UPA Andalucía está satisfecha porque la Consejería de Agricultura, después de sus constantes reivindicaciones, ha autorizado actuaciones excepcionales para combatir al mosquito del trigo. De esta manera, los agricultores de Cádiz, Sevilla y Córdoba afectados podrán quemar los rastrojos y controlar una plaga que en esta campaña ha tenido una alta presencia y ha causado importantes daños en los cultivos.
UPA Andalucía valora la autorización de quema controlada de rastrojos por el mosquito del trigo
El secretario general de UPA Andalucía, Miguel Cobos, explica que desde hace varios años algunas comarcas de Córdoba, Cádiz y Sevilla tienen un grave problema de carácter fitosanitario en los cereales. Se trata de una situación que no es nueva en nuestro campo, pero que en esta campaña se ha agravado de manera importante, porque se han disparado enfermedades como la roya, la septoria y el oidio, favorecidas por el incremento de las plagas de mosquito, pulgón negro y pulgón verde.
Esta situación se debe a las elevadas temperaturas y lluvias del otoño, con un invierno en el que prácticamente no ha habido heladas. Con este clima, los agricultores tienen que triplicar los tratamientos que harían en una campaña normal, lo que supone un incremento de los costes y algo que preocupa aún más, una reducción de los rendimientos.
Desde UPA-Andalucía se considera que se trata de una situación «complicada» para los cultivadores de cereales de estas zonas afectadas, que viven un problema que les sobrepasa y que demandan soluciones urgentes. Por eso, UPA Andalucía no ha cesado en estos meses atrás de pedir a la Consejería de Agricultura que sea sensible a la preocupación del sector y que se autorizara, de forma excepcional para esta campaña, y por motivos fitosanitarios, la quema controlada de rastrojos en las superficies afectadas.
La orden publicada plantea, de igual forma, una serie de condiciones de obligado cumplimiento para todos los agricultores, como son comunicar la quema de rastrojos a la Oficina Comarcal Agraria a la que corresponda, realizar cortafuegos de un perímetro de diez metros de anchura, fraccionar el fuego en zonas de no más de 10 hectáreas, y no realizar ninguna quema si las condiciones meteorológicas son adversas. Además, el titular de la finca debe establecer una vigilancia permanente hasta dos horas después de finalizar la quema y disponer de un tractor con grada y una dotación de agua.