Falta de precios justos generalizada, parálisis política, meteorología muy adversa, más barreras comerciales… Todo ello conforma para UPA un “año terrible” para la agricultura y la ganadería. La organización apunta a un 2020 “caliente” con movilizaciones generalizadas.
Resumen 2019: «año terrible» para la agricultura y ganadería familiar en España, según UPA
En 2019, acabarán el año como agricultores y ganaderos menos personas de las que lo empezaron. Concretamente, un 2,5% menos de perceptores de ayudas PAC que en 2018. Menos productores de alimentos y además más pobres terminan un año “para olvidar”, a juicio de la organización agraria UPA. “O tal vez para recordar muy bien”, reflexionan, “y así tratar de corregir las situaciones que nos llevan a acabar 2019 con un balance tan negativo”.
Según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, la parálisis política en España, motivada por los múltiples procesos electorales y la falta de acuerdo para formar Gobierno; y en Europa, debido al interminable Brexit, han perjudicado considerablemente al sector. “Las reformas urgen, cada día más, pero la inacción y el bloqueo políticos las hacen inviables”, han declarado.
A falta de confirmación de los datos oficiales de renta agraria, UPA prevé que los agricultores y ganaderos serán considerablemente más pobres en este 2019, a causa de los bajos precios, los altos costes y las “nefastas condiciones meteorológicas”.
Empoderamiento agrario y orgullo rural
UPA ha señalado como una de las pocas notas positivas en este 2019 el “empoderamiento” de los agricultores y ganaderos que “hacen gala cada vez más de un marcado orgullo rural”. Un valor imprescindible, a su juicio, para “no resignarse y seguir luchando por su futuro”. Las reivindicaciones de la España vaciada, en las que los agricultores y ganaderos tienen un papel protagonista, se han escuchado en el último año con especial fuerza.
Reivindicaciones que UPA ha anunciado que volverá a liderar en este 2020. Un año que se prevé “caliente”, con movilizaciones generalizadas en toda España y para todos los sectores. “La situación es límite para cientos de miles de productores. La urgencia es tal que no podemos esperar más. No es una amenaza, es una certeza”, aseguran desde esta organización.
Los agricultores y ganaderos han seguido trabajando “a pesar de las dificultades”, produciendo cada vez con mayores grados de excelencia y sostenibilidad, pero sus cuentas de resultados “no aguantan más”. “Esperamos que 2020 sea recordado como el año del desbloqueo político, de la puesta en marcha de medidas para lograr precios justos y aquel en el que la lucha contra el despoblamiento dé un paso adelante definitivo”, han concluido.
Balance por sectores
Los efectos del bloqueo político en el sector agrario
El sector agrícola y ganadero ha sufrido especialmente la falta de un Gobierno con capacidad para tomar decisiones políticas. No podemos olvidar que los presupuestos del Estado, que en definitiva marcan la acción de Gobierno, están obsoletos, pues son aún los presupuestos de los recortes, especialmente en políticas tan importantes como la lucha contra el cambio climático, los seguros agrarios o la sanidad vegetal.
A pesar de los múltiples mensajes lanzados por todos los partidos políticos para frenar el despoblamiento en el medio rural, la inacción política ha supuesto una ausencia de medidas reales que permitan mejorar la situación en aspectos como empleo o los servicios, a pesar de buenos trabajos de diagnosis como los realizados por el Comisionado para el Reto Demográfico.
Este 2019 ha estado caracterizado por una falta clara de reformas legislativas, que permitan limitar los problemas más destacados. Con la excepción de los avances en materia de la reforma de la PAC o la trasposición de normativas europeas, este año pasará a la Historia por la falta de medidas de apoyo al mundo rural.
Falta “endémica” de precios justos
La falta de precios justos en origen de los productos primarios sigue siendo un problema endémico en España. Acabaríamos antes enumerando los sectores que este año no han tenido problemas de precios que identificando los que los han tenido.
Si bien es cierto que con la aprobación de la Ley de la Cadena Alimentaria se dio un gran paso en mejorar los desequilibrios, no es menos cierto que esta legislación no es suficiente para reequilibrar la gran diferencia de capacidad de negociación que tienen los diferentes eslabones. El sector primario sigue sin contar con elementos que permitan compensar la poca capacidad de negociación individual.
