Por Miguel Ángel Mainar.
La Comisión Europea ha presentado su visión para la agricultura y la alimentación hasta 2040. En la edición en papel de AgroNegocios se pueden encontrar los principales mensajes que el comisario Christophe Hansen quiso dejar al respecto en su visita a España y buena parte de las reacciones inmediatas que estos provocaron en diversas organizaciones.
La Comisión Europea ha presentado su visión para la agricultura y la alimentación hasta 2040. En la edición en papel de AgroNegocios se pueden encontrar los principales mensajes que el comisario Christophe Hansen quiso dejar al respecto en su visita a España y buena parte de las reacciones inmediatas que estos provocaron en diversas organizaciones.
En general, dijo lo que el sector quería oír, así que la visión ha dejado, por el momento, buen sabor de boca, fundamentalmente porque difumina las amenazas del Pacto Verde Europeo, porque apuesta por proteger a los agricultores y ganaderos de las prácticas desleales y de la competencia desigual con los productores de terceros países, porque promete una simplificación importante de la PAC y de otras normas que afectan al sistema agroalimentario, porque se compromete a dialogar sin fin y porque, en definitiva, asegura que la agricultura y la alimentación van a estar en el centro de las grandes políticas estratégicas de la Unión Europea.
¿Quién podría oponerse a semejante horizonte? Por ahora, nadie o casi nadie. Otra cosa es que tampoco nadie haya dado garantías de que la visión vaya a convertirse en realidad, lo que, claro, abre la puerta de la incertidumbre.
Como se ha valorado de una forma generalizada, incluyendo al propio comisario y otros portavoces de la Comisión Europea, todo está condicionado a lo que ocurra con el Marco Financiero Plurianual (MFP), es decir, con el presupuesto de la UE, todavía desconocido e infinitamente más condicionado por el contexto geopolítico mundial que nunca. ¿Habrá dinero para financiar tan ilusionante visión? Mientas no se sepa, el documento, en las interpretaciones más escépticas, es papel mojado.
El MFP es pues el primer escollo a salvar. Pero aun cuando el presupuesto sea favorable, se pueden apuntar algunos otros problemas que sin duda surgirán. ¿Seguirá la PAC igual? Porque, aunque la visión no se circunscriba a la PAC, no cabe duda de que esta será el principal soporte sobre el que verificar las buenas intenciones de la Comisión.
Hansen dijo que no es necesario cambiar muchas cosas, como se ha hecho en otros momentos, así que es probable que sigamos con dos pilares y que sea el primero, el de las ayudas directas, el que siga mandando. ¿Dónde quedarán en este caso las ambiciones de competitividad y resiliencia, de hacer un sector atractivo y preparado para el futuro? La inyección en vena, ya lo hemos podido comprobar, no es el mejor incentivo de la competitividad.
¿Querrá el sector desviar fondos hacia el segundo pilar (si sigue la nomenclatura actual) u otras políticas de mejora estructural? Y si el sector no quiere, ¿se atreverán a hacerlo los ministros y sus gobiernos? Podemos aventurar que por esta parte la puerta está cerrada.
Por tanto, el problema no es si habrá o no presupuesto, sino qué se va a hacer con este. Si se sigue aplicando de manera injusta y con no pocas ineficiencias, la visión habrá sido un bonito sueño de primavera.