El campo español afronta una de las peores cosechas de girasol de los últimos años por la sequía y el calor, con malas expectativas y bajos rendimientos que aguan el resurgimiento del cultivo frente a la crisis de Ucrania.
Los representantes de las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA han declarado a Efeagro que las previsiones son muy pesimistas para la campaña de girasol, que ya empezó hace semanas en Andalucía y poco a poco se extenderá a todo el país. En relación a 2021, las cifras de producción no bajarán tanto porque la superficie de cultivo ha aumentado considerablemente, pero los rendimientos por hectárea sí.
Los representantes de las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA han declarado a Efeagro que las previsiones son muy pesimistas para la campaña de girasol, que ya empezó hace semanas en Andalucía y poco a poco se extenderá a todo el país. En relación a 2021, las cifras de producción no bajarán tanto porque la superficie de cultivo ha aumentado considerablemente, pero los rendimientos por hectárea sí.
Frente a un año normal o medio, el responsable de cultivos herbáceos de ASAJA, Pedro Gallardo, ha subrayado que las cosechas serán un 40% inferiores y que en algunas explotaciones los rendimientos bajarán un 50%, de los 2.000 kilos/hectárea a los 1.050 kilos/hectárea o menos.
El panorama es «desastroso», a juicio del responsable de cultivos herbáceos de COAG, José Roales. «Es una pena, la superficie de siembra aumentó un 30%, sobre todo al inicio de la crisis por la guerra de Ucrania, y los agricultores son muy pesimistas ahora», ha subrayado el técnico de UPA, David Erice.
Según ASAJA, la cosecha estará en torno a las 800.000 toneladas y no satisfará toda la demanda nacional de pipa de girasol, pues España necesita 1,3 o 1,4 millones de toneladas tanto para fabricar aceite como para el consumo de torta destinado a pienso. La superficie dedicada al girasol supera las 750.000 hectáreas, según la organización agraria.
En cuanto a los precios, Gallardo ha señalado -desde Andalucía- que rondan entre los 730 euros y 630 euros/tonelada, pero no cubren los costes de producción. Por ello, ha aconsejado a los agricultores «almacenar» y agruparse donde «funcionen bien» las cooperativas.
Desde Zamora, Roales (COAG) ha apuntado que el girasol acarrea déficit hídrico desde primavera y que si el agricultor no percibe buenos precios y «le quitan ayudas» cabe el riesgo de que se convierta en una producción «residual» en España.
Ha aludido, en ese sentido, a los problemas para mantener los pagos especiales al girasol y la colza que da España dentro de la nueva Política Agrícola Común (PAC).
La guerra en Ucrania -líder mundial en la producción de girasol- puso de manifiesto su importancia para la alimentación humana y animal, provocó un «boom» del cultivo en España, que estaba en retroceso y revirtió esa «tendencia», según Erice (UPA).
Ha recordado que en primavera, al inicio de la crisis por la invasión rusa, se hacían ofertas de contratos en el campo a precios por valor de 800 o 900 euros/tonelada que ahora «no se están viendo reflejados» en las operaciones.
Los bajos rendimientos no van a incentivar a los agricultores a optar por el girasol, según el representante de UPA, si bien ha reconocido que en Andalucía ya se ha recogido mucho pero aún es pronto para hablar sobre el resto del país, «a expensas de que llueva o no» de aquí a septiembre.