Es imperioso introducir elementos que permitan mejorar la capacidad de negociación del sector productor, como los índices de precios en los contratos, un mediador efectivo y la prohibición de la venta a pérdidas dentro de la Ley de la cadena.
Durante el año 2019, UPA ha exigido un etiquetado obligatorio para identificar el origen de los productos de alimentación, gracias a la campaña Eat Original, en colaboración con organizaciones agrarias y de consumidores de toda Europa, recogiendo cientos de miles de firmas para instar a Europa a tomar medidas.
Sin embargo, todo el trabajo realizado por la organización, con numerosas denuncias emitidas ante la AICA, se ha visto frenado por la falta de un Gobierno efectivo con capacidad para llevar a cabo las reformas necesarias en la Ley de la cadena.
Acuerdos que nos perjudican y más barreras comerciales
2019 ha sido un año en el que la paradoja capitalista se ha vuelto aún más demencial. Por un lado, los pequeños agricultores y ganaderos no alcanzan la rentabilidad para sus explotaciones, y los intentos de legislar para proteger son infructuosos, bajo la excusa del “sagrado mercado liberalizado”. Por otro, proliferan las barreras comerciales impuestas por Gobiernos de todo el mundo para proteger lo suyo y hundir lo ajeno. Mientras que la UE mantiene su política de acuerdos comerciales de liberalización de los mercados, donde el sector agrario supone la moneda de cambio con el resto de zonas económicas del planeta, se cierran oportunidades para exportar los productos agrícolas producidos aquí.
En el ámbito de los acuerdos comerciales, hay que destacar el principio de acuerdo alcanzado por la UE y Mercosur, donde después de veinte años de negociaciones, el sector agrario ha salido de nuevo mal parado. A partir de la ratificación del mismo, alimentos europeos como carnes, arroz o cítricos compartirán espacio en las estanterías de los supermercados con otros cuyas formas de producción son totalmente diferentes. Además, entre los acuerdos ya en vigor, el año 2019 ha estado marcado por las importaciones masivas de cítricos como consecuencia de las ventajas otorgadas a Sudáfrica por la UE, provocando una gran crisis en el sector productor español.
Por otro lado, las nefastas consecuencias provocadas por el veto ruso ahora se unen a la incertidumbre sobre los efectos del Brexit y el acceso al mercado británico, o los perjuicios provocados por los aranceles impuestos por el Gobierno de Donald Trump, en sectores tan importantes para España como el vino o el aceite de oliva.
En 2019 no ha llovido a gusto de nadie
2019 ha sido un año muy complicado meteorológicamente, lo iniciamos con una fuerte sequía que arrancó en otoño de 2018 y que en muchas zonas limitó de forma importante las producciones de secano, afectando sobre todo a los cereales y los pastos -con incidencia especial en la parte oeste del país-, y afectando al vacuno, ovino y caprino con un incremento muy importante en costes de alimentación. El olivar de secano y el viñedo han sido otros sectores que han visto reducida su producción por efecto de la sequía. Es de reseñar el mal año para la apicultura con una primavera desastrosa en la producción de miel y polen.
En otoño, la falta de agua se tornó, especialmente en el este y sureste de la península, en fuertes inundaciones a causa de las DANA que nos azotaron. La excepcional virulencia de las lluvias de estos episodios, que superaron las cifras de los últimos 140 años, llegando a acumularse en algunas zonas unos históricos 486 l/m2, las graves inundaciones en zonas pobladas derivadas de los desbordamientos, así como la persistencia del fenómeno, han provocado una situación excepcional de daños de todo tipo y en la que, lamentablemente, han perdido la vida siete personas.
Despoblación del medio rural
El problema de la despoblación del medio rural es actualmente uno de los más graves que afecta a España, con hasta un 13% del territorio calificado como desierto demográfico (con una densidad de población inferior a 8 habitantes por km2), pero con numerosas comarcas rurales inmersas también en una tendencia acelerada de despoblamiento. Esta situación condiciona de manera directa el presente y futura de la actividad agraria en gran parte del medio rural y constituye una de las mayores preocupaciones para UPA.
