La Asociación Española de Agricultura de Conservación de Suelos Vivos (AEACSV) en colaboración con Bayer, ha celebrado una jornada virtual, bajo el título 'Innovación en agricultura ante el cambio climático', en la que se trataron las estrategias que se están desarrollando en el campo de la agricultura para hacer frente al desafío global y profundizar en distintos casos de éxito en el manejo de cultivos desde la perspectiva del cambio climático.
Asumir compromisos ambientales y climáticos contará con potentes incentivos de la PAC
La jornada ha contado con la presencia de Fernando Miranda Sotillos, secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA); de Vicente Pérez García de Prado, secretario General de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Junta de Andalucía, que ha explicado la contribución de este sistema a las estrategias europeas «De la granja a la mesa» y de «Biodiversidad»; y con Emilio J. González Sánchez, profesor de la ETSIAM-Universidad de Córdoba y secretario de la AEACSV, para contarnos un caso de estudio ‘Sinergias de la Agricultura de Conservación en el control de malas hierbas’.
La AEACSV lleva 25 años trabajando, planteando y desarrollando nuevas prácticas que permitan una mejor conservación de los suelos agrícolas y de la biodiversidad. Unas prácticas que se apoyan en tres pilares fundamentales: la supresión del laboreo, la cobertura vegetal del suelo y la rotación o diversificación de los cultivos.
En palabras del secretario general de Agricultura y Alimentación del MAPA, «la relación que tiene el cambio climático con la innovación en la agricultura es una de las temáticas centrales que estamos desarrollando ahora mismo dentro de las políticas o de la planificación estratégica nacional de la futura Política Agraria Común (PAC), en donde tenemos que lograr un equilibro entre la sostenibilidad económica y la medioambiental. Por eso es muy importante la organización y participación de estos encuentros porque ayudan a buscar soluciones entre todos a los problemas del sector en aspectos como este, la lucha contra la erosión del suelo, y la escasez de agua». Además, ha subrayado que la innovación permitirá en muchos casos tomar las medidas necesarias, que sean eficaces y rentables para el agricultor o el ganadero.
Fernando Miranda ha destacado que «a través de la innovación vamos a ser capaces de conseguir esa transformación hacia una agricultura más compatible con el clima y el medio ambiente». En este periodo, el MAPA ha invertido 53.000 millones de euros en proyectos de innovación y para el periodo siguiente, según ha avanzado, tienen estimado incrementar notablemente esta aportación presupuestaria.
«La futura PAC nos va a permitir utilizar la innovación como herramienta para conseguir el reto de la transformación en sostenibilidad medioambiental de la agricultura y la ganadería que estamos buscando. Todo ello sin olvidarse de la formación.», ha afirmado Miranda.
Por su parte, Vicente Pérez ha recordado que «la innovación es hacer lo que ya se conoce pero de forma más precisa y más efectiva, y la agricultura de conservación es un ejemplo de ello», pero ha añadido que para que estas prácticas se integren tiene que haber unas facilidades para el productor y hacerse progresivamente.
En este sentido, ha mencionado como ejemplo la estrategia europea «De la Granja a la mesa» como una iniciativa para conseguir un mayor nivel de agricultura ecológica (concretamente llegar hasta el 25%), afirmando que en Andalucía están ya en un 19,8%, muy cerca de conseguir esos niveles. Por eso ha hecho hincapié en que los objetivos que se propongan estén basado en una realidad que no desmotive a ningún productor.
La agricultura de conservación ha demostrado su contribución a las estrategias de lucha contra el cambio climático desde el sector agrícola por su contribución a la captura de CO2 mediante esta práctica agrícola, la mejora de la eficiencia en el uso del agua, la reducción de energía e insumos, con los correspondientes efectos positivos sobre la disminución en la generación de gases de efecto invernadero.
Esta técnica de producción agrícola tiene entre sus principios fundamentales la mínima alteración mecánica del suelo, la conservación de una cubierta vegetal permanente y la diversificación y rotación de cultivos.
Vicente Pérez ha señalado que «la agricultura de conservación es decisiva para afrontar los retos de una agricultura sostenible y en el contexto de la nueva PAC debemos diseñar instrumentos que faciliten su conocimiento y aplicación”.
Tal y como refleja el estudio “Sinergias de la Agricultura de Conservación en el control de malas hierbas”[1], presentado durante el evento, también queda demostrado cómo la agricultura de conservación ayuda a optimizar el uso de herbicidas, y con el paso de los años, es posible reducir las dosis y el número de aplicaciones.
Emilio González ha explicado que “las mejoras en materia orgánica de los terrenos en agricultura de conservación favorecen la degradación más rápida de herbicidas necesarios, con alta capacidad de adsorción, como es el caso del glifosato.” Y es que, esta permite además mejorar un 15% los balances energéticos de los cultivos y evita la llegada de residuos a los cauces de agua. [1]Co-financiado por Bayer.
Entre las conclusiones destacadas están:
- La innovación orientada a la sostenibilidad medioambiental es uno de los principales aspectos que se han considerado en la PAC y en las estrategias europeas «De la granja a la mesa» y de la «Biodiversidad».
- La agricultura de conservación es decisiva para afrontar los retos de la agricultura sostenible. En el contexto de la nueva PAC debemos diseñar instrumentos que faciliten su conocimiento y su aplicación.
- La agricultura de conservación es un sistema adaptado técnicamente a las condiciones climáticas y agroclimáticas de España y que facilita la optimización de insumos.