La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina inauguró hoy, en la sede del Ministerio, la jornada “Olivar y Cambio Climático”, organizada en colaboración con la Interprofesional del Aceite de Oliva de España, para conocer de primera mano las implicaciones específicas del cambio climático para el olivar y la respuesta que se están dando en materia de mitigación y adaptación ante los futuros escenarios de cambio que se avecinan.
Tejerina: «La capacidad como sumidero del cultivo del olivar permitirá avanzar hacia una economía baja en carbono»
En esta jornada García Tejerina ha subrayado que la agricultura puede ayudar a combatir eficazmente el cambio climático, contribuyendo a fijar carbono de la atmósfera en los suelos y la biomasa. En particular, la capacidad como sumidero de carbono del cultivo del olivar permitirá avanzar hacia una economía baja en carbono.
Por lo tanto, la ministra entiende que el sector agrario, que genera alrededor del 11% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España, debe avanzar en la identificación de medidas de mitigación, que refuercen su competitividad y sostenibilidad.
La jornada ha contado con la asistencia del secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra; el director general de Producciones y Mercados Agrarios, Fernando Miranda; y representantes de organizaciones, asociaciones sectoriales, empresas, centros de investigación y administraciones.
En relación con la lucha contra el cambio climático, García Tejerina ha destacado la respuesta mayoritaria a la convocatoria de Naciones Unidas para la firma del Acuerdo de París, hace unas semanas en Nueva York, suscrito por 196 países. Para la ministra, este Acuerdo supone el inicio de un nuevo modelo de desarrollo bajo en carbono, “algo imprescindible si queremos evitar que el calentamiento global afecte gravemente a las condiciones de vida de las personas y a las actividades económicas de todo el planeta”.
En el caso de España, la ministra ha puesto en valor las distintas iniciativas puestas en marcha, que generan actividad económica baja en carbono y crean empleo sostenible, “lo que nos sitúa ya en la senda del cumplimiento de nuestros compromisos a 2020”. Además, García Tejerina ha asegurado que ya se trabaja en la hoja de ruta 2030 para reducir las emisiones de los sectores difusos.
Por otra parte, García Tejerina ha comentado cómo la variedad de climas y suelos hace que España disponga de condiciones para albergar casi todas las producciones, lo que significa una gran fuente de riqueza dentro y fuera de nuestro país. De ahí la necesidad de evitar un cambio en las condiciones climáticas que puedan alterar sustancialmente, en cantidad o calidad, nuestros actuales patrones de cultivo. Para la ministra, esto es especialmente importante en el caso de los cultivos más relevantes para la economía del sector, como el olivar, el viñedo o las frutas y hortalizas.
De esta forma, recientemente se celebró una jornada específica donde se presentó el certificado Wineries for Climate Protection, que demuestra el compromiso del sector vitivinícola en la lucha contra el cambio climático y a favor del desarrollo sostenible. Y en el caso del olivar, donde España es la primera potencia mundial en producción de aceite de oliva y aceituna de mesa, su cultivo es fuente de empleo y riqueza de numerosas poblaciones, además de contribuir a la protección de la biodiversidad y de los suelos frente a la erosión.
En este sentido, la ministra ha apuntado que la jornada de hoy va a servir para compartir experiencias y debatir, tanto desde el punto de vista científico como planteando medidas aplicables a este sector, que pongan de relieve el papel de su cultivo ante el cambio climático.
En particular, García Tejerina se ha referido al desarrollo de una metodología, a nivel europeo, para el cálculo de la huella de carbono y la huella ambiental en el aceite de oliva, lo que permitirá transmitir a los consumidores el valor de la contribución del cultivo del olivar a la mejora del medio ambiente.
Por último, la ministra ha afirmado que la lucha contra el cambio climático requiere la colaboración de todos. Para ello, “es necesario encontrar soluciones colaborativas, cooperativas y coordinadas, a todos los niveles”, tanto de aquellos que intervienen en el proceso de producción y elaboración, como del mundo de la investigación.