UPA ha estrenado, en este 2019, la película documental “Barbecho. En el corazón del despoblamiento”, un largometraje que supone el mayor retrato sobre la problemática de la despoblación, en el que diversos expertos y protagonistas analizan el fenómeno y apuntan a sus soluciones.
UPA ha trabajado en el marco del Foro de Acción Rural en una serie de propuestas a diversas instituciones con el objetivo de abordar este problema. Entre ellas, impulsar el modelo de agricultura y ganadería familiar sostenible, asegurando su reconocimiento y protección.
UPA se ha adherido a la Coordinadora de la España Vaciada, apoyando el paro rural realizado el 4 de octubre, como continuación de la histórica manifestación celebrada el 31 de marzo en Madrid. Acciones todas ellas que configuran un año histórico en un proceso de empoderamiento y orgullo rural que será reforzado en 2020.
Comienza el Decenio de la Agricultura Familiar
El Decenio de la Agricultura Familiar 2019-2028, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, supone también una oportunidad para lograr más y mejores políticas para la agricultura familiar, asegurando que este modelo sea atendido y reconocido por su valor. Este decenio supone la continuidad de los trabajos comenzados en el Año internacional de la agricultura familiar en 2014, en los cuales UPA jugó un importante papel.
La aprobación de este Decenio ha contado con el apoyo de UPA dentro del Foro Rural Mundial, y el objetivo prioritario es promover verdaderas políticas activas a favor del desarrollo sostenible de los sistemas agrarios basados en la agricultura familiar, proporcionar orientaciones para su puesta en práctica, potenciar el papel de las organizaciones agrarias y sensibilizar al conjunto de la sociedad sobre la relevancia y valorización de la Agricultura Familiar.
PAC: avanzan los trabajos en la elaboración del Plan Estratégico
Los trabajos para la reforma de la Política Agraria Común para el periodo 2021-2027 han seguido adelante en este 2019. UPA ha trabajado de forma activa con el objetivo de conseguir una PAC más justa y que destine más ayudas a quienes más las necesitan. La propuesta de la Comisión Europea, basada en planes estratégicos nacionales, corre el riesgo de constituirse en la antesala hacia un proceso de renacionalización de la actual PAC. Algo que no debemos permitir.
El llamado principio de subsidiariedad puede poner en peligro el carácter común de la política europea, que debe funcionar como una auténtica política común con base en normas comunes europeas. Esto no debe conllevar un incremento de la renacionalización, sino en todo caso una adaptación de medidas generales a las circunstancias específicas de cada territorio.
Son justamente los planes estratégicos, que atribuyen a los Estados Miembros la responsabilidad de poner en marcha todos los mecanismos de la nueva PAC, el elemento innovador más importante de la propuesta de la Comisión Europea. UPA está trabajando para que en ese plan estratégico para España sean respetados y tenidos en cuenta los pequeños agricultores y ganaderos de carácter familiar.
El intenso trabajo técnico de análisis y diagnosis debe servir ahora para decidir qué tipo de ayudas se ponen en marcha, qué requisitos tienen que cumplir los posibles beneficiarios, qué sectores son más vulnerables, o qué medidas de carácter medioambiental hay que diseñar, decisiones que serán políticas y que deberán ser valientes y eficaces.
En opinión de UPA, son básicas cuestiones como el techo de las ayudas, la ayuda redistributiva diferenciada por orientaciones productivas, la agricultura pluriactiva, el cuestionamiento del sistema actual de ayudas o la identificación de los sectores más vulnerables y más dependientes del sistema de apoyo público y la identificación de prácticas beneficiosas para el medio ambiente.
Agricultores y ganaderos familiares frente al cambio climático
UPA ha liderado, un año más, la lucha frente a la crisis climática desde el sector agrícola y ganadero. La puesta en marcha de proyectos como InfoAdapta-Agri, Sostenibles por Naturaleza o Mosoex, y el papel muy activo de la organización en la Cumbre del Clima COP 25 celebrada en Madrid lo demuestran.
