Consumo responsable en Navidad
Francisco Hevia, director de Responsabilidad Corporativa y Comunicación de Calidad Pascual
Muchos sociólogos dan por consolidada una nueva sensibilidad social que está comenzando a cambiar usos y costumbres, también en Navidad. De hecho, las fiestas navideñas son un altavoz magnífico y una excelente oportunidad para que entre todos impulsemos el consumo responsable. En torno a las fiestas de final de año va a seguir habiendo un empujón del consumo, muy importante en términos de desarrollo económico, pero a la vez aumentan la reflexión y la responsabilidad en cada compra. En definitiva, la fiebre del consumismo parece estar dejando paso a fórmulas mucho más meditadas y sostenibles, lo que también es una magnífica noticia.
Si nos atenemos a la serie de informes “La alimentación mes a mes”, elaborados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la importancia de las fiestas navideñas sigue fuera de toda duda. Según el último estudio, de 2014, en diciembre se consumió un 30% más de carne que el siguiente mejor mes del año pasado, y un 68% más que el peor. Con el marisco las diferencias son aún mayores: en diciembre se consumió un 95% más que el siguiente mejor mes, y un 165% más que el peor. Con las bebidas espirituosas sucedió algo parecido: en diciembre se consumieron más del doble que el siguiente mejor mes, y cerca del triple que el peor.
Ahora bien; no es menos cierto que, en proporción, el consumo de productos netamente navideños tiende a descender ligeramente diciembre tras diciembre desde 2008. Y que, a la vez, en el conjunto del año hay un interesante avance de productos más saludables, respetuosos con el medio ambiente y sostenibles. Por ejemplo, se ha avanzado mucho en las preferencias por productos locales. También se tienden a planificar más y mejor las compras, lo que a la vez favorece una importante reducción en el desperdicio de alimentos, que alcanza al 30% de los alimentos que se producen en el mundo. Y a la vez se está impulsando el reciclado, reduciendo el peso de los envases y ganando cada vez más eficiencia en el uso de energía de todos los procesos de la cadena de alimentación.
Con todo, diría que hay otro aspecto que incluso puede ejemplificar mucho mejor el cambio de mentalidad hacia un consumo verdaderamente responsable. Me refiero al auge de las campañas prenavideñas de los bancos de alimentos. Hace unas pocas semanas, la tercera edición incrementó un 5% el volumen de alimentos recogidos, hasta un total de más de 22 millones de kilos.
Nicolás Palacios, presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos, hizo ante los medios una magnífica valoración de los resultados obtenidos: “Los españoles no dan lo que les sobra; dan lo que le hace falta al otro demostrando que la generosidad, más que un sentimiento, es una determinación por empeñarse en el bien común”.
Nada puede añadirse al comentario de Nicolás. El guiño al consumo responsable con el que he titulado estas líneas es ése: la generosidad y la solidaridad como valores cada vez más reconocibles por todos y exigibles también para el conjunto de las empresas.
De hecho, en Calidad Pascual también intentamos favorecer en cada cosa que hacemos esa tendencia cada vez más responsable y sostenible. Hace unos meses renovamos nuestro convenio de colaboración con la Federación Española de Bancos de Alimentos, y previamente habíamos completado con Kellogg’s la entrega de 3,5 millones de desayunos.
Es solo un gesto entre muchos, pero también subraya que, en consumo, las cosas y los tiempos están cambiando para todos, y está muy bien que así suceda. Como apuntaba al comienzo de este artículo, la Navidad es una magnífica oportunidad para que practiquemos más y mejor consumo responsable. Cada gesto en ese sentido nos hará pasar unas fiestas todavía un poco más felices. Felices fiestas, feliz consumo responsable y feliz 2016 para todos.