Tomás García-Azcárate. Vicedirector del Instituto de Economía, Geografía y Demografía y del CSIC
El 31 de marzo de 2022 se recibió la carta[1], y su correspondiente anejo[2], con las observaciones de la Comisión Europea sobre la propuesta de Plan Estratégico de la PAC de España[3], remitido por el Gobierno de España el 29 de diciembre pasado, cumpliendo los plazos previstos al respecto.
Ahora, España tiene 3 semanas para responder a estas observaciones. El plazo es más que corto ya que el proceso requiere, por un lado, informar e implicar a las organizaciones agrarias, las cooperativas agroalimentarias y los agentes sociales y acordar en toda la medida de lo posible esta respuesta con las comunidades autónomas.
El Gobierno de España no tenía ninguna obligación legal de hacer pública la carta recibida desde la Comisión. Sin embargo fue el primero que lo colgó en su página web, cosa que todavía no han hecho a la hora de escribir este artículo otros gobiernos como el francés. Nos tuvimos que enterar de su contenido por una filtración en la prensa especializada.
En cuanto a la Comisión, publicó una síntesis de sus observaciones[4] a los Planes estratégicos de la PAC de los 19 Estados miembros que cumplieron con los plazos, en el que subrayó que ha observado grandes diferencias entre ellos. Unos pocos necesitan, según ella, profundas revisiones, otros necesitan ser completados en mayor o menor medida.
A estas alturas, no he tenido capacidad de analizar el contenido de las 19 cartas y los 19 planes nacionales. Me he limitado a leer la carta dirigida al mayor país agrícola de la Unión, y el tono de nuestra carta es más positivo que el de la carta dirigida a nuestros vecinos galos, actuales presidentes del Consejo. Me dirían quizás mis amigos ecologistas que “en el reino de los ciegos, los tuertos son reyes”, pero yo lo entiendo como el reconocimiento de la gran labor que han hecho los compañeros del Ministerios y de las distintas consejerías autonómicas, en dialogo con los agentes sociales.
También hay que felicitar a los funcionarios de la Comisión por la calidad de sus lecturas de los Planes Estratégicos y la precisión de sus comentarios, todo esto en un tiempo también récord. A más alto nivel al nivel político, se puede intuir las tensiones que han existido entre los distintos servicios, incluso en el interior de la misma Dirección General y no digamos entre direcciones generales.
Si se hubiera de retener un titular sobre todo este ejercicio, este sería (como ha reflejado el conjunto de la prensa profesional) que la Comisión considera como insuficiente los objetivos medioambientales, y por lo tanto los medios movilizados a este fin por los distintos Estados miembros. Aunque las carencias no se limitarían a esta vertiente. También abarcarían n mayor o menor medida otros aspectos como los pagos acoplados, la definición de hectárea elegible, la incorporación de mujeres y la igualdad de género o el desarrollo de la banda ancha en las zonas rurales.
La crisis de Ucrania no legitima, para la Comisión, el abandono d los objetivos perseguidos con el Pacto Verde Europeo, de las estrategias “De la granja a la mesa” y “Biodiversidad” Antes al contrario, refuerza la necesidad de que los Planes Estratégicos aumenten la resiliencia de la agricultura europea, contribuyan a reducir su dependencia energética y de los fertilizantes sintéticos y la urgencia de promover modos de producción más sostenibles.
He de confesar que, más allá de las urgencias a las que hay que atender, estoy de acuerdo con esta declaración. En el fondo, los que afirman, como Mercedes Morán, que “hace más falta un modelo productivista para poder estar preparados para los problemas actuales y futuros”[5], no incorporan suficientemente a mi juicio entre estos la urgencia de la adaptación y mitigación del cambio climático. Tampoco parecen darle toda su importancia y credibilidad a las repetidas alarmas del correspondiente Panel Intergubernamental (IPCC, en sus siglas inglesas) cuyos informes[6] son cada vez más inquietantes. Curiosamente, en otros temas como las técnicas de modificación genéticas, se reclama (y con razón) que hay que escuchar más a la ciencia y menos a la política. Yo creo que hay que escuchar más a la ciencia tanto en un caso como en el otro.
Estas mismas voces críticas hablan de “fomentar la resiliencia y la rentabilidad del sector agrario” que quedaría “relegada a un segundo plano” por el componente verde de la PAC. Simplemente hare notar que el mismo día que leí el excelente y muy bien documentado artículo ya citado de Mercedes Morán, ASAJA nos avisaba que “las lluvias y el frío causan graves pérdidas en el campo español” yAgroseguro estimaba en 150 millones las indemnizaciones por las heladas que afectaron a más de 37.000 hectáreas[7].
La carta española
Aunque España esté en el grupo de los mejores alumnos, también recibe su cuota de comentarios, solicitudes de clarificación, sugerencias de modificación y demandas de modificación.
Los dos primeros párrafos de la carta no pueden ser más explícitos: El PEPAC español ha sido bien recibido por la Comisión que subraya su carácter “completo’ (“comprehensive”, en ingles). Pero, a partir del tercer párrafo, empiezan las observaciones críticas.
