El Ministerio de Agricultura elevó a consulta pública previa hasta el próximo 15 de abril el proyecto de real decreto para la aplicación de los tipos de intervención dentro de la Intervención Sectorial del sector Vitivinícola (ISV) español, en el marco del Plan Estratégico de la PAC (PE-PAC), en el periodo 2024-2027. La ISV sustituirá al actual Programa nacional de Apoyo (PASVE) a partir de esa fecha.
Tras los análisis llevados a cabo, el MAPA considera que el sector vitivinícola español precisa de un cambio de orientación para potenciar la venta del vino producido e incrementar su valor añadido y, por eso, la intención es “focalizar el esfuerzo en las intervenciones (medidas de apoyo) de promoción en terceros países e inversiones, dando mayor presencia presupuestaria a estos tipos de intervención respecto del periodo actual del PASVE 2019-2023.”
Además, según este departamento, las intervenciones de inversiones, destilación de subproductos y reestructuración y reconversión de viñedos, que se mantendrán en la nueva ISV, perseguirán modelos más sostenibles de producción, de acuerdo con los objetivos generales de la PAC.
Otra de las medidas previstas, el apoyo a la renta a través de la intervención de cosecha en verde, que se activará solo en caso de ser necesario, se considera también imprescindible ante posibles situaciones de desequilibrio entre la oferta y la demanda.
Se buscará también cumplir con la obligación medioambiental establecida en la normativa, como es que el porcentaje de gasto obligatorio para acciones medioambientales será de al menos el 5% de su presupuesto.
La próxima ISV en el marco del PEPAC se ha diseñado, según el MAPA, mediante un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), donde se identificaron todos estos aspectos del sector vitivinícola que son la base para crear una intervención que responda a las demandas y necesidades del mismo.
En el análisis realizado por el MAPA del sector del vino se detectaron las siguientes debilidades: bajo porcentaje de renta proveniente de la actividad agraria dentro del sector; necesidad de mejoras estructurales en el sector; deterioro del equilibrio entre la oferta y la demanda; exportación más dirigida a vinos de menor valor añadido que en competidores principales, y un mercado muy dependiente de exportaciones, por lo que las alteraciones en la legislación exterior, sanitaria o arancelaria, influyen en el mercado de forma importante.
Por eso, el objetivo básico que pretende la próxima ISV será paliar las debilidades detectadas, aumentando la competitividad del sector del vino, así como adaptarlo a los nuevos objetivos de la PAC y, en concreto, a la adaptación al cambio climático, la mejora del medio ambiente y la sostenibilidad.
Tipos de intervención
En concreto, los objetivos específicos del vino (artículo 57 del Reglamento (UE) 2021/2115) son la mejora de la sostenibilidad económica y la competitividad de los productores de vino de la Unión (57.a); contribuir a la adaptación al cambio climático y a su mitigación, a la mejora de la sostenibilidad de los sistemas de producción y a la reducción de la huella ambiental del sector vitivinícola de la Unión, en particular mediante ayudas a los productores de vino para que reduzcan el uso de insumos y apliquen métodos y prácticas de cultivo más sostenibles para el medio ambiente (57.b).
Asimismo, se persigue mejorar el rendimiento de las empresas vitivinícolas de la Unión y su adaptación a las demandas del mercado, así como aumentar su competitividad a largo plazo en lo que respecto a la producción y comercialización de productos vitivinícolas, incluidos el ahorro de energía, la eficiencia energética global y los procesos sostenibles (57.d).
Igualmente, se intenta contribuir a restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado vitivinícola de la Unión para prevenir las crisis de mercado (57.e), así como mantener el uso de los subproductos de la vinificación con fines industriales y energéticos que garanticen la calidad del vino de la Unión, al mismo tiempo que protegen el medio ambiente (57.h), y mejorar la competitividad de los productos vitivinícolas de la Unión en terceros países, lo que incluye la apertura y diversificación de los mercados vitivinícolas (57.j).
Los tipos o medidas de intervención en el sector vitivinícola, elegidos por nuestro país para cumplir los objetivos citados, y que contarían con cofinanciación comunitaria, son la reestructuración y reconversión de viñedos; las inversiones materiales e inmateriales en instalaciones de transformación y en infraestructuras vitivinícolas, así como en estructuras e instrumentos de comercialización; la cosecha en verde; la destilación de subproductos de la vinificación, y las actividades de promoción y comunicación en terceros países.