Yara está presente en esta edición Fruit Attraction, donde está realizaando varias presentaciones en su stand, situado en el pabellón número 8 de Ifema. Entre ellas se encuentra una sesión para la prensa donde la marca ha reafirmado su compromiso con la cadena de valor del sector alimentario, dando respuestas a un consumidor cada vez más exigente.
Yara reafirma su compromiso con la cadena de valor del sector agroalimentario
La charla ha corrido a cargo de Margarita Sánchez, directora de Marketing de Yara Iberian, y Crystel Monthean, directora de la Cadena de Valor de la marca. Ambas han hablado de los retos que tiene Yara para poder complacer a un consumidor cada vez más exigente, entre los que se encuentran la seguridad alimentaria y la contaminación medioambiental, así como unas propiedades organolépticas de la máxima calidad, todo ello sin perjudicar la rentabilidad del agricultor.
Por ello, Yara diseña productos de menor contenido de elementos nocivos, que favorecen la reducción de la huella de carbono y proporcionan alimentos con mejores propiedades organolépticas. Además, se hacen controles constantes de la calidad del producto a la vez que se establece una mayor trazabilidad.
«En el nivel medioambiental, usam0s tecnología catalítica que reduce la huella de carbono hasta en un 40%», explica Monthea. «Se trata de utilizar estas tecnologías junto a unas buenas prácticas agrícolas», matiza la directora de la Cadena de Varlor. De la misma manera, Yara garantiza la trazabilidad de todos sus productos, así como los máximos estándares de calidad.
La clave de esto se sitúa en usar materias primas de calidad. «Tenemos que entender las necesidades de las plantas en cada estado. Aunque haya un proceso químico para transformar ese fertilizante, todos los productos que se han usado para fabricarlo son naturales», afirma Monthean.
El fin de todo este proceso es obtener alimentos saludables y sanos. Además, Yara hace un balance entre la mejora de calidad y el coste que estos productos tienen para el agricultor, ya que sin una rentabilidad, no son útiles.
Margarita Sánchez ha sido la encargada de ilustrar con ejemplos este compromiso por la apuesta en la cadena de valor de los alimentos. Uno de los estudios presentados se ha hecho en torno al tomate de industria, uno de los cultivos que más nutrientes demandan . De esta manera, primeramente se analizó el suelo con la herramienta Megalab, a partir de la cual se creó un plan de abonados específico.
Tras la cosecha, en un primer estudio, el resultado ha sido un aumento en la producción de un 11%, según afirma Sánchez. Además, el peso medio del tomate ha incrementado un 3,5%, el número de tomates comercializables es un 2% mayor y el de tomates en mal estado ha descendido un 15%.
Estudios como estos se han realizado en otros cultivos como el brócoli, donde se ha demostrado una rentabilidad de un 14% más que con un plan de abonados tradicional. En un futuro, la compañía espera poder ofrecer estos servicios a todos los cultivos.