La Unió denuncia un aumento del 36% de las alertas europeas en productos hortofrutícolas importados

La Unió denuncia un aumento del 36% de las alertas europeas en productos hortofrutícolas importados

La Unió Llauradora denuncia que el sistema europeo de alertas en alimentos RASFF ha detectado en lo que llevamos de año un total de 596 rechazos de productos hortofrutícolas de terceros países con materias activas no autorizadas en la Unión Europea o por superar los Límites Máximos de Residuos (LMR) permitidos por los 439 del pasado año.

Según la organización agraria esta cifra representa un 36% más y demuestra «un aumento progresivo en un contexto además de reducción de los productos fitosanitarios en la UE».

De los datos analizados por La Unió se desprende que 91 alertas se han producido en cítricos y que 97 se han dado en la materia activa Clorpirifos, cuyo uso está prohibido en la Unión Europea. Los dos países con mayores rechazos en frontera son Turquía con 183 detecciones y Egipto con 68 y un incremento del 16 y 10%, respectivamente, sobre el pasado año.

Ante la magnitud de los datos, La Unió propone incrementar al 50% el control de identidad y físicos a las frutas y hortalizas de los países con mayor número de intercepciones como son Turquía y Egipto. Y para que resulten efectivos reclama que se amplíe el período de estas medidas a 12 meses.

Si durante cualquiera de los meses de este período, se observa un incremento del 5% de las alertas en algún producto, la organización plantea el cierre de las importaciones de estos países y de los productos agrícolas con restos de pesticidas no autorizados en la UE o que superen los LMR establecidos.

La Unió cree que la Comisión Europea debe concretar en hechos los anuncios que realiza y por tanto acelerar los trabajos para implantar las cláusulas espejo en el marco de la Estrategia de la Granja a la mesa.

Carles Peris, secretario general de La Unió, indica que “la UE no puede permanecer por más tiempo pasiva ante esta situación y debe garantizar que los productos agrícolas importados a disposición de los consumidores tengan los mismos estándares de producción que se les exige a los agricultores europeos”.

Peris insiste en que “no puede ser que exista carta blanca para los terceros países a la hora de entrar con sus productos en los mercados europeos, mientras aquí nosotros hacemos esfuerzos en la reducción del uso de fitosanitarios que nos han provocado más dificultades para controlar las plagas y mayores costes productivos que debemos asumir”.

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