El COPA- Cogeca , que defiende los intereses de las organizaciones agrarias y cooperativas comunitarias, insta a los ministros de la UE a asegurarse de que todas las decisiones relativas a identificación y autorización de los perturbadores endocrinos en el mercado europeo se toman sobre la base de los conocimientos científicos y a partir de un enfoque basado en el riesgo, como reacción a las propuestas de la Comisión Europea.
Perturbadores endocrinos: el sector agrario de la UE exige base científica y un enfoque del riesgo
El secretario general del Copa-Cogeca ha insistido en que las pruebas científicas sólidas deben constituir la base de cualquier decisión relativa a los criterios por los que se definan los perturbadores endocrinos.
Queremos, añadió, que se aplique un enfoque basado en el riesgo y no en la peligrosidad, como lo ha propuesto hoy la Comisión. También consideramos que a pesar de que la Comisión Europea haya decidido acelerar el proceso, ello no debe ser en detrimento de la pérdida de calidad de la evaluación de impacto, particularmente por lo relativo a los aspectos socioeconómicos involucrados».
Pesonen quiso dejar claro que los operadores y trabajadores agrícolas son los primeros afectados por el almacenamiento, el manejo y la aplicación de los productos fitosanitarios, de manera segura para proteger la salud humana, así como sus familias y ellos mismos, que deben protegerse.
De hecho, ya es obligatorio para los agricultores someterse a una formación y ser titular de un certificado oficial para poder aplicar productos fitosanitarios; y para los Estados miembros, aplicar las medidas oportunas para recoger los envases sobrantes.
«También queremos dejar constancia de que mientras la UE está imponiendo cada vez más restricciones al uso de los productos fitosanitarios y a la disponibilidad de los mismos, muchas de las sustancias que ya están prohibidas en la UE se siguen utilizando en diversos países extracomunitarios cuyos productos importa la Unión Europea, o con los que está negociando posibles acuerdos de libre comercio.
Por consiguiente, la situación no cambia realmente para los consumidores europeos, ya que siguen consumiendo los productos importados. Sólo sufren los agricultores europeos, ya que se quedan en clara situación de desventaja frente a sus competidores.
Si fracasa el intento de mantener la competitividad económica del sector agrícola de la UE, arriesgará igualmente la voluntad de creación de empleo y de crecimiento económico, además de reducirse la diversidad de productos agroalimentarios de gran calidad a disposición de los consumidores, así como los elevados niveles de biodiversidad de toda la UE.
Instamos a los ministros, concluyó Pesonen, a que tengan en cuenta nuestras preocupaciones cuando discutan esta cuestión».