La compañía ha celebrado esta semana dos charlas con especialistas celebradas en Lleida y Santiago de Compostela, en las que se ha destacado la importancia del manejo y de la elección de los híbridos destinados a alimentación animal mediante el proceso de ensilado.
KWS explica las claves en el manejo para lograr un ensilado de maíz de calidad
Dimas Cardoso, gerente de productos de maíz para ensilado de KWS en el Cono Sur, ha explicado que el principal reto del maíz para ensilado no es incrementar su rendimiento por hectárea, sino aumentar la cantidad de leche o carne que se puede obtener a partir de ese material. «Esa es la perspectiva que permitirá optimizar todas las fases del proceso que se inicia con la siembra y finaliza en la industria agroalimentaria», ha aclarado.
Cardoso ha recordado que el maíz para ensilado es una de las principales fuentes de alimentación para el vacuno, tanto de leche como de carne, algo que el agricultor debe tener en cuenta a la hora de escoger la variedad que siembre cuando se inicie la próxima campaña.
A la hora de escoger híbridos el responsable de KWS ha recomendado elegir los que están orientados específicamente al ensilado, “ya que los graníferos tienen una digestibilidad de fibra inferior, y aunque produzcan más granos, la respuesta animal puede ser menor”, ha explicado.
Por otra parte, a la hora de escoger una variedad para ensilado se debe dar prioridad a que tenga un alto número de granos, pero sobre todo una alta digestibilidad de la fibra, así como una elevada conversión en carne o leche. Para ello el agricultor/ganadero deberá inclinarse por variedades que ofrezcan tallos gruesos (que aseguran un menor contenido de lignina, y por lo tanto una mayor digestibilidad de la fibra), hojas sanas y granos profundos para un mejor procesamiento, “con estabilidad de rendimiento frente a diferentes fechas de siembra”, señala el experto.
Aprovechar todo el almidón
En cuanto a la necesidad de uso del ‘cracker’ de granos durante el picado, Cardoso ha sostenido que es fundamental que el grano esté partido para un mejor aprovechamiento del almidón. Cuando el grano no es tratado se observa su presencia en las heces del animal, y cuando se analiza su contenido de almidón se encuentran valores muy elevados. Es decir, con un potencial que no ha aprovechado el animal.
Al respecto, Cardoso ha asegurado que es muy importante que el contenido de almidón en las heces no supere el 5%, ya que por cada 1% de almidón que se encuentra en heces se dejan de producir 350 mililitros de leche o 35 gramos de carne. Además, con el objetivo de aprovechar eficientemente el almidón, el experto recomienda comenzar a consumir el silo a partir de los 150 días posteriores a su elaboración. “Actualmente los materiales disponibles poseen un 12-14% del almidón que no se logra utilizar, y es por ello que en KWS estamos trabajando en la selección de maíces cuyo almidón se pueda utilizar en un 100%”, ha añadido.
Respecto del contenido de humedad en el momento del picado, el especialista señala que a medida que aumenta el porcentaje de materia seca también aumenta la productividad de leche y carne por hectárea. El mejor equilibrio entre humedad y acumulación de almidón se da cuando la materia seca se ubica en el rango de 32-38%.