Lo que podemos esperar después de las elecciones europeas. Por Tomás García Azcárate

Lo que podemos esperar después de las elecciones europeas. Por Tomás García Azcárate

Obviamente, me refiero en este artículo a lo que podrían esperar los (y las) agricultores y habitantes del medio rural. Me sorprendió el titular de un artículo publicado en una revista compañera que rezaba así: “El sector primario espera más influencia en la UE tras ver su marca en las elecciones y que nadie olvide las promesas ante las movilizaciones”[1]. En particular se podía leer que el sector “espera una mayor influencia en la nueva legislatura de la Unión Europea (UE), tanto en las instituciones como en las reformas que vienen”.

Por Tomás García Azcárate.

Apenas cerradas las urnas, en un primer artículo de urgencia, titulado “Después de estas elecciones europeas: siete reflexiones para el campo y el medio rural[2]” las razones que explicaban mi profunda preocupación y vaticinaba que “no se anuncian tiempos fáciles ni para los ciudadanos europeos, ni para los agricultores y ganaderos, ni para el Planeta.”

Estas ocho razones eran, en forma de titular, la baja participación electoral; la ausencia de una autentica campaña electoral europea; Europa va a ser mucho más difícil (aún) de gobernar; el naufragio francés; una Alemania débil; el reto presupuestario; el rechazo a la inmigración y la última (que ya ponía entre puntos de interrogación) el auge de los discursos negacionistas del cambio climático.

Empezando por Francia…

Con el paso de los días, se me ha sumado una nueva razón, la no-elección en Francia de todos los que fueron miembros de la Comisión de Agricultura del anterior Parlamento Europeo. Eran pocos los que estaban bien situados en las listas, son aún menos los elegidos.

El ganadero y ex presidente de los Jóvenes Agricultores, Jérémy Decerle, pierde así su lugar en el Parlamento Europeo. Iba de 14 en las listas de Macron, que sólo conserva 13 escaños. En sus representantes electos no hay ningún gran especialista en el mundo agrario y rural.

Con el 31,4% de los votos, la extrema derecha obtuvo 30 escaños, es decir, 12 más que en 2019, lo que permite a Valérie Deloge, ganadero de ovino ser elegida. Entre los republicanos (el equivalente a nuestro Partido Popular), que obtuvieron seis escaños, la diputada saliente Anne Sander, elegida desde 2014, perdió su escaño. Por otra parte, Céline Imart, cerealista miembro de la FNSEA (el equivalente a nuestro ASAJA) fue elegida para un primer mandato.

Los ecologistas sólo obtuvieron el 5,5% de los votos. La pérdida de cinco escaños impidió al agricultor Benoit Biteau ser reelegido. Por parte de los socialistas, no hay conocedores de nuestros temas entre los 13 elegidos. Lo mismo acontece entre los nueve diputados elegidos por la izquierda de la izquierda, “La Francia Insumisa”. Finalmente, la extrema derecha de la extrema derecha, “La Francia Orgullosa” obtuvo cinco escaños, sin ningún representante puramente agrícola.

He cogido como ejemplo a Francia, y no es por casualidad. Es el principal beneficiario de la PAC, es el gran Estado miembro que (¿hasta ahora?) ha defendido firmemente una política agraria y una política común. Sin Francia en el frente, mal iremos los que defendemos una autentica política agraria, alimentaria, territorial y común.

 …y siguiendo por España

El resultado tampoco es brillante en España. La excepción que confirma la regla es la del Partido Popular, unos me dicen que por convicción y otros por inteligencia a la hora de componer las listas, y seguramente por un poco de las dos cosas. De numero 2 iba Carmen Crespo, la consejera de Agricultura del Gobierno andaluz y la riojana Esther Herranz, con dos legislaturas europeas a la espalda en la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo. Se han quedado (¿por ahora?)   en las puertas Pedro Narro (en Vox) y, un poco más lejos, Ana Romero (en el PSOE).

Un buen amigo me ha dicho que este análisis podía ser “corporativista” y quizás en algo no le falte razón. Pero sigo convencido de dos cosas. La primera, es que estamos hablando de la (¿todavía?) primera política europea, con el 36% del presupuesto, que en esta legislatura se va a discutir del futuro presupuesto europeo y que no es un tema en el cual se pueda cantar de oído, sin saber solfeo. La segunda razón es que, en el Parlamento Europeo como en la mili, la veteranía es un grado. El conocer el funcionamiento de las instituciones, el conocer a tus compañeros en las Comisiones parlamentarias, el tener tus contactos en la Comisión, es extremadamente útil y ello lleva tiempo.

