Ricardo Delgado Vizcaíno, presidente de COVAP. Víctor Yuste Jordán, director general del Foro Interalimentario
La cadena agroalimentaria: responsabilidad e implicación compartida
Ricardo Delgado Vizcaíno, presidente de COVAP. Víctor Yuste Jordán, director general del Foro Interalimentario
La cadena agroalimentaria –producción, transformación y distribución– es hoy motor de nuestra economía, que sabe adaptarse a los cambios, retos y situaciones más o menos adversas que se le presentan. ¿Cómo? Gracias al trabajo conjunto, diario y constante de cada uno de sus eslabones en la búsqueda de la eficiencia y la productividad, y la apuesta por la innovación.
La sostenibilidad (económica, social y medioambiental) debe ser el eje sobre el que pivoten las prácticas y el trabajo de cada actor implicado en la cadena agroalimentaria. Cada día más empresas están implementando técnicas innovadoras y sostenibles con la intención de mejorar su eficiencia, así como de orientar a otras empresas. De hecho, la cooperativa COVAP ha impulsado una ambiciosa y exitosa iniciativa “COVAP 45”, que está permitiendo un avance en productividad e innovación de la mano de sus ganaderos.
En un sector tan importante para España como es el lácteo, el ganadero invierte en la modernización de sus explotaciones, dimensionándolas adecuadamente y mejorando la genética, la alimentación y la sanidad animal; y la industria no cesa en innovar en procesos y productos de calidad, al igual que la distribución; pero solo el trabajo conjunto de todos ellos permitirá satisfacer adecuadamente la demanda de los consumidores y hacer sostenible este sector.
La experiencia nos ha hecho ver que el mejor camino para alcanzar una cadena agroalimentaria sostenible es el establecimiento de alianzas que dote a todos sus eslabones de una estabilidad y seguridad que minimice la incertidumbre y siembre las bases para crecer con visión de futuro, asegurando especialmente la renta de los agricultores y ganaderos. Se trata de alcanzar un beneficio para todos.
Hoy es imprescindible apostar por una innovación agroalimentaria global que, siguiendo el Manual de Oslo de la OCDE, debe abarcar la innovación en procesos, conceptos, tecnologías y productos y, para tener éxito, tiene que ir muy de la mano de los consumidores, captando sus necesidades y testando su opinión, haciendo lo que denominamos co-innovación con el consumidor.
Innovar es ya una necesidad y una obligación de toda la cadena y, además, debemos hacerlo de forma conjunta y con la firme voluntad de todos los agentes.
Gracias a la Ley de la Cadena, al Código de Buenas Prácticas Mercantiles (del que COVAP y diversos socios del Foro Interalimentario somos firmantes), la creación de la AICA o la Ley de Fomento de la Integración de Cooperativas y de otras entidades asociativas, se ha creado un mejor marco normativo para transformar el sector en España, permitiendo pasar del “trato al contrato” entre los eslabones. Si todos los eslabones no están unidos, fuertes y comparten visión, el sector primario se verá gravemente afectado y, en consecuencia, el resto de la cadena agroalimentaria.
En todo ello, un actor clave ha sido y son las cooperativas agrarias, que cohesionan, desarrollan e impulsan el sector primario, creando riqueza, puestos de trabajo y realizando una labor encomiable a favor del desarrollo rural y la fijación de la población al territorio.
Como ha quedado de manifiesto en las conclusiones de la reciente Conferencia “Construyendo la PAC del futuro post 2020” del Mapama, los retos del sector pasan por la seguridad alimentaria, el incremento de la población mundial y del consumo, la preservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, que nos obligarán a producir más alimentos con menos recursos.
Ha llamado positivamente la atención que en esta Conferencia se haya puesto el foco en la conexión de los consumidores con el resto de la cadena. Efectivamente es una asignatura pendiente que tenemos que acometer para que el ciudadano mejore la imagen y valore el trabajo y esfuerzo de los agricultores y ganaderos, así como su percepción de toda la cadena agroalimentaria.
Es una oportunidad y una responsabilidad que debemos abordar mediante el trabajo conjunto de todos los agentes de la cadena agroalimentaria, mirando siempre cómo satisfacer las necesidades del consumidor, con un reparto equitativo de márgenes y riesgos, desde la eficiencia, la competitividad, la productividad y la innovación, lo que permitirá lograr una verdadera cadena de valor y su sostenibilidad en lo económico, lo social y lo medioambiental.
En colaboración con la Fundación LAFER y MGEA.