En los próximos años la ganadería en general, y la porcina en particular, tiene que afrontar grandes retos relacionados con el uso de antibióticos. Las restricciones para el uso profiláctico o metafiláctico de los antimicrobianos, la prohibición del uso del óxido de zinc y el compromiso del Green Deal para reducir en un 50% el uso de antibióticos en ganadería antes de 2030, hacen necesario el desarrollo de alternativas eficaces. En este artículo se analiza la eficacia de un procedimiento en el que se emplea un pienso fermentado con una cepa de Ligilactobacillus salivarius, durante un periodo de dos años, evaluando sus efectos sobre diversos parámetros microbiológicos y bioquímicos, así como su impacto sobre la salud pública y los principales indicadores de producción de la granja.