Cultivo de frutales en invernadero como modelo de producción sostenible

El establecimiento de plantaciones frutales en invernadero constituye un modelo productivo innovador que permite extender las áreas de producción de determinados productos, que no sería posible producir al aire libre en nuestras condiciones, obtener el producto en épocas más favorables para su venta modificando los ciclos de cultivo y mejorar los rendimientos y la calidad de la cosecha frente al cultivo al aire libre.

Cultivo de frutales en invernadero como modelo de producción sostenible

Juan José Hueso Martín. Estación Experimental Cajamar (El Ejido, Almería)

La intensificación sostenible consiste en el desarrollo de nuevos modelos de producción intensivos que permitan producir alimentos en cantidad suficiente para abastecer a una creciente población mundial, y hacerlo de forma segura y sostenible. Estos sistemas de producción están basados en el uso eficiente de los recursos, priorizando la economía circular e incorporando las nuevas tecnologías y herramientas digitales. En definitiva, incrementar los rendimientos y la productividad de los cultivos optimizando los recursos disponibles.

El cultivo en invernadero de productos hortofrutícolas desarrollado en Almería es un ejemplo de este modelo intensivo y sostenible. La introducción de nuevos productos de alto valor que pueda contribuir a diversificar la producción es imprescindible para mantener la viabilidad del sistema.

Los conocimientos generados en tecnología de invernaderos (control de clima, diseño de estructuras, materiales de cubierta, etc.), el continuo desarrollo de técnicas de cultivo (control del riego y la fertilización, cultivo sin suelo, control biológico, etc.) y la industria auxiliar desarrollada para ofrecer estos servicios, junto con la situación actual del sector de la fruticultura, en fase de reconversión, buscando alternativas y herramientas para ser más competitivo, abren el camino a la diversificación con la producción de frutas bajo invernadero.

 

Un modelo productivo innovador y eficiente

Mango

El establecimiento de plantaciones frutales en invernadero constituye un modelo productivo innovador que permite:

1)        Extender las áreas de producción de determinados productos, que no sería posible producir al aire libre en nuestras condiciones.

2)        Obtener el producto en épocas más favorables para su venta modificando los ciclos de cultivo.

3)        Y mejorar los rendimientos y la calidad de la cosecha frente al cultivo al aire libre.

Así es posible aumentar la cartera de productos, incluyendo por ejemplo frutas tropicales y exóticas, ampliar los calendarios de producción y facilitar un suministro estable con frutos de calidad, premisas claves para acceder a los mercados con éxito.

Este sistema de cultivo reduce las necesidades de riego, mejorando la eficiencia en el uso del agua y fertilizantes, facilita el control de malas hierbas y puede reducir la incidencia de plagas y enfermedades y por tanto el uso de fitosanitarios y herbicidas.

Es por tanto un hecho que el cultivo de frutales en invernadero puede contribuir a cumplir los objetivos que plantea la Estrategia de la Granja a la Mesa, que promulga del Pacto Verde europeo, de reducir el consumo de agua, fertilizantes y pesticidas. Además, el invernadero protege al cultivo frente al viento, la lluvia, el granizo y los golpes de sol, eventos meteorológicos adversos cada vez más frecuentes en el contexto de cambio climático en el que nos encontramos.

 

Situación actual en España

El cultivo protegido de frutales no es algo nuevo. Ya en el siglo XVII en Francia se cultivaban frutales en invernadero como la piña tropical, la palmera datilera o el naranjo, en macetas móviles que situaban en invernaderos en invierno y sacaban al exterior en primavera. Posteriormente, a inicios del siglo XX aparecen en Inglaterra huertos comerciales con frutales en invernadero cultivados en macetas.

Sin embargo, el cultivo protegido de frutales está aún muy restringido en la actualidad. En la cuenca mediterránea, una de las principales áreas de cultivo protegido, las hortalizas son la principal opción y los frutales sólo ocupan un reducido porcentaje de la superficie total. En Japón, por el contrario, el cultivo de frutales en invernadero supera en superficie a los cultivos hortícolas y de flor y en China, esta orientación se ha incrementado espectacularmente en los últimos 20 años.

Níspero

En España, según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (MAPA, 2020), existen alrededor de 6.100 ha de frutales en invernadero, cifra que se eleva a 16.500 ha si se considera el cultivo de la fresa y arándano. Canarias es la principal región, con el 62 % de la superficie total, seguida por Andalucía con un 37 %.

