El incremento del precio de la energía tiene un fuerte impacto sobre el coste de producción de las hectáreas de riego que son la base de nuestra potente exportación agroalimentaria. Asaja Sevilla ya nos dijo que “podría incrementarse la factura de los agricultores en un 50%”. Y el IPC acusa ya la subida de precios en los alimentos y así nos lo advierte con temor la OCU cuando afirma que “la alimentación está ya comportándose de modo inflacionista”.
Agua, energía, alimentos y vida. Por Jaime Lamo de Espinosa
Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.
Querido lector:
Transcurrido agosto, podemos consignar algunos hechos que definen un verano extraño y no del todo grato para el campo español. Es cierto que han comenzado a llegar los fondos europeos pero también lo es que el coste de la energía ha batido récords semana tras semana encareciendo los costes de los productos del regadío. Y al tiempo hemos leído noticias amenazantes contra los embalses y las presas existentes en España como si aquellas fueran fruto del franquismo (escribiremos sobre esto otro día) y solo por eso hubiera que ponerlas bajo un prisma de dudosa existencia. Mientras tanto la PAC sigue en el estado en que la dejamos a finales de julio. Y la España vaciada ha sido objeto de debates en prensa y centros de estudio. El frente antitaurino vuelve en Gijón suspendiendo corridas, arruinando ganaderos y toreros. Y la ministra alemana de Agricultura permite la caza del lobo dados los daños que estos causan a la ganadería. Muchas cosas han ocurrido en agosto mientras la pandemia continúa… aunque con ritmo diferente…
Pero, desgraciadamente, en mitad del verano hemos vivido, en otro ámbito de cosas, el terrible abandono de Afganistán por EE.UU –ya anunciado en su día por Trump y consolidado ahora por un Biden temeroso y lejano de su propia historia durante los últimos veinte años–, Afganistán que está desde esas fechas en manos de los talibanes cuya historia de las últimas décadas es bien conocida y que nos lleva a un territorio en Asia Central bajo el control, casi seguro, de Rusia y China, tras una presencia de EE.UU y de la OTAN de veinte años. Un gran fracaso occidental.
El tema principal a efectos agrarios ha sido, sin duda, el fuerte crecimiento de la factura energética pues el precio de la electricidad ha superado los 100 €/MWh, cuando en Francia solo llega a los 80 € y en Alemania los 78 €. Hemos vivido varias semanas con récords históricos en los precios de la energía. Los viernes 13 y 20 fueron auténticos “viernes negros”. Ante estas situaciones algunos, incluso, han defendido la creación de una empresa hidroeléctrica estatal para bajar las tarifas pero nadie cree en esa solución pues no existen razones para pensar que ello sería causa suficiente para dicha reducción. La transición ecológica va por otro camino: el de las energías renovables.
La energía seguirá siendo cara por la insuficiencia de renovables, faltos de más energía nuclear (el ejemplo francés parece no interesar) y por la altísima cotización del gas natural y del CO2 situados en máximos históricos. A lo que hay que unir escasa energía eólica y gran consumo energético por el calor. Y el precio del mercado mayorista supone el 45% de la factura al consumidor, según los kW gastados y la potencia contratada. El resultado ha sido que el 20 de agosto España tenía el precio de la energía más alto de Europa, y este lunes 30, el precio se disparará aún más alcanzando su récord histórico de 124,45 €/MWh.
Ante ello algunas eléctricas han procedido a turbinar enormes volúmenes de agua de sus diferentes pantanos, reduciendo así el volumen embalsado. El caso de Ricobayo o Valdecañas han sido ejemplares. Y aunque Transición Ecológica ha abierto expediente a la empresa, la Confederación Hidrográfica del Duero emitió informe advirtiendo que no apreciaba ninguna irregularidad dada la naturaleza hidroeléctrica del embalse y las circunstancias excepcionales de la energía en la actual coyuntura.
