El incremento en la prolificidad y productividad numérica de la cerda ha supuesto el incremento de lechones nacidos vivos con un bajo peso y de la mortalidad perinatal. Por ello, debemos interesarnos por la nutrición de la cerda hiperprolífica como estrategia para mejorar la mortinatalidad y mejorar el bienestar animal. En este artículo se presenta los resultados de la influencia de la incorporación de ácidos grasos omega-3 en la dieta sobre los parámetros productivos de la cerda y el crecimiento de la camada hasta el destete.
Eudald Llauradó-Calero, Rosil Lizardo, David Torrallardona, Enric Esteve-Garcia y Núria Tous. Institut de Recerca i Tecnología Agroalimentaries (IRTA), Nutrició Animal, Mas Bover, Crta. Reus-El Morell km 3.8, 43120 Constantí (Tarragona); eudald.llaurado@irta.cat, nuria.tous@irta.cat
Eudald Llauradó-Calero, Rosil Lizardo, David Torrallardona, Enric Esteve-Garcia y Núria Tous. Institut de Recerca i Tecnología Agroalimentaries (IRTA), Nutrició Animal, Mas Bover, Crta. Reus-El Morell km 3.8, 43120 Constantí (Tarragona); eudald.llaurado@irta.cat, nuria.tous@irta.cat
El progreso genético y la generalización del uso de líneas de cerdas hiperprolíficas juntamente con las mejorasen el manejo, han supuesto un incremento notable de la productividad numérica de las cerdas. Según datos del banco de datos referencia del porcino español (BDporc, www.bdporc.irta.es ), el tamaño de camada ha aumentado de 12.7 a 16.0 lechones por camada entre 2010 y 2020. No obstante, este incremento se ha visto acompañado por la reducción del peso de los lechones al nacimiento y, consecuentemente, del incremento de la proporción de lechones nacidos con menos de un kilogramo de peso vivo.
De este modo, los lechones nacidos en camadas numerosas se caracterizan por ser menos vigorosos, tener una capacidad de termorregulación deficiente, y presentar dificultad es para conseguir una ingesta temprana y adecuada de calostro, lo que conlleva menores probabilidades de supervivencia. De este modo, el incremento del tamaño de la camada se ha visto igualmente acompañado por un incremento del 5 % de la mortinatalidad, alcanzando un 15 % del total de la camada.
Atendiendo al reto que esta problemática supone para el sector, ha surgido un gran interés por el desarrollo de estrategias nutricionales capaces de impactar positivamente en las cerdas hiperprolíficas para optimizar el crecimiento de los lechones durante la lactancia (o hasta el destete) y con ello reducir la mortalidad nacimiento-destete. Entre estas, se encuentra la incorporación de ácidos grasos omega-3 en los piensos para cerdas.
Durante las dos últimas décadas, muchos estudios han evaluado el efecto de los ácidos grasos poliinsaturados en las dietas para cerdas y su relación con la mejora de la productividad numérica de la cerda. No obstante, y tal y como se indica en la revisión de Tanghe y De Smet (2013), existen recomendaciones dietéticas para el uso de ácidos grasos omega-6 (por ejemplo, el ácido linoleico), pero no para los omega-3.
¿Pero qué impacto podría suponer la incorporación de fuentes ricas en ácidos grasos omega-3 en las dietas para cerdas? Algunos estudios sugieren que estos pueden tener efectos sobre el rendimiento de las propias cerdas, la duración de la gestación, el tamaño y características de la camada y el crecimiento del lechón pre-destete. Sin embargo, su incorporación en las dietas para cerdas presenta cierta controversia, y es que mientras algunos estudios recientes recomiendan un mínimo de omega-3 en la dieta de las cerdas modernas para optimizar el crecimiento de los lechones (Rosero et al., 2016) (Skrzypczak et al., 2015), otros no reportan ningún efecto (Smit et al., 2015a,b).
Por este motivo, en el Programa de Nutrición Animal del IRTA planteamos este estudio con el objetivo de evaluar el impacto de los ácidos grasos omega-3 en la eficiencia productiva de la cerda y el crecimiento de los lechones pre-destete.