El Ministerio de Agricultura considera que la denominación de la figura del "agricultor genuino" será clave a la hora de recibir la ayuda básica a la renta y otras ayudas directas del primer pilar de la futura Política Agraria Común (PAC), así como las ayudas a zonas con limitaciones naturales del segundo pilar.
¿Qué porcentaje de ingresos agrarios son significativos para ser considerado «agricultor genuino» en la futura PAC?
En principio, para el MAPA el «agricultor genuino» es «aquel para el que los ingresos de la actividad agraria suponen una cantidad significativa con respecto a lo que suponen sus ingresos totales.»
Algo similar, aunque un paso más allá, de lo que se define como «agricultor activo» ahora: «sus ingresos agrarios distintos de los pagos directos suponen, al menos, el 20% de sus ingresos agrarios totales en el periodo disponible reciente (regla 80-20) o en alguno de los dos periodos impositivos inmediatamente anteriores o, en caso de no cumplirlo, que puede demostrar que asume el riesgo empresarial de la explotación y realiza la actividad agraria en las parcelas que declara en su Solicitud Única, o en la solicitud de ayudas directas en el caso del POSEI de Canarias.» (artículo 12.3 del RD 1075/2014, de 19 de noviembre).
Para el Ministerio, la definición del porcentaje final que suponen los ingresos agrarios sobre los ingresos totales para ser calificado como «agricultor genuino» debe tener también en cuenta la importancia y el papel social y medioambiental que juega la agricultura a tiempo parcial en amplias zonas de España.
De ahí que el porcentaje de ingresos agrarios sobre los ingresos totales, que ha propuesto a las CC.AA. para definir la figura de «agricultor genuino», esté entre el 20-30%, es decir entre una quinta y casi una tercera parte del total, y no sea más elevado, con el fin de que entre los receptores de la ayuda básica a la renta y de otras ayudas directas no se quede al margen el colectivo dedicado a la agricultura o a la ganadería a tiempo parcial.
Se trata, según fuentes consultadas, de un porcentaje que podría ser aceptable, a pesar de que algunos colectivos defienden una mayor diferenciación mayor, en beneficio de los agricultores más «profesionales», que serían aquellos cuyo tiempo de trabajo en la actividad sea de al menos la mitad del total o algo más y, además, vivan en el medio rural.