UPA ha destacado el papel clave de la agricultura y ganadería familiar como actividades fundamentales en la gestión sostenible de los recursos naturales y en la producción responsable de alimentos. Aunque el sector agrario emite un 11,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero (7,6% la ganadería y 4% la agricultura), es preciso reducir dichas emisiones, al igual que el resto de sectores. Pero también es imprescindible valorar el efecto sumidero de carbono que tiene el sector primario, y las acciones que ya se están realizando y que se llevarán a cabo en un futuro con objeto de minorar dichas emisiones. Pero también es preciso acometer un especial trabajo en materia de adaptación, con el correspondiente refuerzo presupuestario.
UPA ha presentado también sus planteamientos ante las herramientas que está planificando el Ministerio para la Transición Ecológica. La organización plantea la necesidad de una Ley que sirva de instrumento para la lucha contra el cambio climático, que tanto padecemos ya en el sector agrario y cuyo impacto será cada vez más importante para la supervivencia y viabilidad de las explotaciones agrarias, y en especial ante la vulnerabilidad de la agricultura familiar en nuestro país. En este sentido hemos reclamado la necesidad de que la agricultura familiar tenga una consideración especial en la “estrategia de transición justa”.
Los seguros agrarios como garantía de rentas
Consecuencia del año meteorológico complicado que hemos padecido, las indemnizaciones en 2019 van a superar los 600 millones de euros, por tercer año consecutivo. Será la primera vez en la historia de Agroseguro donde se enlazan tres años consecutivos con una siniestralidad tan alta. Este año, a diferencia de los dos anteriores, el Consorcio de Compensación no ha tenido que intervenir, pero el nivel final de las indemnizaciones ha sido muy elevado.
Esta circunstancia, que probablemente tiene que ver con el cambio climático y sus consecuencias, está haciendo que Agroseguro haya iniciado un camino que se puede resumir en ajustes de primas línea por línea e incluso garantía por garantía. La suficiencia de prima se ha convertido en el gran mantra que continuamente Agroseguro invoca. Es decir, que finalmente cada riesgo de cada línea recaude los recursos suficientes vía prima para atender las indemnizaciones propias de la aplicación de las condiciones del seguro.
Esto significa que la fórmula que Agroseguro propone para adecuar el sistema a las nuevas condiciones del cambio climático es la revisión e incremento de primas hasta hacer que cada línea y cada riesgo estén equilibrados.
La realidad es que cada vez que se revisa una línea esto termina afectando al coste de las pólizas. UPA considera que este camino iniciado por Agroseguro llevará al colapso del sistema. Podríamos llegar a tener líneas y coberturas para todos los riesgos y todas las producciones, pero no tener agricultores y ganaderos que pudieran contratarlas.
La prevención de riesgos laborales, la gran asignatura pendiente en el campo
Los agricultores y ganaderos asumen grandes riesgos en su trabajo diario, a menudo sin ser demasiado conscientes de ello. De enero a octubre de este 2019 se han producido 30.666 accidentes de trabajo en el sector primario. De ellos, 382 fueron graves y 43, mortales. Si nos fijamos en los índices de incidencia (número de accidentes por cada 100.000 trabajadores) en 2018 se produjeron en el sector primario 5.297 accidentes por cada 100.000 trabajadores, muy por encima de la media total nacional de 3.408.
Dentro de la actividad agraria, es el trabajo con los cultivos leñosos (frutales, viñedo, olivar, frutos secos…) el que presenta mayor siniestralidad, con más del 30% de los accidentes, seguido de los cultivos en suelo, como los herbáceos o las leguminosas, que acumularon el 26% de los siniestros, y la ganadería, con un 12% de los accidentes.
Los datos del año 2018 nos dicen que los principales motivos que provocaron los 35.400 accidentes de trabajo en el sector primario en España en ese año fueron los sobreesfuerzos del sistema musculoesquelético, choques contra objetos o maquinaria, cortes o golpes contra elementos punzantes y los accidentes de tráfico. Lo peor, las muertes de personas mientras trabajaban en el sector agrario, que aumentaron a 75 personas en 2018 frente a las 67 de 2017.
