El pasado día 26, tuvo lugar el evento virtual #ReGeneraciónRural. Vías de futuro para la juventud en el mundo rural, en el que el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional, CERAI, presentó su último informe, realizado en colaboración con la Fundación Daniel y Nina Carasso, "El camino hacia el empleo agrario en los Sistemas Agroalimentarios Territorializados", un documento que explora la reputación actual de las profesiones agrarias, la falta de relevo generacional en el mundo rural, los obstáculos que encuentran las personas que desean incorporarse profesionalmente a este área y algunas vías para fomentar nuevos emprendimientos agrarios en la España vaciada.
Presentado un nuevo estudio sobre el relevo generacional en el mundo rural
En la presentación estuvieron presentes Juan Laborda, técnico en agroecología de CERAI y autor del informe junto con Beatriz Hernández Martín; Neus Monllor, de la Red de Espacios Test Agrarios; Eva Torremocha, responsable de Alimentación Sostenible de la Fundación Daniel y Nina Carasso; y dos representantes de casos de éxito en nuevo emprendimiento rural: Alberto Ruiz, de la cooperativa La Sazón, y Juan Martorell, de la ganadería Sabor Trashumante.
Eva Torremocha avanzó uno de los primeros obstáculos que aparecen en el camino de quien se plantea la actividad agraria como futuro profesional: un imaginario colectivo en el que este tipo de profesiones están menospreciadas, asumiendo la idea de que es en las ciudades donde, especialmente las personas jóvenes, pueden encontrar un futuro mejor y más prestigioso.
Gráficos, mapas y testimonios ilustran un trabajo que se ha llevado a cabo a partir de la revisión de fuentes oficiales, información bibliográfica, visitas de campo y entrevistas con los actores implicados. Juan Laborda ha sido el encargado, como autor del informe, de explicar estos aspectos metodológicos y también su alcance y expectativas.
“Algunos de los deseos o expectativas que surgen de este estudio son: que cada vez haya una mayor tendencia a valorar este tipo de alimentos; que la agricultura familiar se acerque a nuevos modelos, dado que le favorece a muchos niveles; y que el sector agroecológico y el convencional dialoguen y aprendan mutuamente”, ha expresado Laborda durante la presentación.
A continuación, los ponentes dialogaron en una mesa redonda, donde se comentaron asuntos tales como la relevancia de un documento como este en el contexto actual y los obstáculos a los que se enfrentan las personas que deciden llevar a cabo emprendimientos rurales.
La intervención de personas que han llevado a cabo emprendimientos rurales —cooperativa La Sazón y Sabor Trashumante— ha sido clave para conocer casos de éxito de primera mano, sobre todo teniendo en cuenta la importancia que da el informe a que se conozcan otras experiencias como parte de la estrategia de acercamiento al mundo rural.
Alberto Ruiz, que se incorporó a la horticultura después de sus estudios universitarios sin proceder de una familia agricultora, subrayó que haber trabajado durante años para alguien que ya tenía experiencia fue clave en su aprendizaje, y unir fuerzas con otras personas formando cooperativa ha resultado muy positivo.
Por su parte, Juan Martorell, que pertenece a la sexta generación de una familia dedicada a la ganadería, destacó su vocación con rotundidad: “Sabor Trashumante no sólo es la venta de nuestro producto: es poder mantener los paisajes en los que pastan nuestros animales, mantener el ecosistema, que podamos seguir viviendo en Teruel. No es un mundo idílico, pero es una forma de vida”.
El camino hacia el empleo agrario
El informe demuestra que las profesiones agrarias en España, especialmente después del confinamiento de 2020, gozan de una buena reputación entre de la población, debido a que son percibidas como labores que cumplen con una función social de primer orden, como es la producción y el abastecimiento de alimentos.
Sin embargo, un tercio de ella admite no saber nada sobre política agraria, y se sigue observando que la imagen de la persona que se dedica a las tareas del campo se encuentra contaminada por una serie de prejuicios negativos, relacionados sobre todo con su nivel cultural y su éxito en el plano económico-laboral.
La imagen negativa de las profesiones agrarias alimenta desde hace décadas un éxodo rural que sitúa a las personas cada vez más lejos -física y contextualmente- del lugar donde se producen sus alimentos, favoreciendo el bucle del desconocimiento y el prejuicio.
La falta de relevo generacional en la actividad agraria es una realidad debida a que muchas personas jóvenes migran del campo a las ciudades, y la población urbana que tiene interés en este sector profesional se enfrenta a una serie de obstáculos para hacerlo. La desaprobación social de un plan de vida que implique dedicarse al campo, así como la falta de información sobre cómo emprender este proyecto son los primeros retos a los que estas personas se enfrentan.
Tal y como el informe analiza en detalle en uno de sus capítulos, incluso una vez superadas las barreras del prestigio y la información, las personas que desean dedicarse profesionalmente a la agricultura encuentran nuevos obstáculos para llevarlo a cabo.
Aunque éstos varían en las diferentes áreas del sector primario y del perfil de cada persona, el acceso a la tierra, a financiación, a los insumos, a los canales de comercialización y a asesoramiento empresarial y fiscal continúan dificultando, de manera generalizada, el camino del emprendimiento rural.
También cabe destacar que la incorporación de las mujeres a las labores del campo es especialmente complicada, así como el acceso a servicios en zonas rurales (viviendas, escuelas, centros sanitarios, internet) y la integración social en el territorio.
El informe aboga por un sistema de aproximación progresiva, formativa y asesorada para las personas que quieran tomar esta vía profesional, con el objetivo de mitigar algunos de estos obstáculos. En este sentido, la Red de Espacios Test Agrarios (RETA) ha aparecido recientemente como una herramienta clave para el futuro del sector.
A través de este programa, las personas interesadas en la actividad agrícola pueden acceder a tierras donde probar su proyecto mientras reciben acompañamiento y orientación profesional. “Que todas las personas que quieran dedicarse al agro encuentren en el camino una alfombra roja, desde las políticas públicas, desde la ciudadanía y desde el propio sector”, es el deseo que ha expresado Neus Monllor, coordinadora de la RETA, durante la presentación.
Mirando un paso más allá en el proceso de emprendimiento, el informe repasa a continuación las diferentes fases para el arranque de proyectos, ofreciendo herramientas, fuentes de financiación y otros aspectos a los que prestar atención en esos primeros años cruciales para el éxito de la iniciativa.
También se identifican las preocupaciones más habituales en esta fase y se sugieren posibles medidas para que, desde el ámbito público, se pudiese simplificar el procedimiento de arranque de un proyecto agroalimentario por cuenta propia.
Basándose en una metodología rigurosa y en el seguimiento de múltiples casos reales, el informe ofrece también una valiosa orientación sobre cómo debería cuidarse esa incorporación a las profesiones agrarias, para salvar o mitigar los obstáculos que se presentan con carácter general y, de esta manera, asegurar un relevo generacional efectivo en el sector primario en España.