Pero esto ha llevado a que las reservas de agua hayan pasado de 36.000 hm3 en marzo a 25.400 hm3 a mediados de agosto. Así, la mitad de los embalses españoles tienen reservas por debajo de la media de la última década y están al 45,5% de su capacidad. Y muchos quieren acusar por ello a la demanda de agua para riego en lugar de hacerlo contra los desembalses por razón del precio especulativo de la energía.
Y… “en medio de la polvareda perdimos a Don Beltrán”. Sí, además, se ha producido un fuerte recorte en el Trasvase Tajo-Segura, trasvase que también está amenazado, y su recorte ha provocado un aumento de su coste de tal modo que por los 7,5 hm3 de este mes se pagará más que sobre las tarifas vigentes desde 2017. El verano está siendo trágico para el trasvase: ”Los elementos vitales en la agricultura del siglo XXI, agua y electricidad, nos llevan a la ruina” según Angel Urbina, presidente de la SAT San Enrique y regante del trasvase. Un notable citricultor de la zona nos dice que el coste de 1 hectárea de cítricos en el Campo de Cartagena ha pasado de 7.500 a 9.000 €/ha. Y el reputado profesor Joaquín Melgarejo, director del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante, asegura que ve irrazonable la reducción del caudal. Y este trasvase, que nace con la República de la mano de Indalecio Prieto y de Lorenzo Pardo y se inaugura en la Transición, debe ser defendido a ultranza, más aún en un país con el mayor estrés hídrico de Europa.
A ello se une el fuerte impacto que este sobrecoste de la energía está teniendo en el coste de la producción de las 3,8 millones de hectáreas de riego existentes en España y que son base de nuestra fuerte exportación agroalimentaria. Asaja Sevilla ya nos dijo hace tiempo que “podría incrementarse la factura de los agricultores en un 50%”. Y es más, el IPC acusa ya la subida de precios en los alimentos (aceites y grasas, huevos, refrescos y zumos, frutas frescas, etc.) según comprobamos en los datos del INE y así nos lo advierte con temor la OCU, a través de su portavoz Enrique García, cuando nos dice “la alimentación está ya comportándose de modo inflacionista”. Por eso no es de extrañar que el Grupo PP haya presentado una proposición de ley para evitar que el tarifazo eléctrico acabe con la agricultura de riego, para lo que pide, con toda razón, que se regule la doble facturación eléctrica prevista en la Ley 1/2018, de tal modo que se pague solo por la energía realmente consumida y no por la potencia contratada, siempre muy elevada respecto a la que realmente se consume en los pocos meses en que el riego es necesario.
Y también propone utilizar los fondos europeos para financiar nuevos regadíos y modernizar los existentes, lo que es una sugerencia muy aceptable y que debería ser instrumentada. Incluso han acudido al Defensor del Pueblo en auxilio para que se instrumente dicho desarrollo.
El mes ha finalizado con el curso que desde hace ya varias décadas el profesor Juan Velarde, asturiano por los cuatro costados y orgulloso de ello, excepcional economista y maestro de economistas, gran trabajador, activo Miembro de la Real academia de Ciencias Morales y Políticas, viene organizando y dirigiendo –auxiliado siempre por su eficaz y fiel hija Paloma, gran artista por otra parte– en la Granda, cursos que gozan de inmenso prestigio y que suelen abarcar aquellos temas que se encuentran de máxima actualidad en los años en que se celebran.
He tenido el honor de ser invitado a clausurar dicho ciclo, tratando el tema de la España vacía y vaciada, porque va siendo hora de que distingamos entre ambos conceptos y de que nos demos cuenta de que el primero ha sido consecuencia y lo está siendo de políticas que provocan la acción del vaciamiento. También debemos ser conscientes de que este no es un fenómeno exclusivamente español, es universal y desde luego muy europeo, porque en Francia y en Italia las circunstancias de cientos de municipios, muchos alpinos, son muy semejantes a las de sus iguales españoles. Pero hoy no toca hablar de esto, lo haremos otro día.
Es un tema muy grave que debe seguir siendo objeto de estudio. Al igual que el del coste energético y los problemas del agua. Agua, energía, alimentos y vida son partes de una misma oración. Necesitamos agua para tener vida. No lo olvidemos.
Un cordial abrazo