Los mercados de aceites vegetales y los cambios en las políticas de biocarburantes. Por AMIS Market Monitor

Los mercados de aceites vegetales y los cambios en las políticas de biocarburantes. Por AMIS Market Monitor

Ante los múltiples retos que plantea el cambio climático, el sector del transporte se ha convertido en un área clave para abordar la transición energética.

Por Agricultural Market Information System (AMIS) Market Monitor

El transporte, que representa aproximadamente una cuarta parte del consumo mundial de energía, es uno de los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y el uso del automóvil es responsable de aproximadamente la mitad de la huella de carbono del sector, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA).

En este contexto, la transición a las energías renovables en este sector será crucial para cumplir los objetivos climáticos esbozados en el Acuerdo de París de 2015.

Ante la creciente demanda de producción de energía renovable, la utilización mundial de los cuatro principales aceites vegetales (palma, soja, colza y girasol) ha cambiado significativamente en los últimos veinte años.

Mientras que a principios de la década del año 2000 estos aceites se consumían casi en su totalidad como alimento, cerca del 27% se destina ahora a la producción de energía.

Esta tendencia se ha acelerado recientemente, impulsada por el aumento del consumo de biocombustibles en algunas grandes economías, como Brasil, Indonesia y, sobre todo, Estados Unidos, donde se prevé que la capacidad de producción de diésel renovable se cuadruplique de aquí a 2024.

Los agricultores estadounidenses han respondido cultivando más oleaginosas, sobre todo soja, principal materia prima para la producción de biodiésel.

Se prevé que las siembras de soja aumenten en torno a un 3% este año en Estados Unidos, que es el segundo mayor productor mundial de soja.

El auge en Estados Unidos se ha visto influido por marcos normativos como el Renewable Fuel Standard (RFS) y el California Low Carbon Fuel Standard (LCFS), que han fijado ambiciosos objetivos para el uso de combustibles bajos en carbono.

Mecanismos como el crédito para mezcladores de gasóleo de biomasa (BTC) y los números de identificación de renovables (RIN) han sido igualmente importantes, ya que han fomentado la participación de la industria.

Los RIN, por ejemplo, no sólo permite seguir la producción, la mezcla y el cumplimiento del diésel renovable en Estados Unidos, sino que también es un indicador clave de la rentabilidad del sector, ya que puede negociarse en los mercados.

Las exigencias de mezcla en EE.UU. anima la fabricación de biodiésel renovable

Las exigencias de mezcla han desatado una fiebre entre los productores de combustible de Estados Unidos, animándolos a convertir sus plantas de combustibles fósiles existentes en instalaciones de producción de gasóleo renovable.

Este auge de la producción de biocombustibles ha provocado un aumento de la demanda de materias primas de soja y otros aceites vegetales, como el aceite de colza, pero también de residuos como el aceite de cocina usado.

Como resultado del aumento de la oferta y de la capacidad de producción, los precios de los RIN D4, que cubren el diésel renovable y el biodiésel, han caído notablemente en torno a un 75% entre mediados de 2023 y mayo de 2024, lo que ha llevado a algunos productores de biocombustibles a cerrar plantas o a volver a la producción de combustibles fósiles como respuesta.

El ajuste de los márgenes de beneficio puede afectar a toda la cadena de suministro, desde la trituradora hasta la explotación agrícola de los productores de cultivos oleaginosos.

Debido a la actual reducción de los márgenes, se están produciendo cambios y está previsto que la BTC sea sustituida por los Créditos para la Producción de Combustibles Limpios (CFPC) a principios de 2025.

Al igual que el BTC, el CFPC está diseñado para reducir la competencia del biodiésel importado, gestionar mejor la oferta e impulsar la rentabilidad del sector, abordando algunas de las incertidumbres señaladas por los productores estadounidenses.

La transición tendrá, sin duda, repercusiones en los fundamentos de la oferta y la demanda mundiales de aceites vegetales.

La evolución de la producción de energías renovables desvela el panorama dinámico y en constante evolución de los mercados de aceites vegetales, ya que se sitúan en la intersección de la ecuación alimentos-energía, lo que exigirá un estrecho seguimiento y análisis.

Comprender mejor las políticas de biocarburantes y sus implicaciones para el equilibrio entre la oferta y la demanda de aceite vegetal será, por tanto, una parte fundamental del trabajo que AMIS está llevando a cabo en este sector.

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