Mínimos para el reconocimiento de las OPFH: Política agraria sin coste presupuestario. Por Gabriel Trenzado Falcón
Dentro del alud de reales decretos que el Ministerio de Agricultura está publicando este otoño para desplegar a tiempo el Plan Estratégico de la PAC (PEPAC), hay uno que a mi juicio merece especial atención.
Por Gabriel Trenzado Falcón. Director general de Cooperativas Agro-alimentarias de España.
No es el más prolijo, ni el más complejo, no lleva asociado un presupuesto específico, ni un debate sobre su impacto entre territorios o sectores, pero es muy relevante.
Se trata de la modificación del Real Decreto de Reconocimiento de las Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH). El MAPA ha dado un paso adelante hacia la renovación de la configuración de las OPFH en España, una decisión tan controvertida como trascendental, y que desde Cooperativas Agro-alimentarias apoyamos firmemente.
Esta decisión provoca que un buen número de OP cooperativas tendrán que dar el paso de integrar sus estructuras para convertirse en actores más relevantes en el mercado. Aun siendo conscientes del esfuerzo que supone, desde Cooperativas llevamos años pidiendo este cambio en el real decreto, por coherencia con nuestra estrategia y por responsabilidad. Estoy convencido que esas OP cooperativas aprovecharán este RD como “el empujón” necesario para acabar de decantarse por la integración y la mejora de su dimensión.
En este caso, el MAPA no ha optado por sustituir la normativa en vigor por un nuevo texto para el periodo 2023-2027, sino que retoca solo en unos pocos aspectos la normativa en vigor.
El cambio principal consiste en elevar el tamaño mínimo exigido a las empresas de comercialización que quieran calificarse -o mantener su calificación- como OPFH en España y pretendan acceder a los fondos comunitarios para el sector de las frutas y hortalizas a través de los programas operativos.
El incremento de los mínimos se hace tanto en número de socios como en facturación y, consiste grosso modo en duplicar los mínimos ahora existentes.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias aplaudimos esta decisión, que consideramos traerá solo beneficios al sector de las frutas y hortalizas, y, lo más importante con “coste 0”. Con esta decisión, el MAPA opta por la coherencia, por el interés general y por alinearse con la tendencia europea.
En primer lugar, coherencia con las conclusiones de varios estudios y reflexiones estratégicas que el propio MAPA ha promovido en los últimos años sobre el reconocimiento de las OPFH, abocando todos a la necesidad de mejorar su dimensión y el avance hacia la concentración de la oferta en este sector.
Coherencia también con las decisiones del propio MAPA, concernientes a las OP en otros sectores agrarios donde, -cuando se regulan las normas de reconocimiento-, disponen de una dimensión mínima muy superior a la que regía hasta ahora en el sector de las frutas y hortalizas.
Y coherencia, igualmente, con la estrategia del MAPA de reequilibrio de fuerzas dentro de la cadena alimentaria.
La apuesta por el fomento de la concentración de la oferta nos conducirá a tener un menor número de OP de un tamaño mayor, decisión con la que el sector hortofrutícola gana en su conjunto.
Elevar el mínimo de facturación para mejorar el poder negociador de las OPFH
En segundo término, desde el punto de vista económico y comercial incrementar la “facturación mínima” conllevará mejorar la dimensión de las OPFH de España que en la actualidad es claramente insuficiente, si se compara con la media europea, o con el nivel de concentración de la demanda. Con ello, se ayudará a mejorar el equilibrio del mercado y el poder de negociación del productor, que siguen siendo asignaturas pendientes en este sector.
Además, incrementar el “número mínimo de socios” mejorará la calidad democrática de estas figuras (la experiencia ha demostrado que el riesgo de creación de “situaciones artificiales” es mayor para OP con 5 socios o poco más); su control por los productores y no por el comercio, y la legitimidad de las ayudas.
Está demostrado que las OP con mayor número de socios son las de mayor impacto redistributivo de las ayudas comunitarias y las que mejor orientan los fondos públicos hacia la explotación familiar, que son las que más dificultades encuentran en el mercado y más apoyo público necesitan.
Además, elevar el número mínimo de socios empujará a las OP a asociar a nuevos productores, con lo que se conseguirá un doble beneficio: unas OPFH más grandes y un menor número de operadores vendiendo individualmente.
Y otra cuestión relevante es que las OP, que concentran mayor número de productores, son las que orientan mejor los fondos comunitarios hacia el objetivo principal que prevé la PAC para el sector de las frutas y hortalizas, como es la puesta en común de sus medios y decisiones para incrementar el valor añadido y escalar eslabones en la cadena de valor, a través de la comercialización conjunta, un objetivo que sigue siendo prioritario en este sector.
Esta adaptación de los mínimos de reconocimiento equipara a nuestro país con nuestros homólogos europeos. Aunque España es el principal país productor de frutas y hortalizas de la UE y principal perceptor europeo comunitario en este sector, no es explicable que tenga un número de OP tan elevado (un tercio del total de las OP reconocidas en la UE).
Ello se debe, en parte, a que durante años se han mantenido condiciones de reconocimiento menos exigentes que los de otros países. Por ejemplo Italia, con un nivel de producción similar a España, cuenta con la mitad de OP, y sus OP tienen un tamaño medio un 50% superior. O países como Holanda o Alemania, donde la dimensión media de las OP más que duplica a la española.
No es por tanto casualidad que la Comisión, dentro de las recomendaciones que hizo al Estado español para la elaboración de su Plan Estratégico de la PAC pidiera, precisamente, medidas para mejorar el dimensionamiento de las OP y acercarlo a la media de la UE.
Los nuevos parámetros para las OPFH las obligará a «mover ficha»
Elevar los parámetros de reconocimiento de las OPFH obligará a una buena parte de las mismas a mover ficha, para no perder su calificación.
A unas OPFH, como las cooperativas, les costará más alcanzar la nueva cifra de “mínimo VPC” que la de “número mínimo de socios” (puesto que, en general, esta forma de organización de la oferta se caracteriza por aglutinar a muchos pequeños productores).
Otras OPFH, en cambio, como las vinculadas al comercio privado, encontrarán las dificultades a la inversa (puesto que, estas empresas se caracterizan por juntar a un número muy pequeño de productores mayores y vinculados al comercio).
Como he dicho anteriormente, este cambio supone un esfuerzo, pero confiamos en que las cooperativas alcanzarán con éxito el objetivo de adaptarse a las nuevas condiciones, sin que nadie sea “expulsado” del sistema, ni pierda el acceso a las ayudas comunitarias.
Lo harán siempre con el apoyo técnico necesario de sus cooperativas, de nuestras Federaciones y de las Administraciones de las CCAA, y con dos disposiciones de la nueva normativa, que favorecerán la transición: un periodo de adaptación muy largo y el tratamiento específico para determinados territorios.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España creemos que las ayudas a los Programas Operativos son el medio para apoyar y fomentar las Organizaciones de Productores, que son un fin en sí mismas, siempre que estén bien dimensionadas (en número de socios y en valor).
Es por ello, que hemos solicitado y seguiremos haciéndolo, de cara a futuras modificaciones del Plan Estratégico de la PAC, que el modelo de los programas operativos se extienda a otros sectores, por ejemplo, al de la flor cortada y a la planta ornamental.