Conscientes de la necesidad de inculcar a los trabajadores del sector una cultura preventiva y de concienciar sobre los riesgos cotidianos, y con la finalidad de minimizar los riesgos a los que los trabajadores se ven sometidos en su trabajo, durante 2019 UPA ha llevado a cabo la continuación del proyecto Agripreven, comenzado en 2018, financiado por la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales. El proyecto ha consistido en numerosas acciones enmarcadas en una gran campaña de comunicación con el lema: “En el campo, trabaja sin riesgos. La prevención en tu mano”.
Alimentación sostenible. Producción sostenible
Aunque los ataques a la ganadería como responsable del cambio climático, por la emisión de gases de efecto invernadero, el consumo de agua o la gestión del estiércol, no son nuevos, sí es cierto que se han intensificado desde la publicación, en agosto, de un nuevo informe del Panel de Expertos de la ONU frente al cambio climático (IPCC), centrado en los usos de la tierra.
Muchas voces están asegurando que en el informe se señala a la ganadería y, en última instancia, al consumo de productos procedentes de la misma, como la culpable del cambio climático. NO ES ASÍ. De hecho, el informe asegura que para luchar contra el cambio climático es necesario disponer de una cadena agroalimentaria diversificada, en el que predominen las frutas y hortalizas, las legumbres, los frutos secos y la carne, la leche y los huevos.
Del informe podemos concluir que es precisamente el modelo de la Dieta Mediterránea el que se plantea como el más lógico y sostenible. Y da la casualidad que el modelo de producción en España es el que trabaja en base a ese patrón de consumo.
Los mensajes que tratan de convencer a la población de consumir menos productos procedentes de la ganadería son en gran parte infundados o, al menos, reduccionistas, tanto en términos de cambio climático como de salud humana. Culpar a la ganadería del cambio climático es perverso e injusto.
Decir que la producción de alimentos tiene una huella ecológica en términos de emisiones de gases de efecto invernadero que debe llevarnos a sentirnos culpables si consumimos carne, por ejemplo, es un mensaje claramente manipulado.
La producción de alimentos tiene una huella, como cualquier actividad humana. La cuestión es si esa huella es sostenible en el tiempo y en los lugares donde se desarrolla.
Si hablamos de gases de efecto invernadero, la producción de vacuno emite un 3,5%, la producción de porcino un 1,9%, la producción de ovino y caprino un 1,1%, la avicultura un 0,05% y la cunicultura un 0,02% del total de las emisiones. Mientras que el transporte es responsable del 26% de estas emisiones, la generación de energía del 20% y la industria del 19%.
Además, es conveniente recordar que el aprovechamiento ganadero de los pastos en dehesas ocupadas por vacuno y por cerdo ibérico, así como las superficies pastoreadas por el ganado ovino y caprino, se convierten en auténticos sumideros de CO2. Asimismo, cabe destacar que el pastoreo es fundamental para mantener limpio el monte y prevenir los incendios.
La realidad es que la población puede y debe comer carne, leche, huevos y miel de forma sostenible en el contexto de una dieta equilibrada. Lo afirman los nutricionistas y los médicos y lo afirma el propio panel de expertos de la ONU.
Balance por sectores productivos
Olivar
El olivar español ha sufrido un 2019 nefasto, con bajadas de precios en origen superiores al 40% con respecto a campañas anteriores. Si bien es cierto que la producción española alcanzó un record histórico, nuestros competidores no tuvieron prácticamente aceite. Países como Italia, Grecia o Túnez han tenido reducción de cosechas de hasta el 60%. Por desgracia, se ha confirmado una vez más la falta de estructuras de comercialización adecuadas en el sector oleícola español.
Esta ha provocado un intenso calendario de movilizaciones liderado por UPA, que comenzó en mayo en Jaén, continuó en Sevilla en el mes de julio y siguió en octubre en Madrid. Los olivareros solicitaron a las diferentes administraciones un plan de medidas destinadas a salvar el olivar tradicional, en claro peligro de desaparición.
A comienzos de octubre, se confirmaron los malos augurios sobre la posible introducción de aranceles por parte de EE.UU. a las importaciones de aceite de oliva, junto a otros productos, como aceituna de mesa o vino.