El debate presupuestario

Ya lo hemos mencionado, la gran discusión y decisión del siguiente mandato parlamentario es la del presupuesto europeo para el periodo post-2028. Actualmente, el presupuesto europeo ejecutado representa algo menos del 1% del Producto Interior Bruto europeo. Como referencia, podemos utilizar la cifra del presupuesto español, que ascendió en el año 2023 al 46,4% de nuestro PIB. Es decir, Europa es un enano en cuanto a su presupuesto se refiere. Los textos jurídicos permiten subir este porcentaje hasta el 1,4%. Seguiría siendo un enano, pero un 40% más grande.

La pregunta clave es saber si el aumento de las responsabilidades que se le quiere dar a la Unión Europea va a ir correspondido con un aumento del presupuesto. Todo parece indicar que la política europea de Defensa va a ser una de las estrellas y prioridades de la nueva legislatura. ¿Cómo se van a financiar estas nuevas políticas y ambiciones? ¿Se va a reducir el presupuesto de las actuales grandes políticas europeas, es decir en primer lugar de las políticas de cohesión territorial (que tanto ha beneficiado a muchas regiones españolas), la de investigación y, en nuestro caso, la Política Agraria Común (PAC)?

Como muestra de lo que nos espera, se puede utilizar el ejemplo primero del Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, con un excelente resultado en estas elecciones europeas en los Países Bajos, después de haber ganado las elecciones nacionales. Ya sé que las promesas electorales solo comprometen a los que las escuchan, y nunca a los que las dicen, pero su programa electoral es meridianamente claro: “Las transferencias financieras de los países ricos del norte a los más pobres del sur y el este de Europa tienen que terminar”. Para ellos, seguimos siendo los “PIGS”.

Pero también nos puede valer el de los partidos que anuncian su voluntad de bajar los impuestos en su país, pero piden que suba el presupuesto europeo.

Mis amigos alemanes me lo han dicho muchas veces: ellos en Europa pagan una cuarta parte de la fiesta y esto les choca grandemente. La falta de coherencia en debates como estos se paga, como es incoherente (me dicen los mismos amigos teutones) el protestar contra el dumping fiscal de Irlanda, Países Bajos y Luxemburgo, que priva a los restantes Estados miembros de recursos presupuestarios, rebajar la fiscalidad autonómica y pedir más presupuesto en Europa.

 Necesitamos un presupuesto suficiente para la transición agroecológica

Los que han tenido la paciencia de leer (o escuchar) lo que al respecto del Pacto Verde europeo he escrito (y dicho), saben que estoy convencido que la dirección marcada por el Pacto Verde, y la Agenda 2030 de Naciones Unidas, es la correcta pero que el despotismo ilustrado de la Comisión ha multiplicado las inevitables y esperables reticencias al cambio.

Hay que convencer mucho más que imponer. Aunque haya urgencia climática, que la hay, el querer imponer ritmos voluntaristas de cambio que no son socialmente aceptables, retrasa la adaptación, no la acelera. Las recientes manifestaciones por parte de grandes colectivos de agricultores en nuestro país y en otros muchos Estados miembros son prueba de ello.

Esto quiere decir dar prioridad a medidas de incentivos, frente a imposiciones legales y para ello necesitamos un presupuesto suficiente.

Por lo tanto, aunque la PAC actual, prevista por ahora hasta 2027, se vaya a prolongar (una certeza absoluta, la duda es si será hasta 2029 o 2030), la discusión presupuestaria que viene es de gran importancia para el campo y el medio rural europeo.

No lo tenemos fácil. Ni nos lo van a poner fácil, ni nos lo hemos puesto nosotros mismo fácil. No lo duden, volveremos en estas mismas páginas actualizando y analizando los acontecimientos.

[1] https://agroinformacion.com/el-sector-primario-espera-mas-influencia-en-la-ue-tras-ver-su-marca-en-las-elecciones-y-que-nadie-olvide-las-promesas-ante-las-movilizaciones/

[2] https://www.elnacional.cat/oneconomia/es/opinion/despues-estas-elecciones-europeas-siete-reflexiones-campo-medio-rural-tomas-garcia-azcarate_1232289_102.html

 

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