El principal frutal cultivado en invernadero en España es la platanera producida exclusivamente en Canarias, donde su cultivo en invernadero se inició a finales de los 70. En la actualidad existen alrededor de 3.100 ha, que suponen la mitad de la superficie total. En segundo lugar, está el frambueso, del cual se cultivan bajo túnel alrededor de 2.100 ha, todas ellas en Andalucía. En Canarias también se cultivan en invernadero otros cultivos frutales como la piña y la papaya, con una superficie 141 y 368 ha respectivamente, y el mango con 123 ha.

En Andalucía se cultivan también en invernadero mangos, papayas y nísperos. Las estadísticas no recogen la superficie de cultivo protegido bajo malla, frecuente en Alicante para el níspero japonés, o el cultivo semiforzado bajo malla o cubiertas plásticas que se da de manera bastante generalizada para la producción de uva de mesa en la Región de Murcia. El cultivo incipiente de la pitaya también se realiza bajo cubiertas de plástico y malla y se está extendiendo por Andalucía, Murcia y la Comunitat Valenciana.

Con superficie aún muy reducida, y en algunos casos a un nivel solo experimental, en Cataluña y Murcia se está empezando a cultivar cerezo y melocotonero en invernadero, con el objetivo de obtener cosechas muy precoces que redunden en altos precios.

 

Condicionantes para el cultivo bajo abrigo de especies frutales

Los frutales son especies cultivadas de carácter perenne; esto es, cultivos que permanecen sobre el terreno largo tiempo. Esto implica que el frutal cultivado en invernadero permanece ‘a priori’ bajo abrigo ininterrumpidamente todo el año. Esta circunstancia plantea dificultades de manejo, especialmente durante el verano, pues las elevadas temperaturas durante el estío afectan muy negativamente al desarrollo del frutal bajo invernadero.

Para eliminar, o al menos paliar en parte, estas dificultades las estructuras deben diseñarse de modo que la cubierta plástica pueda retraerse durante las épocas de más calor, incluso si la cosecha que se persigue anticipar aún no ha alcanzado la maduración. Idealmente las estructuras invernadas deben disponer de mecanismos automatizados de apertura y cierre de la ventilación, con consignas establecidas en función al óptimo para el cultivo, que permitan maximizar el adelanto fenológico que se consigue durante el invierno y primavera.

Pitaya

El empleo de una cubierta plástica durante el invierno también plantea dificultades para los frutales de zonas templadas que precisan de cierta cantidad de frío invernal (requerimientos de horas-frío) para el correcto abandono del reposo invernal. En ausencia del suficiente frío invernal, las yemas permanecen en reposo a la espera de que el invierno pase lo que desemboca en una brotación escasa e irregular. Por todo lo anterior, los frutales de zonas templadas cultivados en invernadero deben permanecer expuestos a las temperaturas bajas exteriores, antes de cubrir con plástico o cerrar el invernadero.

El cultivo bajo plástico se puede plantear solo donde el precio de la fruta permite asimilar el incremento en costes que supone la estructura invernada frente al cultivo al aire libre. Frutales de amplio cultivo y elevada productividad al aire libre tienen más difícil el éxito comercial. Con el mismo objetivo de alcanzar mayor rentabilidad y una más rápida recuperación de la inversión es también conveniente la selección de plantas de reducido tamaño, que permitan su mantenimiento en estructuras de menor altura y coste. Siendo, por el contrario, más complicado el manejo de frutales de elevado vigor.

También resulta más atractivo el cultivo de especies de ciclo corto, especialmente con variedades precoces (frutales de hueso o uva de mesa) porque la cubierta plástica se ha de mantener por menos tiempo gracias a su recolección temprana.

Un último aspecto que destacar para el éxito comercial del cultivo protegido de los frutales sería la rápida entrada en producción. Un cultivo que tardara más de 4-5 años en alcanzar las primeras producciones difícilmente justificaría una estructura invernada.

 

Contenidos de esta newsletter

En los siguientes artículos se va a analizar de forma más detallada el cultivo protegido de diferentes grupos de especies frutales:

Frutas tropicales: papaya, pitaya y pasiflora.

Frutas subtropicales: níspero japonés y mango.

Frutales mediterráneos: uva de mesa e higuera.

Frutales de zonas templadas: melocotón y cerezo.

Para cada cultivo se presenta el interés y los objetivos específicos que se plantean con el cultivo en invernadero, el material vegetal más utilizado, las estructuras, el manejo y técnicas de cultivo específicas requeridas y los resultados obtenidos de diversas experiencias.

 

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