Isabel Casasús1 y David López-Carbonell2. 1 Unidad de Producción y Sanidad Animal, Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) - Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2). 2 Asociación de Estudiantes de Ciencia Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza.
La profesión veterinaria ante los retos de la ganadería extensiva
Isabel Casasús1 y David López-Carbonell2. 1 Unidad de Producción y Sanidad Animal, Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) – Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2). 2 Asociación de Estudiantes de Ciencia Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza.
La ganadería extensiva es aquella que hace uso ganadero de una base territorial y cuya alimentación se basa en el aprovechamiento de recursos pastables. Su papel multifuncional es bien reconocido en escalas que van desde lo global a lo local, por su contribución tanto económica como social y ambiental.
En España, aunque su papel económico es hoy menor que el de la ganadería intensiva (especialmente la porcina), se trata de una actividad que se da en territorios muy distintos, siendo incluso en algunos de ellos la única actividad económica viable.
Por su amplia distribución en el medio rural contribuye al mantenimiento de la población y el tejido social en zonas donde hay pocas alternativas laborales a la agricultura. A la vez, es crucial su papel en la conservación de los valores ambientales en estas zonas, cuyo paisaje es fruto del pastoreo de los rebaños y la actividad ganadera, que hoy contribuye a la prevención de riesgos como la erosión o los incendios. En las últimas décadas se ha observado en nuestro país un declive de la ganadería extensiva, especialmente la ovina, por su menor competitividad ante sistemas más especializados y productivos.
Los actuales sistemas ganaderos se enfrentan a diversos retos (Dumont y cols., 2014): por un lado, han de ser eficientes para alimentar a una población mundial creciente, compitiendo en un entorno global; por otro, deben reducir los impactos negativos en el medio, no depender de recursos utilizables para la alimentación humana y ser robustos y capaces de responder en un contexto de cambio. Ante esta circunstancia, la mejora de la competitividad de la ganadería extensiva pasa por incrementar su eficiencia productiva y potenciar a la vez su papel como generadora de efectos positivos en el medio.
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