A la UE y a España nos conviene sumarnos al logro de una agricultura moderna que se caracterice por garantizar la seguridad alimentaria, sin que la producción tenga trabas burocráticas, y ello entraña la supresión de “estorbos” a limitaciones de producción: derechos, tasas, etc. Y el uso de fertilizantes para lograr ser más eficientes.
Los fertilizantes, un input básico para el desarrollo de la producción vegetal. Por Jaime Lamo de Espinosa
Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.
Querido lector:
Recibíamos el verano con un Gobierno en funciones y despedimos agosto en la misma situación aunque con sesión de investidura ya citada para el día 30 del mes. Cuando esta revista esté en tus manos, querido lector, ya se sabrá el final de dicha sesión. Y ojalá que esta situación de provisionalidad se acabe pronto y ojalá los partidos y sus dirigentes recuerden dos cosas: a) que son muchas las decisiones inmediatas que debe adoptar un Gobierno pleno: Cataluña, presupuestos generales del Estado, control del déficit, forma de abordar el alto nivel de deuda pública alcanzado este verano (100,9% del PIB), nuevo sistema de financiación autonómico, ajuste en partidas de gasto innecesario o duplicado, etcétera, etcétera, y todo ello en el marco de una recesión que ya enseña sus orejas en el Reino Unido, tras el Brexit anunciado no confirmado, y que nos afecta a todos negativamente y b) que solo la generosidad y la voluntad de consenso permitió llevar a cabo la Transición y aquello y su momento fue, sin duda, más difícil que este.
Hoy consagramos este número a la fertilización, al abonado de nuestras tierras y vale la pena analizar el papel de la fertilización y formular algunas consideraciones al respecto. Y ello en el marco de una reflexión global.
El mundo camina hacia los 9.000/10.000 millones de habitantes en 2050 y habrá que alimentar esa población. Hará falta un plus mínimo de alimentos de un 65%. ¿Seremos capaces de generar ese volumen adicional de alimentos? ¿Seremos capaces de alimentarnos racionalmente cuando hoy tenemos 4.300 millones de habitantes “enfermos de alimentación” por escasez o abundancia?
Esas preguntas no son ociosas si tenemos en cuenta que disponemos, año tras año, de menos hectáreas cultivables y menos m3 agua /cápita disponibles. Además, un 25% de la superficie agraria mundial está ya degradada. Y no podemos acudir a la deforestación para sustituirla. En consecuencia, será necesario intensificar la producción, aumentando rendimientos y manteniendo una agricultura sostenible, pero diferente, en el marco de la bioeconomía y ayudada por los fertilizantes
He escrito muchas veces que las tecnologías mecánicas economizan o sustituyen el trabajo. La técnica mecánica aumenta la escala, de hecho exige dicho aumento. Pero las biológicas y químicas/fertilizantes economizan tierra. Así como la tecnología del riego o la biológica es neutral, opera sobre grandes o pequeñas superficies, ambas contribuyen a intensificar la producción tanto en la pequeña como en la gran dimensión.
Sí, los fertilizantes economizan tierra, son responsables del 50% de la producción vegetal mundial y ofrecen un balance positivo en términos de captación de CO2. Son pues un input básico para el desarrollo de la producción vegetal. Y España es una muy fuerte productora de vegetales. Casi el 60% de nuestra producción final agraria (PFA) es vegetal (PFV) y en ella dominan las producciones de frutas, hortalizas, aceite de oliva, vinos, etc.
Pues bien, para obtener esa producción es necesario gastar unos 2.000 millones de euros cada año en fertilizantes. Es la cifra más alta de los Consumos Intermedios, excluidos los Piensos y Gastos Veterinarios. Entre 2010 y 2015e, el crecimiento en euros constantes de los inputs necesarios para la PFV ha sido diverso pero ha sido Fertilizantes la partida que más ha crecido (x1,61), frente a Semillas (x 1,19), Energía (x 1,48) o Fitosanitarios (x 1,23). Como se ve el multiplicador más elevado es el de Fertilizantes. Y la ratio Fertilizantes/PFV ha crecido desde el 5,7% en 2010 al 7,9% en 2015.
España produce unos 4,3 millones de toneladas de fertilizantes y consume algo más, 4,9 millones, en una buena parte de nitrogenados. Esos abonos se aplican sobre unas 15 millones de has de cultivo, de las cuales cereales y olivar consumen las dos terceras partes.
A la UE y a España nos conviene sumarnos al logro de una agricultura moderna que se caracterice por garantizar la seguridad alimentaria, sin que la producción tenga trabas burocráticas, y ello entraña la supresión de “estorbos” a limitaciones de producción: derechos, tasas, etc. Y el uso de fertilizantes para lograr ser más eficientes.
Será así necesaria una agricultura más especializada y más profesional, pensada para su más absoluta mecanización e informatización, con mínimos consumos de agua en términos comparativos internacionalmente (por ejemplo: porcino vs. agua virtual), con potentes tecnologías en inputs (CI) y con un gasto y aplicaciones de fertilizantes acomodados al cambio climático y por tanto con altos controles y exigencias medioambientales.
Y habrá que incidir en el aspecto “salud” pues este es el vehículo del comercio alimentario actual. Las plantas exigen, como los seres humanos, “salud” y ésta depende de un equilibrio armónico entre nutrientes: vitaminas, proteínas, lípidos, etc. No se vende “química” cuando se venden abonos o fertilizantes, sino “nutrientes”. Sin esos nutrientes las plantas sufrirían, no nacerían, no crecerían o no llegarían a su madurez. Y de eso depende nuestra alimentación, la de todos los seres humanos. Habrá que seguir nutriendo las plantas si queremos que estas nutran a la humanidad.
Pero todo esto no es nuevo. Ya la vieja sabiduría hispana nos aconsejaba con sus refranes abonar mucho y bien: “Quien de entendido blasone, siembre poco y mucho abone” o “Tan solo debes sembrar lo que pudiste abonar” o “En labranza la corona la obtiene quién más abone”, etc., etc.,etc. Hay miles de refranes más referentes al abonado. Todos ellos tienen siglos pero siguen casando con la agricultura presente. Como la política. Que también casa con la agricultura, pues también en aquélla hace falta buena siembra, mejores variedades, abonado constante y, si es preciso, lucha contra las malas hierbas. Como se ve no son temas tan distantes.
Un cordial saludo