya el campo español

La Mesa Nacional de la Sequía abordó técnicamente la crítica situación que sufre ya el campo español

La Mesa Nacional de la Sequía, presidida por el subsecretario de Agricultura, Pesca y Alimentación, Ernesto Abati García-Manso, examinó este miércoles 19 de abril la situación de la sequía y la insuficiente agua embalsada para regadío en los distintos sectores agrícolas y territorios, y anunció la articulación de mecanismos de coordinación, junto con el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miterd), las CC.AA. y las organizaciones representativas del sector agrario para identificar las posibles medidas a adoptar cuanto antes.

Según el subsecretario, el Gobierno trabaja ya en la preparación de un nuevo paquete de medidas de apoyo al sector agrario, que contribuyan a mitigar los efectos de la sequía sobre la producción agrícola y ganadera.

 

Según el subsecretario, el Gobierno trabaja ya en la preparación de un nuevo paquete de medidas de apoyo al sector agrario, que contribuyan a mitigar los efectos de la sequía sobre la producción agrícola y ganadera.

En concreto, el subsecretario señaló que el ministro de Agricultura, Luis Planas, va a remitir de de manera inmediata una carta a la Comisión Europea para plantear todas aquellas medidas de flexibilización o de carácter excepcional que puedan aplicarse de las normas de la Política Agraria Común (PAC), dadas las especiales dificultades en las que se encuentran los diferentes cultivos agrícolas de nuestro país como consecuencia de la sequía y con el fin principal de que por ello los agricultores y ganaderos no vean en riesgo su acceso a las ayudas comunitarias.

A su vez, el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) va a convocar una reunión con las CC.AA. para adoptar todas las medidas de carácter nacional posibles en este ámbito de flexibilización o excepcionalidad en la aplicación de la PAC.

Por su parte, las organizaciones agrarias, ASAJA, COAG y UPA, así como Cooperativas Agro-alimentarias de España y la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) dieron cuenta de la actual situación crítica del campo español por la sequía y la escasez de agua en los embalses para regadío y deslizaron ya (porque el diagnóstico ya está hecho) un amplio elenco de demandas paliativas, entre ellas la concesión de ayudas directas, medidas fiscales y de financiación de créditos blandos, de tipo laboral y social, como la exención del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), condonación de cuotas a la Seguridad Social y de tasa y cánones de regadío, desgravaciones y reducciones del IRPF, etcétera.

También solicitaron una flexibilización “en todo lo que se pueda” de la aplicación de la nueva PAC, que entró en vigor este año, en aspectos como los ecorregímenes, la condicionalidad reforzada, la entrada en vigor del Cuaderno Digital, prevista para septiembre, con el fin de que las ayudas directas no se pierdan, así como de la aplicación de algunas normativas referidas al ámbito fitosanitarios, de nutrición de suelos o de bienestar de los animales.

Asimismo, en materia de seguros agrarios se demanda una adaptación, flexibilización y refuerzo que tenga en cuenta la situación actual de los cultivos (dado que la cobertura por sequía no cubre ni la mitad de la superficie afectada); un incremento de la dotación presupuestaria, especialmente la de las CC.AA. para estabilizar el coste de la pólizas por los incrementos por alta siniestralidad, e incremento de las coberturas, así como un tratamiento extraordinario de los resultados de las cosechas de 2022 en los cálculos de las bases de datos de los rendimientos máximos asegurables y en cálculo de las primas; revisión y reformulación del seguro por pérdida de pastos, dada su baja contratación, y revisión de los seguros del olivar y frutos secos por los mismos motivos, etc.

Cooperativas incidió, por su parte, en que el Gobierno tenga en cuenta la situación de este tipo de entidades asociativas, que deben mantener sus estructuras, empleo y costes fijos, a pesar de contar con una merma importante de la producción a comercializar de sus socios.

Por su parte, las distintas CC.AA. informaron de la situación en sus respectivos territorios y se sumaron también a las peticiones de las organizaciones agrarias, como la flexibilización de la aplicación de la PAC y demandando un pacto de Estado del agua y también más inversión pública del Estado para acelerar las obras hidráulicas aún pendientes, sobre todo las que son de su competencia, para la mejora de las infraestructuras y modernización de los regadíos.

El MAPA se comprometió a establecer un cauce de comunicación permanente mientras persista esta situación de sequía, a través de la Mesa Nacional de la Sequía, que queda constituida como un foro técnico de diálogo, coordinación y cooperación interadministrativa de las diferentes medidas autonómicas y de ámbito nacional, y como instrumento de canalización de las distintas propuestas de actuación planteadas.

En el transcurso de la reunión, señaló el MAPA, se pusieron en común los informes de precipitaciones y de disponibilidades de agua en los distintos territorios, y se hizo un análisis de la situación general y particularizada en cada una de las CC.AA., poniéndose sobre la mesa propuestas, que ahora deberán analizarse.

En concreto, el MAPA reconoció que la situación de sequía es grave y generalizada, aunque con diferencias importantes en el territorio, destacando la mayor afección en las cuencas hidrográficas del Guadalquivir, Guadiana y en las interiores de Cataluña.

El valor medio de las precipitaciones acumuladas desde el inicio del año hidrológico (1 de octubre de 2022) se consideró un 23,5 % inferior al valor normal.

Durante la reunión, el MAPA presentó también los avances de superficies y producciones y se analizaron las dificultades más relevantes para territorios y sectores en las producciones agrícolas y ganaderas.

Las afecciones más importantes por la actual sequía se producen, por ahora, en la ganadería, en particular en  la extensiva y semi-extensiva, que dependen de los pastos para su alimentación, y en la apicultura, así como en los cultivos herbáceos de secano y de regadío de las zonas más afectadas por el déficit hídrico en las cuencas mencionadas.

 

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