Hasta el momento, las diferentes administraciones competentes no han puesto en marcha ningún tipo de medida que altere el hundimiento de precios en origen. La apertura del sistema de almacenamiento privado ha contado hasta finales del 2019 con un ridículo presupuesto, y hasta la fecha el sector no cuenta con ninguna otra herramienta que le permita salir de esta difícil situación.
Por otro lado, el Ministerio de Agricultura lleva muchos meses hablando de una norma sobre calidad y trazabilidad y no ha avanzado nada concreto en 2019.
Frutas y hortalizas
El sector de frutas y hortalizas en 2019 ha seguido padeciendo el sistemático incumplimiento de la Ley de la Cadena por parte de los operadores comerciales.
UPA ha denunciado que sigue produciéndose la práctica ilegal de la “venta a resultas”, según la cual la mayoría de los agricultores no saben a cuánto les van a pagar la fruta que han entregado y que el consumidor ya ha comprado y pagado. Hay una gran parte de las centrales de compra, de los intermediarios y de la gran distribución que están detrás de estos abusos, por otra parte profundamente arraigados y que van cada vez a más. Finalizando el año 2019 muchos fruticultores están recibiendo ahora sus liquidaciones.
A esta realidad hay que sumarle la ausencia de contratos entre productor y comercializador y, cuando existen con graves deficiencias en los mismos.
La propia agencia AICA reconoce que es el sector de frutas y hortalizas el que acumula más sanciones (el 42,54% del total) recibiendo el 20% de las denuncias, solo por detrás del sector lácteo.
Esta situación, que el sector lleva arrastrando desde hace más de una década ha llevado a la organización a realizar distintos actos reivindicativos y movilizaciones en distintas zonas productoras de la geografía española.
Sector vitivinícola
La vendimia de 2019 ha sido muy corta en producción, con alrededor de 38 millones de hectolitros (casi un 25% menor a la del año pasado) debido fundamentalmente a la fuerte sequía y a las olas de calor de finales de primavera y principios de verano. La calidad ha sido alta. Los precios de la uva no fueron los esperados ante el descenso de la cosecha.
En el último trimestre del año, el Ministerio de Agricultura presentó una “hoja de ruta” de medidas para la estabilidad y la calidad de los vinos, partiendo de una propuesta de la Interprofesional del Vino (OIVE), en la cual participa UPA, con objeto de exigir unos requisitos mínimos de calidad para la uva de vinificación fuera de las DO e IGP, intensificar el control de los subproductos vínicos para destilación y establecer un mecanismo de regulación de la oferta del vino mediante normas de comercialización en base a lo contemplado en la OCM. En los próximos meses se definirán y concretarán el conjunto de medidas de la hoja de ruta.
Sector lácteo
Durante 2019 UPA ha seguido denunciando la situación de los productores de leche de vacuno cuya evolución en las cotizaciones se mantiene al margen de la evolución de los mercados europeos y mundiales, pudiendo definirse como una situación “estable en su precariedad”.
Nuestro país es la nota discordante dentro del panorama de los principales países productores de leche, con cotizaciones en la leche de vaca constantemente por debajo de la media de la Unión Europea, solo comparables a los que se perciben en los países del este de Europa. Esta situación está trayendo como consecuencia el abandono de la actividad y cierre de explotaciones y la falta de interés de las nuevas generaciones por incorporarse a este sector ante la falta de perspectivas de rentabilidad.
UPA ha pedido a la industria y la distribución españolas que reaccionen, que defiendan junto con los productores un sector lácteo sostenible para nuestro país y que tengan en cuenta la subida de los costes de producción derivados de la alimentación, la sanidad animal, el bienestar animal, el cambio climático y el cuidado del medio ambiente.
La organización también ha denunciado a lo largo del presente año la necesidad de mejorar las herramientas para la contratación en el sector lácteo, ya que este sistema se ha convertido en un aliado para la industria que impone contratos a largo plazo con un precio fijo, con lo cual, el sector permanece al margen de la evolución real de los mercados. La publicación, en marzo de 2019 del RD 95/2019, por el que se establecen las condiciones de contratación en el sector lácteo y se regula el reconocimiento de las organizaciones de productores y de las organizaciones interprofesionales en el sector, va a permitir corregir este desequilibrio.