Horacio González Alemán. Profesor. San Telmo Business School.
«Un contexto complejo por delante». Por Horacio González Alemán.
En las últimas semanas la actualidad agroalimentaria ha venido marcada por la reacción del mundo agrario frente a la coyuntura actual y por las medidas reclamadas por el sector, las que se proponen y las que puedan venir por parte del Gobierno.
Desde Bruselas, lo único que se ha incorporado al debate son las noticias en relación con el Marco Financiero Plurianual (MFP) que, en su formulación actual, augura un recorte de dos dígitos para la Agricultura, cediendo terreno como prioridad hacia otras políticas que empujan desde atrás, como son la seguridad, la inmigración, la agenda digital,…etc.
Pero en Bruselas se está cociendo mucho más. Ya, en diciembre, nos anunciaron el Pacto Verde Europeo («Green Deal«), una iniciativa política de gran calado, que pretende llevar a la UE hacia un nuevo modelo económico basado en la sostenibilidad y la neutralidad en carbono en 2050.
Desde ya podemos decir que este año 2020 y el próximo 2021 verán aparecer iniciativas legislativas en materia de cambio climático – la agricultura no se excluye- , de economía circular – envases y residuos, plásticos, reducción de pesticidas, fertilizantes, antibióticos,..- , en materia de finanzas – apoyo a las actividades sostenibles-,…un auténtico «reseteo» de la economía, como lo define la Comisión Europea.
También estamos pendientes de que se presente la derivada agroalimentaria del «Green Deal«, la denominada «Estrategia de modelos agroalimentarios sostenibles» – «From Farm to Fork»– que, según todo indica, abordará , además de los aspectos ya mencionados, una nueva normativa para hacer el modelo europeo más seguro, saludable y sostenible.
Es difícil obviar lo que vemos todos los días: fenómenos climáticos cada vez más extremos, así como un modelo lineal – extraer , transformar, consumir y tirar- que esté en el límite y que pide hacerse circular. Europa es consciente y, por eso, propone esta batería de medidas que nos obligan a cambiar los planteamientos y a largo plazo nos deben llevar a un modelo mejor.
Pero el problema, una vez más, es que se nos atraganta la historia y los acontecimientos se superponen de tal manera que son difíciles de digerir.
Amplia revisión
No hemos entrado aún en la nueva PAC, cuando ya nos dicen que los nuevos Planes Estratégicos Nacionales habrán de incluir criterios de cambio climático y de sostenibilidad, y se revisan desde los insumos, pasando por los métodos de producción, los procesos de transformación, la logística y la comercialización,…hasta las preferencias del consumidor. No hay fase que no se vaya a revisar dentro de nuestro modelo agroalimentario.
La cadena agroalimentaria nacional no debiera perder de vista todo lo que se nos echa encima desde Bruselas. Vamos a tener tiempo para trabajar la avalancha, porque todos sabemos que los «tempos» o plazos de Bruselas no son cortos y, lo que es más importante, el sistema nos permite participar activamente en los debates y orientarlos.
En cualquier caso, tendremos que meter algo de cordura en el proceso, analizarlo a fondo para llevarlo a la realidad y amortiguar sus efectos, como también digerir su impacto teniendo en cuenta la economía real.
Así que se nos acumula el trabajo. Además de la coyuntura nacional, inmediata, tendremos que prestar atención a lo que nos viene de Bruselas, un proceso más largo, pero no menos importante. No vaya a ser que los arboles no nos dejen ver el bosque…