La mayoría de ellas son demandas de clarificación, de justificación de ciertas propuestas, de mayor coherencia y complementariedad entre los objetivos perseguidos por el primer pilar de la PAC (las ayudas directas) y el segundo (el desarrollo rural).
El PEPAC español es el resultado de un difícil equilibrio entre los resultados del análisis de impacto y las realidades políticas de nuestro muy diverso país. Por ejemplo, la Comisión felicita a España por su proceso de convergencia interna pero, de sus preguntas, se podría deducir que quisiera que España fuera más allá en este proceso (sería una mala noticia para la postura oficial y mayoritaria en Andalucía). La misma sensación se tiene en lo referente al “agricultor activo” y “la ayuda redistributiva”. La Comisión pide clarificar los criterios utilizados, lo que podría significar que la Comisión ha ido demasiado lejos en su apoyo al agricultor profesional (sería esta vez una mala noticia para Comunidades como Aragón y Castilla y León pero buena para Andalucía).
Como hemos dicho, los mayores comentarios de la Comisión (Mercedes Morán ha tenido la paciencia de calcular los porcentajes y avanza el de un 90%) se concentran en los aspectos medioambientales, empezando por la coherencia de la “arquitectura verde” entre Buenas Prácticas Agrícolas, ecoesquemas y ayudas medioambientales.
Dos temas complicados
Para terminar, me gustaría referirme a dos temas, que se ubican entre los que me parecen más complicados: el agua y la desertificación (puntos 16 y 17) y el de los “futuros objetivos” de las políticas comunitarias (punto 19).
Las tensiones entre política de regadíos y política agraria común son una constante, al menos desde la reforma Mac Sharry. A la dificultad técnica y política que intrínsecamente tiene la política hidráulica se suma por un lado la incomprensión se su importancia en los países del norte de Europa y, por otro, en nuestro país el incumplimiento sistemático de las directivas medioambientales, los pozos ilegales, la crisis del Mar menor, el cerco a Doñana,… que debilitan la capacidad de convicción y explicativa de los negociadores españoles. Nos piden el aumentar el potencial de ahorro y la reducción efectiva de su uso en las regiones con mayor escasez.
Esto toca de lleno al segundo pilar de la PAC y pilla al Ministerio de Agricultura en el medio de un fuego cruzado entre Bruselas, el Miteco y las comunidades autónomas. Sin haber estado en los entresijos de la negociación y redacción del Plan, me parece evidente que el Ministerio ha centrado el mayor de sus esfuerzos en la definición del primer pilar y ha recogido lo mejor que ha podido en la parte del Plan que se refiere al segundo pilar los desideratas de las comunidades autónomas. Tres semanas, el plazo para preparar la respuesta a la carta, me parece un plazo muy corto para semejante embrollo. ¡Ojala me equivoque!
Más sorprendente me parece el punto 19, en el que la Comisión nos “invita” a tener en cuenta los “futuros objetivos nacionales” que se fijarán, se supone que más pronto que tarde, como resultado tanto del Reglamento sobre “reducciones anuales vinculantes de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los Estados miembros entre 2021 y 2030 que contribuyan a la acción por el clima, con objeto de cumplir los compromisos contraídos en el marco del Acuerdo de París[8]” como de la propuesta actualmente en discusión de Reglamento sobre el uso de la tierra y la silvicultura (2021-2030)[9].
La PAC es un paquebote de gran calado que evoluciona con el tiempo pero que no puede cambiar de rumbo bruscamente. El Consejo de Ministros ya ha explícitamente señalado su compromiso en poner la nueva PAC al servicio de los objetivos ya aprobados y legalmente obligatorios y su sorpresa primero, y negativa luego, a incluir otras obligaciones pendientes del correspondiente proceso legislativo.
No hay que confundir velocidad con precipitación. La indispensable transición ecológica requiere de la adhesión de sus actores. En el caso de la transición agro-ecológica, hablamos de los agricultores, la distribución, la logística, la industria alimentaria, las industrias de insumos y los consumidores. Exigencias como las formuladas en este párrafo no ayudan a consolidar el necesario contrato social de toda la cadena alimentaria.
[1]https://www.mapa.gob.es/es/pac/post-2020/cover-letter-dg-ol_es_tcm30-616039.pdf
[2]https://www.mapa.gob.es/es/pac/post-2020/es-list-of-observations-adoption-final_tcm30-616040.pdf
[3]https://www.mapa.gob.es/es/pac/post-2020/sfc2021-pepac-enviado-29-12-2021_tcm30-585202.pdf
[4]https://ec.europa.eu/info/sites/default/files/food-farming-fisheries/key_policies/documents/overview-cap-plans-ol-220331.pdf
[5]https://www.agropopular.com/estrategico-moran-070422/?
[7]https://www.agronegocios.es/agroseguro-estima-en-150-me-en-indemnizaciones-por-la-helada-del-pasado-fin-de-semana/
[8]https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/HTML/?uri=CELEX:32018R0842&from=EN
[9]https://ec.europa.eu/clima/eu-action/forests-and-agriculture/land-use-and-forestry-regulation-2021-2030_es