LA UNIÓ de Llauradors denuncia que Turquía y Egipto acaparan, en lo que llevamos de año, prácticamente todas las alertas sanitarias por residuos de pesticidas en importaciones de cítricos que se han detectado en la Unión Europea, tanto por superar el límite máximo (LMR), como por emplear sustancias no autorizadas a nivel comunitario, como el “clorpirifos” o el “metil clorpirifos” para luchar contra las plagas o el “prochloraz” para tratamientos poscosecha.
Turquía y Egipto copan las alertas sanitarias en la UE por los cítricos importados desde esos orígenes
Por otra parte, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denunció el debate del martes 13 en el Senado sobre la lucha contra el Cotonet de Sudáfrica, por la falta absoluta de acción política a todos los niveles para prevenir la llegada de esta plaga a la citricultura valenciana en 2009, para luego haberla eliminado en los pocos campos en que se había extendido y donde fue detectada y, por último, para ofrecer a los agricultores herramientas de control verdaderamente eficaces.
En el informe de los meses transcurridos de 2021 de la RASFF -la Autoridad de la Comisión Europea para las Alertas de Seguridad en Alimentos- se indica que hay un total de 109 envíos rechazados en frontera de alertas o de seguimiento e información, de los cuales 92 provienen de Turquía; 12 de Egipto (la mayoría en marzo y abril cuando inició el grueso de sus exportaciones a la UE) y 3 de China. Muchas de estas detecciones son calificadas, además, por la RASFF como decisión de riesgo serio.
Los rechazos de los inspectores oficiales comunitarios se producen por superar las naranjas, mandarinas y limones el LMR permitido o por haber sido tratadas con sustancias activas que están prohibidas en la UE por su alta toxicidad y/o por ser poco respetuosas con el medioambiente, como el “clorpirifos” o el “metil clorpirifos”, cuyo uso ha prohibido la Comisión Europea a los citricultores europeos.
La Unió señala que, por ejemplo, la frecuencia de los controles en frontera que obliga la UE para las mandarinas de Turquía -sobre todo en Bulgaria, donde cruzan en camión para acceder a la UE- es de solo el 5% de los lotes y del 10% para las naranjas, por lo que cabe sospechar que entra mucha fruta a los mercados europeos con LMR altos o sustancias prohibidas.
Según esta organización agraria, esto supone un grave problema para la seguridad alimentaria y la salud, al tratarse de unos umbrales de inspección y control muy bajos para registrar ese volumen tan alto de rechazos en frontera y, por eso, “no se entiende cómo los productos agrícolas, producidos en la Unión Europea deben cumplir con unos estándares muy exigentes e ir adaptándose a las exigencias de la nueva política “De la granja a la mesa” y, mientras tanto, se observa cada vez más alertas sanitarias en las producciones de países terceros, a los que habría que cerrar su entrada sin las garantías suficientes de cumplir con los estándares europeos.
Con estos nuevos datos en la mano, la Unió insiste de nuevo en que “debe haber una homogeneización de los estándares de producción europeos con los procedentes de países terceros, desde los aspectos fitosanitarios, hasta los sociales o democráticos”.
Hasta que esto no se cumpla, añade esta organización agraria, deberían suspenderse las importaciones de productos de países terceros, que no cumplan las normativas comunitarias.
La Unió insta a los consumidores que comprueben el origen de la fruta para consumir cítricos europeos en general y valencianos en particular.
El secretario general de esta organización agraria, Carles Peris, considera que “el Gobierno español y el ministro de Agricultura, Luis Planas, debería elevar la voz en Bruselas para evitar que se permitan aquellas importaciones que incumplan la normativa comunitaria en materia fitosanitaria, laboral o de apoyo a la mujer, entre otras. En concreto, “el ministro Planas debe dejar de mirar de una vez para otro lado y defender a los citricultores valencianos”.
Recientemente, la Unió de Llauradors ya denunció la actitud intolerable de Turquía, al no ratificar el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, o el comportamiento intolerablemente machista del presidente turco Erdogan con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Pero, también el caso de Egipto, país que no cumple con los convenios internacionales del trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al prohibir el reconocimiento oficial de los sindicatos independientes y el pluralismo sindical.
Falta de acción política
Por su parte, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia el debate del martes 13 en el Senado sobre la lucha contra el Cotonet de Sudáfrica, por la falta absoluta de acción política a todos los niveles para prevenir la llegada de esta plaga a la citricultura valenciana en 2009, para luego eliminarla en los pocos campos, donde fue detectada y, por último, para ofrecer a los agricultores herramientas de control verdaderamente eficaces.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, señaló que “el alcance tan catastrófico que este Cotonet, procedente de las importaciones citrícolas de Sudáfrica, está provocando en nuestras cosechas es consecuencia de la incompetencia de las distintas Administraciones públicas y de su escandalosa negativa para atender debidamente las demandas que desde el sector agrario les hemos ido trasladando”.
AVA-ASAJA lleva muchos años advirtiendo de la necesidad de adoptar inspecciones en los países de origen y de establecer un cuerpo único de aduanas en los puertos de entrada europeos, como medidas imprescindibles, a fin de evitar la introducción creciente de plagas y enfermedades de cuarentena, así como de investigar y poner a disposición de los productores suficientes productos alternativos a las materias activas suprimidas por motivos de salud humana y de medio ambiente, que resulten sostenibles pero igual o más eficaces.
Aguado matiza que “en este momento, únicamente sería factible mantener la autorización, con carácter excepcional, del “Clorpirifos” y de otras sustancias contra el Cotonet de Sudáfrica para el mercado nacional, pero si queremos enviar nuestros cítricos más allá de los Pirineos, destino donde exportamos más del 90% de la cosecha, debemos tener claro que en ningún otro país de la Unión Europea podrían detectarse residuos del Clorpirifos y similares, porque rechazarían los pedidos. Por tanto, hay que medir muy bien las consecuencias”.
Junto con las organizaciones agrarias de la UE, Cristóbal Aguado expuso en su día estas reivindicaciones de sanidad vegetal en el Grupo de Trabajo sobre Cuestiones Fitosanitarias del COPA-Cogea, en reuniones continuadas con eurodiputados de los principales grupos políticos y en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo.
Aguado, además, entregó en Bruselas exhaustivos informes con todas estas conclusiones a la Dirección General de Sanidad y Consumidores de la Comisión Europea.
En este sentido, AVA lamenta que “grupúsculos de agricultores de Castellón fueron ayer por libre a Madrid para llamar la atención y buscar su momento de gloria, pero solo los incautos sin memoria pueden pensar que este acto intrascendente sirve para solucionar algo. En la Comunitat Valenciana hay organizaciones profesionales agrarias con representatividad en España y la Unión Europea, que estamos defendiendo desde hace mucho tiempo esta injusticia en todos los foros de decisión política y, por sentido de la responsabilidad y porque tenemos la razón, vamos a seguir haciéndolo en beneficio de todos los agricultores y ganaderos”.