Miguel Ángel Mainar
Las organizaciones agrarias españolas esperan cambios importantes en las políticas agrarias a todos los niveles tras la gran respuesta que los agricultores y ganaderos han dado a la llamada movilizadora que se ha producido de forma generalizada en Europa. En Agronegocios les hemos pedido una primera reflexión sobre algunas de las cuestiones de las que se ha hablado más en las últimas semanas.
Las organizaciones agrarias españolas esperan cambios importantes en las políticas agrarias a todos los niveles tras la gran respuesta que los agricultores y ganaderos han dado a la llamada movilizadora que se ha producido de forma generalizada en Europa. En Agronegocios les hemos pedido una primera reflexión sobre algunas de las cuestiones de las que se ha hablado más en las últimas semanas.
¿Qué tienen en común las movilizaciones de España con las del resto de Europa?
La problemática es prácticamente idéntica. Todos estamos bajo la regulación de la PAC. Toda la normativa y los requisitos que emanan de ella nos afectan.
¿Qué circunstancias o problemas son netamente españoles?
El tronco principal es la PAC, pero cada Estado tiene su propia problemática y muchas veces las normas comunes no son compatibles con las circunstancias nacionales. En España tenemos varios temas propios: los seguros, que son una política netamente española; la ley de la cadena alimentaria, que surgió a raíz de las movilizaciones de 2020; situaciones climatológicas propias, que requieren ayudas para varias producciones. En definitiva, situaciones que forman parte de nuestras reivindicaciones y sobre las que estamos trabajando continuamente.
¿La chispa que lanzó a los agricultores españoles a la carretera fue espontánea u orquestada?
Creo que hubo de todo. Influyó de forma importante el inicio de las manifestaciones europeas. También el ataque a los camiones españoles en Francia y las declaraciones de las autoridades francesas, que favorecieron esas reacciones espontáneas. Pero también las hubo menos espontáneas y más “preparadas”.
¿Les pilló a ustedes por sorpresa y con escasa capacidad de reacción?
Ya en 2020 estuvimos en la calle, reivindicando principalmente precios dignos, aunque tuvimos que parar por la pandemia. En marzo de 2022 hicimos la manifestación más multitudinaria, con una respuesta importante. Y el año pasado, coincidiendo con la reunión de Consejo de Ministros informal de Córdoba, reunimos a una multitud muy representativa. Allí mismo anunciamos, el 5 de septiembre, más movilizaciones de acuerdo con un plan que teníamos trazado. Pero reconozco que esa hoja de ruta hubo de adelantarse como consecuencia de la movilización que surgió aquí a rebufo de lo que había pasado en Europa.
¿Temen el surgimiento de alguna nueva organización agraria a partir de este movimiento?
Ahora mismo hay una polémica sobre la representatividad, pero hay una ley de 2014 que indica si eres representativa o más representativa en función de las condiciones que cumplas. Si alguna organización cumple los requisitos, será una organización más dentro del sistema, pero los tiene que cumplir.
¿Tienen que modificar las OPA sus estrategias y actividades en algún sentido?
Siempre hay que hacer mejoras. Uno de los grandes déficits que hemos tenido como organizaciones es no transmitir bien el trabajo ingente que hacemos a diario. Parece como si todo fuera salir a la calle, pero salir es el último recurso y llega cuando se acaban las negociaciones. Mientras tanto, el trabajo es diario y con todas las administraciones. Tengo la conciencia muy tranquila, porque siempre hemos actuado, con errores o no, en beneficio de los intereses de los agricultores y ganaderos.
¿La respuesta del MAPA y sus propuestas de mejora son un buen camino para solucionar el conflicto?
Es un paso hacia delante, pero queda bastante camino por recorrer, porque hay que concretar. Tenemos que saber exactamente cuáles van a ser las modificaciones. Se han abierto ciertas ventanas que antes no se abrían y vemos voluntad de cambiar algunas cosas que nos parecían un disparate. Ahora bien, si no hay concreciones nos quedaremos sin argumentos válidos, necesitamos concreciones que conduzcan a soluciones reales.
¿Creen que es posible garantizar precios justos desde la política y la Administración?
Una de las grandes reivindicaciones es precisamente que los precios alcancen los niveles necesarios para que sean viables las explotaciones. No cabe duda de que estamos en un mercado libre y nosotros somos defensores del comercio sin duda alguna, pero debemos de jugar todos con las mismas reglas porque, si no, hay una competencia desleal y una distorsión del mercado. Cualquier actividad pretende ser rentable y para eso son necesarios precios dignos. Las organizaciones agrarias siempre hemos trabajado en esa dirección y las administraciones deben facilitarlo con instrumentos. Es verdad que la ley de la cadena no es la solución, pero es un instrumento que, si funciona en algunas situaciones y algunos sectores, eso habremos conseguido.
¿No consideran que las cláusulas espejo perjudicarán a los sectores exportadores?
Primero, las cláusulas espejo suponen exigir a productos de terceros países que cumplan las mismas condiciones fitosanitarias que nosotros, no otras cosas que parecen mezclarse en esto. Segundo, tenemos una de legislación durísima y muy estricta que da una garantía total al consumidor, que es lo que nosotros también queremos. Exigir a lo que viene de fuera lo mismo que aquí no creo que nos afecte al vender porque ofrecemos algo mejor de lo que ellos piden.
¿Habrá movilizaciones hasta la celebración de las elecciones europeas?
COAG solo pretende defender los intereses de los agricultores y ganaderos, sin entrometernos en política. Si no hay soluciones razonables, seguro que habrá movilizaciones, independientemente de que haya elecciones o no.