Vidal Maté
Exportación alimentaria, hacia otro modelo
La exportación de los productos de la industria alimentaria siguió su carrera al alza en el primer semestre de este año con un incremento medio del 5,9%, hasta los 12.344 millones de euros, para consolidar su posición como el sector a la cabeza en las ventas en el exterior, a pesar de los problemas existentes en los mercados por una cierta caída en la demanda.
Con esta cifra, España se consolida también como el cuarto país exportador comunitario de la industria alimentaria, por detrás de Francia, Alemania e Italia, pero con unos índices de crecimiento en la mayor parte de los casos superiores al resto.
Un análisis rápido del comportamiento de esas exportaciones pone de manifiesto varios datos. Primero, que el resto de los países comunitarios, a pesar de la crisis, siguen siendo los principales mercados en volumen y en el valor de esas ventas, con un crecimiento sostenido típico de mercados maduros, solamente con la excepción de un descenso en las ventas a Portugal.
Segundo, que fuera de la Unión Europea los crecimientos son espectaculares, más en porcentajes que por su actual volumen de compras, en los mercado asiáticos, donde destaca Corea del Sur con un incremento del 52,5%, China-Hong Kong con otro incremento del 35,8% o Japón con el 9,5%. Tercero, que junto a los mercados asiáticos, el continente americano, de norte a sur, es la otra gran apuesta de futuro con un crecimiento del 12,7% en Estados Unidos, del 34% en México o del 18% en Brasil. Cuarto, que, globalmente no hay modificaciones sustanciales en los productos exportados con el porcino en la cabeza, seguido de aceites y vinos y con el dato positivo de incrementos en ventas de otros sectores como los productos de la pesca, dulces, zumos u oleaginosas.
En conjunto, una evolución en una línea permanente al alza de las exportaciones agroalimentarias y que constituye uno de los cuadros más socorridos por la Administración para justificar las bondades y el éxito de las políticas aplicadas en los últimos años hacia la industria alimentaria.
Unas políticas que se tratarían de consolidar en los presupuestos de 2016 con el incremento del 100% de las partidas destinadas a la internacionalización del sector, así como para su ya tradicional asistencia a ferias agroalimentarias. Un éxito pero, donde, desde el propio sector industrial también se detectan agujeros que urgen tapar desde 2016 para seguir en la misma línea de crecimiento.
Al grano. Se trata de un modelo de “Alimentos de España” hacia el exterior que ha funcionado en los últimos años con unos buenos resultados por el empuje de las empresas y, obviamente, también por los apoyos articulados desde Comercio, a través del ICEX y de Agricultura. Pero, desde la propia patronal del sector, la FIAB, en su hoja de ruta para 2016, se estima que el mensaje y los propios instrumentos ya se han quedado viejos.
Y, en consecuencia, se reclama un cambio considerando las necesidades de las propias industrias, el mayor potencial de la imagen de la gastronomía española, mirando lo que están haciendo esos otros países comunitarios que, aunque se han dado grandes avances, siguen llevando a España cuerpos de ventaja en sus actuaciones en los mercados exteriores.
Desde la perspectiva de la empresas, se ven en positivo los 3,1 millones en total en 2016, como apoyo para su presencia en las ferias más importantes del sector. Pero, para dar un paso más en la internacionalización de los mercados, para estar con una mayor presencia en los mismos, un paso adelante sería una política de apoyo a implantación de filiales en los principales mercados, con estructuras propias en esos destinos.
Junto a los grandes grupos, no se puede olvidar que existe un gran pelotón de empresas pequeñas y medianas que han apostado por su internacionalización y que suponen en su conjunto el grueso de la actividad en el sector dentro y fuera de España.
Desde una visión de los mercados, son datos muy positivos los fuertes incrementos de las ventas en los países asiáticos y en el Golfo Pérsico, aunque el grueso de las ventas en volumen y por nivel de ingresos sigue correspondiendo al resto de los países comunitarios.
Pero, se estima que una de las asignaturas más importantes de la industria alimentaria y de los responsables políticos es la apertura real de los mercados del continente americano, desde Estados Unidos al punto más al sur de Sudamérica donde, de una u otra forma, se ponen clavos en las fronteras disfrazados de diferentes envolturas para frenar o parar r simplemente la entrada de productos españoles.
Desde la perspectiva de los productos, además las grandes ventas de graneles en sectores claves, o de subproductos baratos, se apuesta por seguir avanzando en la venta de productos de mayor valor añadido desarrollando una mayor imagen de calidad bajo el soporte de una nueva cocina española.
Finalmente, el sector coincide en la necesidad de una mejor y mayor utilización del potencial que supone para la venta de productos alimentarios españoles en el exterior la visita de millones de turistas que cada año degustan esos productos en España.
Otra estrategia para un tiempo nuevo