WWF ha presentado hoy a nivel mundial su Informe Planeta Vivo, un análisis científico que realizan cada dos años y muestra las tendencias de la biodiversidad mundial y de la salud del planeta. La undécima edición de este Informe revela que una de las principales causas de pérdida de biodiversidad se debe al modelo de sistema agroalimentario que se lleva a cabo, así como la pérdida y degradación de hábitats o la sobreexplotación de las especies.
El sistema alimentario, principal causa de la pérdida de biodiversidad, según WWF
El Informe Planeta Vivo se presenta cada dos años y recoge una visión panorámica del estado del mundo natural, los impactos humanos y las posibles soluciones. Principalmente, han analizado el Índice Planeta Vivo (IPV), que muestra cómo se encuentran las especies gracias a la medición de 14.152 poblaciones de 3.706 especies de vertebrados. Las conclusiones principales establecen que desde 1970 hasta 2012, las poblaciones de vertebrados han sufrido una disminución general del 58%, lo que equivale a una disminución anual media del 2%. En caso de que esta tendencia decreciente persiste, para 2020 la disminución de las especies podría ser, en promedio, de 67% en apenas medio siglo.
Las causas que ha establecido WWF por las cuales están disminuyendo las poblaciones de especies son la pérdida y degradación del hábitat, la sobreexplotación de especies (en especial en la pesca), la contaminación, las especies invasoras y enfermedades y el cambio climático.
En este sentido, las actividades humanas están afectando a los sistemas de gran escala que sostienen la vida en la Tierra. De hecho, ya se han sobrepasado cuatro de los nueve Límites Planetarios: los del cambio climático, la integridad de la bioesfera, el cambio del uso del suelo y los flujos de biogeoquímicos como son el fósforo y el nitrógeno.
De esta manera, la huella Ecológoca (que mide el uso de bienes y servicios generados por la naturaleza) indica que sería necesaria la capacidad regenerativa de 1,6 planetas Tierra para sostener el consumo mundial. «Si esta tendencia sigue así, llegaríamos a una necesidad de 1,75 planetas en 2020», explica Enrique Segovia, director de Conservación de WWF.
Con todo esto, en pleno siglo XXI, se plantea un doble reto a la humanidad: conservar la naturaleza y sus servicios y construir un hogar equitativo para las personas en un planeta con recursos limitados. Para responder a estos desafíos, se requiere un cambio de sistema, que pasa por la adopción de una visión a largo plazo global e intergeneracional, así como una reforma del sistema alimentario y energético.
El camino a seguir
Para llegar a esta nueva visión del planeta, se requieren nuevos modelos de producción y consumo que configuren un sistema alimentario sostenible y resiliente, capaz de asimilar las perturbaciones y recuperarse pronto de ellas a la vez que suministra constantemente alimentos a una población cada vez mayor.
Para que esta transición se efectúe de forma efectiva, hay que tener en cuenta varios puntos clave para conseguir la sostenibilidad, lo que incluye los esfuerzos de planificación gubernamentales y empresariales, innovaciones tecnológicas, negociaciones para concertar acuerdos comerciales y la influencia de grandes organizaciones sociales.
Para realizar esta necesaria transformación deben producirse varios cambios significativos como son la conservación del capital natural (con mecanismos de financiación adecuados), una gobernanza equitativa de los recursos, la reorientación de los flujos financieros, producir mejor y de forma más responsable y la transformación de los sistemas energético y alimentario.
Sistemas de alimentación resilientes
Desde WWF han querido poner de manifiesto la meta decisiva que supone la transición hacia un sistema de alimentación adaptativo y resiliente que suministre comida nutritiva para todos. Para ello, se propone una disminución de los impactos ambientales de la agricultura y la reducción de los desechos a lo largo de la cadena alimentaria, aspectos decisivos para satisfacer las necesidades futuras y donde la reducción de la huella del consumo de alimentos contribuye de manera significativa al objetivo.
La optimización de la productividad mediante la diversificación de las fincas y los paisajes agrícolas, el aumento de la biodiversidad y el fomento de las interacciones de múltiples especies pueden ser componentes de estrategias holísticas para forjar agroecosistemas saludables y medios seguros de subsistencia, proteger los sistemas naturales y conservar la biodiversidad.
En definitiva, desde WWF se proponen seis medidas para transformar el sistema agroalimentario y ayudar a superar el reto de alimentar a la población salvaguardando la biodiversidad: promover dietas sanas y sostenibles y reducir el desperdicio de alimentos, expandir las innovaciones, optimizar la productividad, promover las prácticas agroecológicas, diversificar cultivos y paisajes mosaicos y promover el enfoque paisaje en la cadena de suministro.