La jornada debate “El valor estratégico del sector agroalimentario: antes y después de la pandemia”, organizado por la Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS) y la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA) ha tenido lugar en el marco de la última edición #FruitAttraction2021, donde expertos de la cadena agroalimentaria han resaltado con datos y opiniones el peso estratégico y la resiliencia del sector con el fin de que los consumidores sean cada vez más conscientes e interioricen que detrás de los alimentosse erige un sector productor esencial.
Tecnología e innovación para apuntalar el valor estratégico del sector agroalimentario
“El sector agroalimentario va ganando peso en términos de valor añadido, 8,9% en la precrisis y 9,7% ahora pospandemia, un aspecto que hay que resaltar, como que va ganando peso también comparativamente en la UE, con un superávit comercial que creció un 25,4% y unas exportaciones que aportan el 20,4% del total de ventas exteriores de España, lo que sitúa a nuestro país como cuarta economía exportadora comunitaria”, destacó Ricardo García Lorenzo, subdirector de Innovación Agroalimentaria de Cajamar y director de Cajamar Innova a colación de las conclusiones del “Observatorio sobre el sector agroalimentario en el contexto europeo. Informe 2020”.
Para García Lorenzo, “somos conscientes del potencial que tenemos y nos lo ha demostrado la pandemia. Si analizamos los datos pormenorizadamente llegaremos a la conclusión de que es estratégico a nivel país y la apuesta debe ser la tecnología y la innovación para que el sector sea cada vez más estratégico y dinámico”.
El análisis que refleja el estudio “El futuro del sector agrícola español”, realizado por PwC España, es muy positivo. “Tenemos elementos fuertes, aunque también amenazas, y sobre todo oportunidades, por lo que la estrategia de futuro deberá basarse en la triple sostenibilidad económica (productividad), social (equilibrio y cohesión territorial) y medioambiental (los recursos de hoy y del futuro)”, según Jordi Esteve, director de PwCSpain. Como palancas para asegurar el peso estratégico del sector ha señalado la digitalización, la tecnología y la sanidad vegetal, “pero en cualquier caso, es importante dotarnos de herramientas e implementarla ya”.
El vicepresidente de la Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS), Juan Ignacio Senovilla, explicó que comparte el valor estratégico del sector agroalimentario, argumentado con datos de los informes presentados en la jornada, pero subrayó que no todo es valor económico.“Los agricultores hemos sido los autores de una verdadera transformación en España, al pasar el peso de los alimentos en la cesta de la compra del 40% a un 10-15%, liberando recursos que se destinan al gasto en otros sectores. Además, el sector agrario crea empleo y fija población en los pueblos. En España se producen alimentos de calidad, suficientes y con los más estrictos controles”.
Pese a ello, el sector se enfrenta a grandes desafíos como “es competir con el resto de Europa, el Pacto Verde Europeo, que impone limitaciones de herramientas para producir alimentos, y el cambio climático, que no afecta igual a todos los países europeos, desde luego no como a nosotros”, añadió Senovilla, quien conminó a la Comisión Europea a realizar un estudio de impacto con datos sociales y económicos previo a la adopción de cualquier medida en la Estrategia “De la Granja a la Mesa”.
Por su parte, Luis Martín, jefe del Dpto. Técnico de FEPEX, resaltó que “antes de cualquier medida concreta de reducción de herramientas, en concreto de sanidad vegetal, sería necesario hacer un estudio de impacto. Existen ya algunos informes que ya apuntan hacia una pérdida de productividad. Para el sector de frutas y hortalizas, la innovación es el verdadero desafío que tenemos y las estrategias que proponen limitaciones deberían venir también acompañadas de inversiones estratégicas.»
En esta línea, el sector de Sanidad Vegetal también se inclina por que se sustancien fondos para la innovación. “Nosotros sí invertiremos en ello de aquí a 2030”, subrayó el director de AEPLA, Carlos Palomar, quien reiteró una vez más en un esfuerzo conjunto y coordinado del sector agroalimentario con la Administración para avanzar con una estrategia de futuro, a la vez que ha pedido flexibilidad en los cambios propuestos desde Bruselas. “Nos hemos quedado con el mensaje que se puede seguir produciendo igual si limitamos los medios y esto podría no ser así. El sistema está hiperregulado, imponiéndose el principio de precaución del que se hace abuso y nos hace renunciar a nuevas soluciones o a otras antiguas con perfiles muy buenos”.
En clave de cadena agroalimentaria, Víctor Yuste, director general de Foro Interalimentario, destacó que el sector ha reaccionado muy bien a la situación impuesta por el COVID-19. Es fundamental que exista visión de cadena de valor y la colaboración entre todos los eslabones. “Si hubiera fallado algún eslabón, habría sido crítico y, sin embargo, el suministro ha estado siempre garantizado, fruto de la profesionalidad, competitividad y eficiencia de toda la cadena. Debemos apoyarnos más en la ciencia y que aquellos que nos regulen también tomen decisiones basadas en ello”.
Sobre la valoración del consumidor sobre los diferentes eslabones de la cadena agroalimentaria, Manuel Martín, asesor y gestor de Proyectos de la Federación UNAE, detalló conclusiones sobre el último estudio de los hábitos de consumo que realizan: “El consumidor se daba un 4,2 puntuación, y a productores y distribuidores por encima de 5 punto. Esto sí refleja un cierto reconocimiento por parte de los consumidores”. Para Martín, el consumidor está atomizado y las preferencias personales son el segundo criterio; el primero, la calidad y el tercero el precio. En términos de futuro, la digitalización también será el siguiente reto para los consumidores.