Menos de un mes después del encuentro entre los Gobiernos de Francia y España y cuando se cumplen unos pocos días desde la última reunión del Comité Mixto que trata de poner en común los problemas del sector hortofrutícola de Francia, España e Italia, agricultores galos han vuelto a llevar a cabo un ataque contra las producciones españolas.
Nuevo ataque al sector hortofrutícola español en Francia
Agricultores franceses vertieron en la madrugada del 21 de junio decenas de toneladas de melocotones, nectarinas y albaricoques delante de un supermercado de la ciudad de Perpiñán para protestar contra el aprovisionamiento con productos españoles a los que culpan de hundir los precios.
Según la emisora de radio «France Bleu Rousillon», la acción comenzó hacia las 5 de la madrugada cuando una veintena de agricultores lanzaron la carga delante de una tienda de la marca Leader Price que se encuentra en las proximidades del mercado mayorista de Saint Charles, a las afueras de la ciudad.
Uno de los participantes en la protesta, citado en la página internet del diario «L’Indépendant» de Perpiñán, denunció la llegada de género desde España, sin que se haya fijado un precio previamente.
«Los camiones -explicó- salen del lugar de producción y la negociación se hace mientras circulan», lo que tiene como consecuencia que los importadores acumulan mercancía, «paralizan el mercado», proponen precios muy bajos, y eso acaba por convencer a los distribuidores franceses, que les compran, en detrimento de la producción local.
En declaraciones al periódico, sindicalistas agrícolas franceses acusaron a los grupos de distribución de afirmar que sólo comercializan fruta nacional, pero en la práctica venden la española, sobre todo en las tiendas alejadas de las áreas de cultivo, donde creen que no tendrán controles de verificación. Y se quejaron de que «nuestra producción nacional se queda en los árboles o en las cámaras frigoríficas».
Por su parte, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) condenó duramente la acción y mostró su frustración. “Pedimos que los ataques fueran cosa del pasado y sin embargo vemos que están de plena actualidad”, señalaron.
Para esta organización agraria, los franceses protestan porque las mercancías españolas llegan sin precio y sin contrato a su mercado. Precisamente, esta es también la principal queja de los agricultores españoles, que demandan desde hace años un contrato obligatorio y homologado para vender su fruta.
Se estaría produciendo, a juicio de UPA, la “paradoja absurda de agricultores a uno y otro lado de los Pirineos luchando entre sí, cuando los culpables –y principales beneficiarios- serían los intermediarios y la distribución”.
UPA exige al Ministerio de Agricultura una protesta diplomática formal por este nuevo ataque y una reunión urgente, en el seno de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), para promover el fin definitivo de la venta a resultas –en la que el agricultor entrega el producto sin saber cuánto va a cobrar- tanto en las operaciones nacionales, como en las de exportación.
También requieren a las autoridades francesas que persigan, tal y como se han comprometido en diversas ocasiones, este tipo de acciones, y apelan a la Unión Europea para que vele por la libre circulación de mercancías, un derecho básico europeo que se está viendo “continuamente cercenado”.